El poder tiende a corromper y el poder
absoluto corrompe absolutamente
Lord Acton
La buena noticia es que en el pasado proceso electoral, en efecto, los mexicanos pudimos votar con libertad por quien se nos pegó la gana. La mala noticia radica en la forma en que se han venido acomodando los resultados al término del conteo definitivo y saber si efectivamente eso es lo que los mexicanos queremos.
Sin duda, si Franz Kafka aun viviera, sería el mayor de los demócratas -el término kafkiano se usa generalmente para describir situaciones insólitas por absurdas e temerarias-. Es difícil encontrar casos en el mundo como lo que se presentó en México el domingo primero de julio.
Si bien lo más visible de la elección ha sido el triunfo absoluto de Andrés Manuel López Obrador y su partido, tras de sí hay una serie de situaciones que ponen a prueba la eficacia y sensatez de la democracia en México: candidatos que desde la cárcel ganan una elección, partidos que aun perdiendo su registro nacional se convertirán en fuerzas políticas muy importantes en las Cámaras, ciudadanos que no tienen la mínima experiencia en el gobierno ni en la actividad legislativa, la purificación de personajes que representan los más oscuro del régimen que la gente decidió echar a la basura y la cancelación de un verdadero proceso de ciudadanización de la política, sólo por citar algunas.
Paradójicamente, los mexicanos votamos masivamente en contra de los excesos del poder –quiénes ocuparán la Presidencia y la Gubernatura de Veracruz lograron un número de votos nunca antes visto-, para concentrarlo en una sola persona y en un solo partido. Nuestros nuevos gobernantes no tendrán contrapeso algunos; gozarán de la libertad de hacer todo lo que necesiten para que las cosas salgan bien… o para que se cometan cualquier cantidad de abusos.
De tal forma, en un acto de absoluta libertad democrática, hastiados del poder hegemónico, hemos festinado traer de regreso a la presidencia imperial, y con ella, desempolvar las reliquias del priismo cavernario: el partido de Estado, el carro completo, el besamanos, las “fuerzas vivas”, los “telegramas urgentes”, la historia oficial –¿alguien se atreverá a contradecir al Presidente?-, la “ponderación de la crítica” –le censura, pues-, los fiscales carnales –ya tenemos a la vista al primero-, como ayer expresó con genialidad Calderón en su cartón dominical de Reforma.
Y en medio de este huateque electoral, es necesario referir el escenario que se nos presenta en la cotidianeidad.
Por ejemplo, gracias a la magnificencia de Morena, los Partidos del Trabajo (PT) y Encuentro Social serán la tercera y cuarta fuerza legislativa en el Congreso federal aun cuando perderán su registro. Lo mismo pasará con el Partido Verde, Movimiento Ciudadano y posiblemente con el Partido de la Revolución Democrática.
Dicho de otra manera, el próximo Congreso federal tendrá más de 180 diputados –el equivalente a más de un tercio- que pertenecen a partidos ¡que ya no existirán!, y por tanto, su afinidad y pertenencia política mudarán de acuerdo a sus intereses y no el de los electores. En todo caso, esto sólo fortalece la presencia de Morena como mayoría más que absoluta.
¿Y qué decimos de los casos de Morelos? En Cuernavaca, Morena ganó con 30% de los votos, pero sin candidato, porque días antes de la elección, el Tribunal Electoral canceló la candidatura de José Luis Gómez Borbolla, ‘El Choche’, aunque su nombre no fue borrado de las boletas. El cargo de alcalde en Cuernavaca deberá asumirlo el suplente, Francisco Antonio Villalobos Adán, cercano a Graco Ramírez y enemigo de Cuauhtémoc Blanco.
Además, Alfonso Miranda Gallegos, preso desde mayo pasado por delincuencia organizada y secuestro, ganó la alcaldía de Amacuzac, Morelos, con el 57.3% de los votos. Resulta que tras ser arrestado, el tío de El Carrete, líder de Los Rojos, nunca fue sustituido como candidato de Juntos Haremos Historia. Sin candidato en una ciudad y proponiendo a un delincuente en otra, Morena se llevó carro completo en ese estado.
Y no faltará el glamour y entretenimiento. Más de 10 actrices, actores, comediantes, deportistas profesionales, participantes en reality shows y periodistas contendieron en la elección de este año por algún cargo de elección popular.
Gracias a nuestra singular democracia el actor y stripper Sergio Mayer será diputado por la CDMX como también el actor y cantante Ernesto D’Alessio en Nuevo León; y el exboxeador Erick ‘El Terrible’ Morales, que iría a la Cámara Baja por Baja California. También veremos en San Lázaro a la ganadora de Nuestra Belleza Nayarit y segundo lugar de Nuestra Belleza México, Geraldine Ponce.
Y en el Senado estará la periodista Lily Téllez, de la coalición Juntos Haremos Historia, en fórmula con Alfonso Durazo. El nuevo alcalde de Coyoacán será el ex futbolista Manuel Negrete quien hizo la hombrada de ganar a la actriz María Rojo de Morena. Y Por ahí andan otras perlas.
Antes como ahora, la democracia nos ha dado la misma lección: nos sirve para presumir libertades, pero hasta ahora, muy poco para gobernarnos con decencia.
Las del estribo…
- Hasta hace un par de semanas, aún en la víspera de la elección, Cuitláhuac García era libre de tomarse un café o bailar desenfadadamente como un ciudadano común. Ya como gobernador elector, padece el agobio del poder y de los miles de zalameros que encuentra a su paso. Su vida ha cambiado para bien. Ojalá y tenga la capacidad de hacer lo mismo con los veracruzanos.
- Decenas de políticos arribistas y sin experiencia llegaron al gobierno y al Congreso local; persiguieron a los ex funcionarios al tiempo que lastimaron y ofendieron a la burocracia. Fueron los carniceros del efímero régimen que se apaga. En breve les tocará ser las reses de una administración que les tiene guardadas muchas deudas pendientes.