Prefacio.

Pepe Yunes no se anduvo por las ramas: Asumió la responsabilidad de los resultados (“devastadores”, los calificó) de la jornada electoral del pasado domingo. *** Tras reconocer que la tendencia de la elección no le favorecía a él, sino al candidato de la coalición “Juntos haremos historia”, Cuitláhuac García Jiménez, Pepe Yunes planteó que Veracruz debe emprender lo más pronto posible un proceso de reconciliación, “pues si no hay unidad entre todos los veracruzanos difícilmente se podrán resolver los problemas de seguridad, de desigualdad y económicos, que deben trascender el tema electoral y comprenderse como de la mayor importancia en la agenda pública del estado”. *** “Nunca antes habíamos tenido una elección tan adversa y esto obliga a que el partido replantee agenda, método y modelo para seguir siendo una opción y una alternativa frente a la sociedad veracruzana”, afirmó. *** “En este sentido, lo que tengamos que aportar y, en primera persona, lo que tenga que aportar para que el Partido Revolucionario Institucional tenga claridad en su oferta, cercanía frente a la gente y siga siendo la opción de desarrollo que demanda Veracruz, lo estaré haciendo sin titubeos y sin escatimar absolutamente ninguna acción”. *** Una demostración de congruencia, de madurez, que otros no tuvieron.

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Se entiende.

No se justifica, pero se entiende la actitud del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares (y, por consecuencia, de su hijo, el hoy derrotado candidato a la gubernatura). Todo su proyecto político, todo su proyecto de vida, estaba respaldado en la eventual victoria del “cachorro”. Sin ese requisito, sin la prolongación de su proyecto monárquico a por lo menos ocho años, nada de lo que hayan planeado en el ámbito político se va a concretar.

Es por eso que el gobernador tardó casi 20 horas desde que cerraron las casillas para dar su reporte sobre lo ocurrido el domingo.

Bien dicen que una fotografía dice más que mil palabras, y la gráfica captada por Miguel Ángel Carmina (Fotover) en la que se puede observar a Miguel Ángel Yunes Linares, sentado, solo, abatido, consultando su celular, es el mejor editorial que se pudo haber hecho de la jornada electoral del pasado domingo.

Este lunes el gobernador cuidó mucho sus palabras, nunca admitió que su vástago hubiera sido derrotado y se concretó a repetir su embuste aquel, de que ni él ni su gabinete intervinieron en el proceso electoral. Por supuesto aprovechó para señalar que esas prácticas las hacían “antes”, los gobiernos priistas.

Ninguna mención a los cientos de miles de despensas repartidas durante el período electoral; ninguna palabra de la “mañana de asueto” para que alumnos y maestros del sistema escolar del estado pudieran ver el partido de la Selección Mexicana; ni la menor referencia a la campaña mediática para exhibir una supuesta orden de aprehensión contra la esposa de Javier Duarte, o la captura de quien fuera el primer Fiscal General de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras.

Dijo que su gobierno “no se metió” en las elecciones, pero desde sus oficinas surgieron las llamadas para actores políticos que se mostraban renuentes a sumarse al proyecto de su hijo. Se les amenazaba con “expedientes” en el Orfis o hasta en la Fiscalía: “Tú sabes que el jefe no juega con esas cosas. En Pacho Viejo están los ejemplos de que cumple sus amenazas”.

Y los políticos tienen familia, y entienden que los códigos que aprendieron en el camino, hoy ya no sirven de nada. Hoy es uno solo el que manda en Veracruz y lo hace sin miramientos. O se suman a él, o se sumen en un calabozo.

Es muy conocida aquella regla de vida que señala que para corregir un problema, lo primero que se debe hacer es admitir su existencia. Una vez que se confirmó el resultado de la elección, los candidatos y sus estrategas se deben dar a la tarea de analizar los aciertos y las fallas, pero de nada servirá ese ejercicio en el gobierno estatal y en el equipo de campaña de Yunes Márquez, si no se parte de admitir que se equivocaron, que pecaron de soberbios, que se asumían con el poder económico y con el poder político y que nadie podría estar por encima de ellos.

Pues además resulta que con el fin de conseguir la candidatura para su hijo, Miguel Ángel Yunes Linares le juró lealtad a Ricardo Anaya, pero a sus espaldas buscó tender puentes con Enrique Peña Nieto, asumiendo que “el enemigo de mi enemigo, es mi aliado” y que, por lo tanto, si ambos estaban interesados en descarrilar a Andrés Manuel López Obrador, podrían unir fuerzas.

Ese “coqueteo” no pasó desapercibido en el equipo de campaña de Ricardo Anaya, y la factura la tienen lista, para el momento en que inicie el proceso de reestructuración del PAN.

Fue, sin lugar a dudas, una derrota muy cara, tanto en lo económico, como en lo político.

Ya Miguel Ángel Yunes Linares se ha levantado de otras caídas, pero ninguna hebría sido tan severa como esta. No sólo está en juego su proyecto político. Podría, incluso, hacerle compañía a Javier Duarte en la cárcel.

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Epílogo.

La supremacía de Morena no sólo fue patente en la elección presidencial y en la de gobernador de Veracruz. Las cifras del PREP anticipan que el partido de Andrés Manuel López Obrador conseguirá mayoría absoluta en el Senado, en el Congreso federal y, en Veracriuz, también en el Congreso local. Un “carro completo” que no se veía desde los tiempos de “la plenitud del pinche poder”. *** Por encima de las presiones del gobierno estatal, el ayuntamiento de Xalapa envió a la academia de policía de Puebla a un primer contingente de 42 aspirantes a integrar el curpo de seguridad municipal. El alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero  atestiguó la partida de los aspirantes a conformar el cuerpo de Policía Municipal de Xalapa y explicó que se están cumpliendo los requisitos que marca el Sistema Nacional de Seguridad Pública. Los aspirantes pasarán por un período de capacitación y acreditación de cinco meses, para estar en condiciones de incorporarse a ese cuerpo policiaco. El objetivo del Ayuntamiento es incorporar a 400 elementos antes de que concluya este año. *** Persiste la violencia en el sur de la entidad. Este lunes el conductor del taxi número económico 4345, de Coatzacoalcos, fue asesinado a balazos cuando circulaba en su automóvil por la avenida General Anaya, de la colonia Constituyentes.

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