¡O sea, wee, yo no pronuncio nombres aztecas, wee, o sea, qué corriente!
–Chopenjawer fresa
En las últimas horas han trascendido diversas informaciones con respecto a qué pasaría en Veracruz o todavía puede ocurrir.
En la pasada entrega se comentaba que los Yunes de Boca del Río son conocidos por obstinados y que venderían su salida del poder (si es que ceden) de manera muy cara. Versiones desde el Altiplano cuentan que el gobernador quiso hablar con el Presidente, pero éste ni siquiera le atendió la llamada.
Se comenta, por ejemplo, que una de las chicanadas más comunes es que el gobernador podría hacer nombramientos a largo plazo o contratar créditos muy elevados para así dejar sin maniobra al próximo gobernador Cuitláhuac García Jiménez. En una de esas, como a Duarte, se le ocurre basificar a todo el personal que incluyó en nómina.
Pero vamonos más para atrás: fuentes bien informadas del primer círculo del poder, indican que quien insistió en que se debería impugnar la elección fue el propio gobernador Yunes Linares y esa insistencia le costó un pleito con su hijo el candidato.
Arturo Reyes Isidoro, uno de los columnistas más leídos de Veracruz, retoma también un episodio que aquí se transcribe, justo en los momentos en que se hacía el conteo de votos: «El domingo cuando se cerraron las casillas y se tuvieron los resultados de acuerdo a las actas de los partidos, hubo el intento del Palacio de que el OPLE retrasara el informe preliminar del resultado a efecto de que hubiera tiempo de maniobrar, y se pedía que se sostuviera la versión de que los porcentajes estaban muy cerrados, que prácticamente había un empate técnico. Ante la demora y los titubeos, alguien de Morena reportó a la capital del país lo que estaba pasando. Entonces vino una llamada telefónica de la Ciudad de México. Era de la Secretaría de Gobernación. Se ordenaba al consejero presidente Alejandro Bonilla Bonilla que respetara escrupulosamente el resultado y que sin demora lo diera a conocer; que él sabía si obedecía al Palacio de Gobierno o al Palacio Nacional. El hombre procedió entonces. Se produjo una gran molestia entre los azules perdedores».
Otra versión indica que efectivamente, unos pocos días antes de la elección, consejeros del OPLE en Palacio de Gobierno se habrían reunido con el gobernador y el secretario de Gobierno, Rogelio Franco Castán. En algunos puntos de la capital veracruzana, vieron incluso a gente cercana a Rogelio Franco «planchando» a funcionarios del OPLE que se mantenían reacios a participar en este megafraude.
El día de la elección, y viendo que los resultados no eran favorables para el PAN, pusieron en marcha un plan para acortar la distancia entre Yunes Márquez y Cuitláhuac al 3% para poder irse a reconteo de votos y ganar en la mesa. El problema era que la distancia en puntos porcentuales era muy amplia y eso es lo bueno de cuando los ciudadanos salen a votar copiosamente, pues te podrán mover hasta 3 o 4 puntos porcentuales, pero no más allá.
Y es que en esos momentos de los conteos, información desde el búnker de Yunes Márquez en Boca del Río daba cuenta que el hijo del gobernador había perdido por 13 puntos, pero inexplicablemente se redujo sólo a 5.
Una hipótesis de cómo se redujo la brecha podría radicar en el distrito de Pánuco, donde habría qué revisar actas de la elección federal y local; basta recordar que MORENA iba avanzando bien en esa región, pero por la noche el resultado se revirtió a favor del PAN. Hay versiones dignas de crédito de que a punta de pistola sacaron a ciudadanos para ir a votar; tenían el padrón e iban checando por casilla electoral quien faltaba de ir a votar de cada domicilio y lo mandaban a buscar.
El diario Reforma comenta también sobre el pleito que tuvieron padre e hijo en su edición de este martes: «Fuentes del PAN en Boca del Río afirmaron incluso que hubo un distanciamiento entre Yunes Márquez y su padre, el Gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, que duró unas horas».
