Con la transición de gobierno estatal en puerta nos viene a la cabeza cómo se dió ese proceso administrativo cuando el hoy gobernador saliente, Miguel Angel Yunes Linares, era quien llegaba con la bandera de la alternancia y el cambio a tomar las riendas del estado por dos años; cuantos puntos en común y cuantos puntos de contraste hay, por eso como dicen los sabios hay que conocer la historia para no volver a cometer los mismos errores.

En aquel fin del 2016 Flavino Ríos era gobernador, Javier Duarte andaba de pelada y el ánimo de la sociedad veracruzana estaba a tope por todas las ofertas, incumplidas muchas, que Yunes hizo durante la campaña. Pero el hecho más curioso, entre muchos, fue la toma de palacio de gobierno por parte del panyunismo, el PRD y demás, con el pretexto de hacer una protesta para obligar  Flavino Ríos a pagar las deudas con ayuntamientos de todo el estado, incluso hubo munícipes del PRI durante las protestas. Un hecho prácticamente sin precedentes y en el que se dio a conocer la fortaleza del nuevo equipo que llegaría al gobierno, incluso muchos morbosos como un servidor dijimos que el que mostraba músculo ere Miguel Angel Yunes Márquez como alcalde de Boca del Río con una importante convocatoria a medios y actores políticos de ese momento, incluso Ricardo Anaya hizo camping una noche acompañando el sueño de Chikiyunes.

Durante la curiosa toma del palacio vimos tomar café y chopear galleta a muchas y muchos de los hoy funcionarios yunistas, desquitando el puesto y compartiendo cobijita hombro a hombro como un equipo unido, aguerrido, en pleno sacrificio, buscando la justicia a pesar de la incomodidad de pernoctar fuera de casa; el ánimo no decaía, habían risas, se contaban anécdotas, se hacían chaquetas mentales sobre su futuro como prósperos servidores públicos, se tomaban selfies a cada rato, tenían el porvenir asegurado.

En el contexto de esa transición también sufrieron los habitantes de la ciudad y quienes utilizaban las vialidades diariamente, recordemos que costructores y empresarios transportistas cerraban casi diariamente la entrada a Xalapa por el lado norte, en el tramo que conecta Banderilla con la capital. Fueron días de sufrirle, de que gran parte de la ciudadanía no pudiera llegar al trabajo, a clases, a citas médicas, días de alto riesgo porque en las enormes filas de autos permanecían pipas de PEMEX llenas de combustible. El ambiente de incertidumbre era gigantesco antes un gobierno saliente inoperante frente a las demandas populares, en contraste a esos soldados azules que firmes mantenían sitiado el palacio duartista, tanto el de la calle Enríquez como la Casa Veracruz, donde el lujo era la principal carácterística de esa propiedad que diera techo a varios gobernadores con sus familias. Por cierto ¿para qué se ocupará hoy la casa Veracruz?, porque durante el gobierno yunista  la han equipado con nuevas cámaras de seguridad y antenas de telecomunicaciones, ¿qué cuidan?

Estamos a unos cuantos meses de que el gobierno bianual termine y el proceso de entrega está por comenzar, administrativamente hablando, el contexto es parecido al de finales del 2016, siguen las deudas a empresarios, sigue la inseguridad, el cambio de gobierno nuevamente es de alternancia. Al menos, en declaraciones públicas, Miguel y Cuitláhuac muestran apertura para reunirse y comenzar a trabajar en el proceso, a nivel goubernamental de manera interna ya realizan acciones al respecto pero de parte del gobernador electo no vemos, hasta ahora, un equipo de transición que sanamente ayudaría en la revisión de las cuentas, porque una vez firmando de recibido todo lo que esté mal se le puede achacar al nuevo titular del ejecutivo y su equipo, no creo que se den ese lujo y esperamos que pronto empiecen a operar y tomar las riendas del puesto que la sociedad les otorgó.

Esperamos que el gobierno saliente, la administración Yunista, deje al menos un buen sabor de boca en el proceso de cambio, dejar la batuta a quienes llegan y sanamente seguir en sus asuntos políticos o particulares; lo hecho, hecho está, las barbas a remojar.