Coatzacoalcos, Ver.- Estudiantes de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI), sede Las Selvas, obtuvieron el primer lugar dentro del certamen de tesis de licenciatura en el XI Congreso Mexicano de Etnobiología celebrado en Morelia, Michoacán.
La tesis ganadora se denomina “El algodón nativo (istáichka’ y koyóichka’): patrimonio biocultural de las mujeres nahuas de Mecayapan, Veracruz”, realizada por Esmeralda Campos Vásquez, Yanet González Gutiérrez y Félix González Ramírez, alumnos de la Licenciatura en Gestión Intercultural para el Desarrollo (LGID), asesorados por el académico Carlos Ávila Bello.
El profesor explicó que el interés de elaborar la tesis con este tema surgió de un taller que se realizó en Ocotal Chico, donde se manifestó que el conocimiento acerca del cultivo del algodón istáichka’ y koyóichka’ (algodón blanco y castaño) estaba desapareciendo pues sólo se cultiva en traspatios.
Yanet González comentó que enfrentaron dos retos importantes: el primero, es que no se tiene un pleno conocimiento en la región acerca de la importancia del algodón nativo (istáichka’ y koyóichka’); el segundo, es que el conocimiento acerca de esta planta se concentra en un grupo de seis mujeres, pero especialmente en las de mayor edad. Recalcó que “el desinterés de los jóvenes y de las propias artesanas hace que se pueda olvidar y perder de la memoria colectiva”.
Los estudiantes explicaron que el algodón nativo se considera como patrimonio biocultural de las mujeres nahuas porque es una planta domesticada y conservada por los pueblos originarios de la región, la convertían en hilo y de esa manera elaboraban ropa, fajas, refajos, blusas, manteles, rebozos y caminos de mesa.
“Los conocimientos se han transmitido de generación en generación y pueden contribuir, junto con otras plantas, a la autosuficiencia de las artesanas, por tal motivo nos interesamos en su rescate”, comentó Esmeralda Campos.
Carlos Ávila señaló que se estableció un vínculo con un grupo específico de artesanas del municipio de Mecayapan para promover el diálogo de saberes en torno al cultivo, conservación, uso y mejoramiento del algodón nativo.
“Las principales aportaciones en la elaboración de esta tesis es que se registraron e implementaron los conocimientos tradicionales del algodón nativo; de esta manera se pueden difundir los resultados del proceso de investigación vinculada con el grupo de artesanas, ya que es importante preservar los conocimientos tradicionales y reconocerlos como patrimonio biocultural de las mujeres nahuas.”
Cabe señalar que en el proceso se logró establecer una milpa agroecológica en la que se asoció el algodón con el maíz y el frijol negros. “A través de selección masal se escogieron las plantas y semillas de algodón con mayor rendimiento para ser cultivadas en el siguiente ciclo agrícola y con ello sentar las bases para el logro de la autosuficiencia en la producción de algodón, maíz y frijol negros”, recalcó Félix González.
Respecto al premio obtenido el académico señaló que “demuestra que los jóvenes de pueblos originarios siguen interesados no sólo en conservar el patrimonio biocultural, sino en acrecentarlo y mejorarlo, como han hecho sus antepasados”. Además, se integraron de manera excelente para hacer un trabajo interesante y muy completo.
Al hablar de por qué se considera al algodón nativo como patrimonio biocultural de las mujeres nahuas explicaron que este concepto da reconocimiento y derecho a los herederos de los pueblos originarios. Por la estrecha relación que tienen con el entorno, han generado conocimiento que ha permitido la domesticación y mejoramiento de las especies nativas.
Detallaron que en el caso que se estudió, la memoria biocultural está concentrada principalmente en una sola persona, la artesana Francisca Hernández Pérez de 55 años, mujer indígena nahua. Ella compartió su conocimiento con los estudiantes y con sus compañeras artesanas del grupo Xochitepetl, pertenecientes a Mecayapan.
“Es importante mencionar que a pesar de que no todas las artesanas sabían realizar la producción tienen recuerdos de familiares o de vecinos que realizaban esa actividad. Es por eso que son importantes los conocimientos que se resguardan ya que de ello depende que la diversidad biológica siga siendo parte de su identidad cultural.
Cecilia Escribano Reyes/Prensa UV