Según el diario, posteriormente tuvieron una reunión en Boca del Río donde se fraguó una impugnación a la elección estatal, acusando al OPLE de Veracruz «de prestarse a un supuesto fraude para beneficiar a García, abanderado de Juntos Haremos Historia. En esa reunión estuvo el Fiscal General del Estado, Jorge Winckler, afirmaron panistas, quien participó en la elaboración de la estrategia legal».
No obstante, habría cabido más sensatez en Yunes Márquez, quien a diferencia de la propuesta de su padre de impugnar, éste le desobedeció y finalmente este martes salió –a medias– a reconocer que los números no le favorecían.
Y es que, reacio a mencionar el nombre de Cuitláhuac (no le vayan a salir granitos en sus castos labios) se limitó a decir: «Hoy, con el 100% de las actas en nuestro poder, puedo confirmar que la votación de los veracruzanos no nos fue favorable en la elección para Gobernador del Estado. En democracia, debemos respetar la voluntad de los ciudadanos sea cual sea (…) Por el bien de Veracruz, le deseo el mayor de los éxitos al próximo Gobernador y que esté a la altura de lo que demandan y merecen las familias veracruzanas».
El asunto es que al mismo tiempo en que Yunes Márquez daba su mensaje y se esperaba el anuncio de una impugnación, en ese momento Andrés Manuel López Obrador se reunía con el presidente Enrique Peña Nieto en Palacio Nacional.
Y es que ya sin protección federal, y con Yunes Linares de salida, el gobernador sabe que a partir de ahora sólo es una especie de figura decorativa; todos van a entenderse y a reportarse con el nuevo mandatario y la administración entrante; estos meses por venir sólo son de trámite para cerrar el changarro que apenas duró un año y unos cuantos meses.
Por eso quería perpetuarse a través del hijo, pero el electorado le pintó mocos.
Una versión en sentido contrario
Existe otra versión que entre los jarochos es más creíble precisamente por el conocido carácter explosivo y berrinchudo del derrotado Yunes Márquez: que fue él quien perdió el piso en plena campaña y se trabó en desacuerdos con su padre el gobernador en la manera en que debía conducir la campaña.
Fuer Yunes Linares quien en las últimas horas tuvo que convencerlo de salir a aceptar su derrota para evitar que detonara un problema mayor que los metiera en problemas hasta con el Altiplano, porque era más importante el bosque que el árbol.
Total que el que supuestamente quería pleito legal, impugnación y toda la cosa habría sido Miguel Jr., pero el viejo lobo de mar que es el papá lo impidió.
Cosas de la experiencia.
NOTA PARA PEGAR EN EL REFRI: Vaya cinicazo salió el dirigente del PAN en Veracruz y asiduo a los tablesdances, Pepe Mancha, quien admitió ser dueño de cinco empresas que se beneficiaron con más de 70 millones de pesos a través de contratos de distintas instancias de gobierno, que corresponden a licitaciones de obras públicas y convenios publicitarios en los ejercicios fiscales 2017 y 2018. La información la tiene el portal E-Consulta… ¡Pa’ vato desvergonzado y que desfachatez!
OTRA NOTA: En México, López Obrador dijo al periodista Javier Alatorre que podría hablar con el ex priista José Antonio Meade y hasta podría haber una colaboración; en Veracruz, ya sabe como somos de mitoteros, pero en aras de la reconciliación no es mala idea: podría sumarse Pepe Yunes y en una de esas hasta el ex procurador general de la república Ignacio Morales Lechuga al nuevo gabinete de Cuitláhuac… Why not?
LA ÚLTIMA PORQUE SE ME VA EL ADO: Este 3 de julio se cumplieron 63 años de que las mexicanas salieron a las urnas a ejercer su derecho al voto por primera vez en comicios federales. Los precursores del voto femeninos fueron los presidentes veracruzanos Miguel Alemán Valdés y Adolfo Ruiz Cortines, pero fue éste último quien instauró de manera definitiva la igualdad en rango constitucional.