Berlia Beneric Salazar Hernández, estudiante de la segunda generación de la Maestría en Ciencias Biológicas (MCB), adscrita a la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana (UV), asistió a la Universidad de Costa Rica (UCR) para un taller sobre mixomicetos, lo cual reforzó su tema de investigación y le permitió valorar la importancia de que los jóvenes se interesen por estudiar lo microscópico, pues la atención ha sido acaparada por lo macroscópico.
La joven desarrolla una investigación cuyo campo de estudio es un área del Cofre de Perote, trabajo que es pionero en la entidad y tiene determinada similitud con el que realizó Carlos Rojas Alvarado, científico de la UCR-sede del Atlántico –junto con otros colegas– en aquella región en 2010. Por tales motivos, éste la invitó, con financiamiento incluido, al taller ya citado, que se desarrolló del 23 de mayo al 1 de junio.
Cuando Berlia le envió el protocolo de investigación, Rojas Alvarado le contestó que le llamó la atención el hecho de que la investigación considere el gradiente altitudinal. “Estaría muy bien probar la hipótesis que tú estás planteando, contra la que yo he planteado a lo largo del tiempo”, le dijo el científico.
El tema de investigación de Berlia lleva por título “Diversidad de mixomicetos en un gradiente altitudinal del bosque de abies religiosa”. Ésta es una conífera de la familia de las pináceas, un árbol comúnmente llamado oyamel que se presenta en altitudes que oscilan entre los tres mil 200 o tres mil 600 metros, por ello es endémica del Cofre de Perote.
Para la entrevistada, debido a la distribución altitudinal de esta especie de abeto (pino), es posible encontrar diferentes patrones de diversidad de los mixomicetos. Por ello, plantea como una posibilidad el que en el transcurso de la investigación encuentre una nueva especie o compruebe que el gradiente altitudinal ejerce un efecto sobre las comunidades de mixomicetos.
El tema es poco estudiado y, de acuerdo con sus palabras, hay una problemática a nivel mundial con respecto a los mixomicetos: “No hay muchas personas que muestren interés, por el simple hecho de que su ciclo de vida no es como el de los animales o las plantas; es muy rápido, consiste en días o semanas. Son microscópicos en un inicio, pero después los podemos ver y miden algunos cuantos milímetros, incluso centímetros.
”Nosotros tratamos de dar difusión para que más personas o jóvenes puedan ser los futuros mixomicetólogos. Creo que ahora tengo un compromiso para ejercer la ecología de mixomicetos aquí, en México.”
Este interés científico fue detonado por accidente en un laboratorio del Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada de la UV. Recordó que en el proceso de elaboración de cámaras húmedas con semillas de ricinos, tales sistemas se contaminaron y en consecuencia apareció un plasmodio, una de las etapas de desarrollo de los mixomicetos.
Ahí surgió la curiosidad, se documentó sobre los organismos y determinó que sobre ellos desarrollaría su investigación. Los describe como “bonitos”, los compara con “dulces” o “algodones de azúcar”, es más, “tienen formas chiquitas, colores llamativos y estructuras que los hacen novedosos”, pero sobre todo, “en un futuro pueden tener alguna aplicación biotecnológica, como reguladores de comunidades bacterianas”.
Explicó también que varios artículos científicos proponen que los mixomicetos sirven como indicadores de salud de ecosistemas, incluso hay estudios que plantean la posibilidad de que puedan servir para la generación de biocombustibles.
Karina de la Paz Reyes Díaz/Prensa UV