Nadie en sus cabales puede reprocharle al gobernador Miguel Ángel Yunes el amor filial que siente por sus hijos; aunque todo mundo cuestione que en el colmo de ese amor, le quiera heredar al mayor la gubernatura de Veracruz.
Pero ¿qué buen padre heredaría a su vástago una casa con deudas, ruinosa, insegura y con vecinos violentos?
A quien gane la gubernatura, incluido su hijo, Yunes le va a entregar una entidad hecha un desastre.
De acuerdo con el diario Reforma, de los nueve estados donde se elegirá gobernador, Veracruz es el que peor herencia dejará a quien tome las riendas a partir del 1 de diciembre. En la actual administración -dice Reforma- no se ha reducido la deuda, tampoco el desempleo y mucho menos la violencia.
El diario dio a conocer que hasta el primer trimestre de este año, el 51.5% de los veracruzanos con ingreso laboral, no pudieron comprar con su sueldo los productos de la canasta básica. En ese renglón están peor que hace ocho años cuando el 49.1% de la población padecía el problema.
Hace unos días escribí que nadie que tenga un empleo formal gana solamente el salario mínimo en Veracruz. Me apoyé en un dato bastante atrasado y por ello ofrezco una disculpa. De acuerdo con Reforma, en la administración de Yunes Linares el 23.1% de los veracruzanos que trabajan viven con un salario mínimo al día. Es decir, dos de diez trabajadores ganan menos de 100 pesos diarios.
En 2011 Veracruz tenía el 65.35% de informalidad laboral, pero en 2017 alcanzó el 69.1% y el octavo lugar a nivel nacional.
La inseguridad, brutal. Son tantos los ejecutados que dejaron de ser noticia.
¿Ese es el estado que le quiere heredar el gobernador a su hijo? Sí, así es.
Y para ello ha echado mano del presupuesto, las promesas, el chantaje, las amenazas y las mentiras. Pero éstas se están saliendo de control.
Horas después de que la PGR lo pusiera en ridículo al desmentir la presunta orden de captura con fines de extradición contra Karime Macías, el gobernador voló a Houston, concretamente a Woodlands para desde ahí, hacernos entrega de una mansión de más de un millón de dólares y unas oficinas que pertenecieron a Javier Duarte y su banda.
Un lujo la mansión, en el fraccionamiento más lujoso de Texas y uno de los más lujosos de Estados Unidos, dijo el señor.
“Como gobernador me comprometí a hacer justicia y este es un acto de justicia. Hoy esta casa ya no la van a disfrutar los corruptos. En lugar de estar aquí, quien era el dueño, está en la cárcel. Vengan, los invito a que la conozcamos. Entren conmigo a recuperar esta propiedad que hoy es de los veracruzanos” agregó desde un video.
Pero al día siguiente Ciro Gómez Leyva le echó abajo el teatro. Woodlans no es el barrio más elegante de Texas y la casa no es de los veracruzanos, está en litigio. Tampoco es de Javier Duarte sino de la esposa del ex secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita y está lejos de costar un millón de dólares, dijo el periodista.
Ante las evidencias la prudencia exigía guardar silencio, pero Yunes Linares no la conoce y le cantó la bronca a Ciro al que le exigió un espacio en su programa de radio “para ponerlo en su lugar”.
Como era de esperarse, Gómez Leyva reiteró que Woodlands no es el fraccionamiento más lujoso de Texas y ni siquiera se encuentra entre los 20 más ostentosos. Pero además contraatacó: “Si el gobernador quiere pelear que busque a Andrés Manuel o a Cuitláhuac, que seguramente lo tienen muy nervioso. Pero se va en contra mía… está alterado”.
Y es verdad, Yunes está alterado porque ni 80 mil acarreados en el cierre de campaña de su hijo, ni las mentiras le están dando resultado.
El mundo idílico que con tanto tesón construyó en estos meses amenaza con derrumbarse la noche del 1 de julio, porque todo indica que el sprint final por la gubernatura será entre José Yunes y Cuitláhuac García.
¿Quién triunfará? La moneda está en el aire.
Lo que sí es cierto es que quien gane Veracruz heredará una casa en ruinas.