Durante su campaña proselitista en busca de la gubernatura, Miguel Ángel Yunes Linares prometió a los empresarios que les pagaría el adeudo que el gobierno de Javier Duarte había contraído con ellos. Eso sí, dijo que revisaría con lupa los contratos por montos estratosféricos de algunas empresas, porque gran parte de esos montos no empataban con los servicios que, se supone, brindaron al Estado.
Y nadie objetó.
Pero cuando llegó a la gubernatura simplemente los dejó chiflando en la loma.
Meses después y ante la insistencia de los hombres de negocios, MAYL declaró que siempre sí les iba a pagar, pero dio a entender que si alguno se quería pasar de lanza con facturas apócrifas o alteradas, caería sobre el presunto delincuente todo el peso de la ley.
Los empresarios presentaron facturas reales que amparan el adeudo, pero nada; los meses siguen pasando y no han recibido ni un peso.
A la par, Yunes Linares no se cansa de decir que hay empresas que quieren invertir en Veracruz y generarán una cantidad bárbara de empleos. Pero las empresas no llegan.
A pesar de las facilidades que les brinda la Federación (repito, la Federación) a los empresarios nacionales e internacionales para que se instalen en la Zona Económica Especial de Coatzacoalcos, éstos se han hecho los remolones porque prácticamente son nulas las garantías de seguridad para sus negocios y sus empleados.
Desde el punto de vista productivo Veracruz está casi en la parálisis.
Y si está así es entre otras cosas, porque los empresarios siguen sufriendo por el no pago del gobierno estatal.
La ecuación es tan simple como patética. Los empresarios le trabajan principalmente al Gobierno del Estado; éste dejó de pagarles al conque de que la Federación no le enviaba dinero, pero los conminó a seguir trabajando con la promesa de solventarles apenas hubiera liquidez monetaria. Acostumbrados a los frecuentes atrasos gubernamentales, los empresarios se endeudaron con los bancos para comprar materias primas y pagar a sus trabajadores. Pero el gobierno siguió sin pagarles y de esto hace ya casi cuatro años.
Muchos cerraron, otros quebraron y los más valientes aguantaron hasta esta semana, pero ya no van más.
El empresario Jesús Castañeda Nevárez, acaba de anunciar que al menos 50 empresas veracruzanas se encuentran en proceso de pérdida de activos, patrimonio y empleos. Es decir, en proceso de quiebra, ante el incumplimiento de pago de más de 300 millones de pesos que les adeuda el Gobierno del Estado.
Aunque no dio una cifra exacta, dijo que suman cientos los empleos perdidos y esto es muy preocupante porque son trabajos que difícilmente se podrán recuperar.
Castañeda Nevárez y otros empresarios formaron una Asociación llamada Empresas SOS que agrupa a las empresas proveedoras del Gobierno del Estado, quienes le realizaron obra pública, venta de bienes y servicios, pero que no han recibido sus pagos correspondientes.
Jesús agregó que mediante la Asociación harán gestiones para que les paguen ya que todas las empresas han cubierto la documentación requerida para comprobar la legalidad de su reclamo.
¿Les pagará el gobierno de Yunes Linares?
Quién sabe.
Ahorita el señor gobernador anda feliz por el golpe mediático llamado Karime Macías, con el que espera que los veracruzanos se olviden de la violencia, la inseguridad, el desempleo y el abandono al campo entre otras pequeñeces. Y no olviden votar el próximo 1 de julio por el candidato del PAN-PRD y MC a la gubernatura de la entidad.
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