Podría considerarse divertido si no fuera realmente patético: en los últimos días, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares ha puesto en marcha toda la maquinaria del Estado y, junto con ella, los trucos, actos de pirotecnia y atrevidos malabares, aprendidos durante su prolongada carrera política, para que la campaña de su hijo pueda levantar el vuelo, frente a la eventual primacía de Cuitláhuac García Jiménez, candidato de su enemigo Andrés Manuel López Obrador, y una tendencia de crecimiento en la preferencia electoral del candidato priista José Francisco Yunes Zorrilla.
No se sabe si lo que ha hecho desde el fin de semana, con el anuncio a los cuatro vientos (con onerosa publicidad en medios nacionales, de por medio) de la orden de aprehensión girada en contra de la esposa del exgobernador Javier Duarte de Ochoa, Karime Macías, avecindada en Londres (según las crónicas más prestigiadas), le servirán de algo para tener un efecto positivo en su hijo o si, por el contrario, fortalecerán la sospecha, el encono y el repudio de los ciudadanos que se han percatado de que dos años han sido más que suficientes de un personaje y su familia que ya consideran a Veracruz como el patio trasero de sus dominios territoriales.
En escasos tres días, Yunes Linares y su séquito han mostrado el diente de lo que piensan para qué debe servir el poder que brinda el Gobierno del Estado. Echemos un vistazo.
Ante el arribo y recorrido exitoso del candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador por el sur de Veracruz este fin de semana, lo que significaba un apoyo al candidato a Gobernador por Morena, Cuitláhuac García (quien, hay que decirlo, por sí solo no representa absolutamente ninguna propuesta política seria), Yunes sacó de la chistera un acto que bien pudo realizar después del 1 de julio, si fuera respetuoso con la ley electoral, o incluso en los primeros meses de su gestión, cuando por cierto su Fiscal había declarado que no tenían nada en contra de la expresidenta del DIF estatal, pues no era funcionaria pública.
Pero, no. Él tiene en bodega varios truquitos para interpretarlos en el momento adecuado. En primera, quiso debilitar el impacto mediático de la gira del candidato presidencial de Morena por el estado, mediante una noticia ‘bomba’. El problema es que hasta las costuras se le vieron al vestuario del arlequín. ¡Qué pena, señor gobernador!
¿Amnistiará AMLO a Duarte?
Para fortalecer su acto histriónico, lanzó a los pocos analistas que están de su lado para apretar a López Obrador y a Morena por haber proferido una verdadera blasfemia: el anuncio de la orden de aprehensión contra Karime, habría dicho AMLO en Cosoleacaque, es propaganda del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares. Al unísono, varios colegas escandalizados repitieron las palabras del gobernador: López Obrador “le daría amnistía a Duarte”, porque “constantemente defiende a Duarte, tiene una relación con él. Nuevamente sale en defensa de Karime Macías”.
Pero si la orden de aprehensión contra Karime Macías (quien debería estar hace mucho en la cárcel) tenía sentido distractor de los actos de AMLO y, colateralmente, recordar al elector que el PRI había sido el culpable de llevar a su esposo a la gubernatura, lo que se protagonizó este lunes por la mañana en el café La Parroquia de Xalapa fue verdaderamente pornográfico: la dimisión de un ‘líder’ juvenil del PRI, Sandro Gómez Valdés, quien todo mundo sabe que no dirige ni su automóvil, para sumarse a las huestes del Chiquiyunes, porque no se le tomó en cuenta para las candidaturas. Y se pasa con la demagogia que se necesitaba para el acto de magia: decir que tras de él, unos ¡20 mil jóvenes! se pasaban a apoyar la campaña del junior.
Con estas maniobras, Yunes Linares y su hijo tratan de debilitar la campaña de Pepe Yunes, que marcha a toda máquina, y es inminente que se coloque justo en un buen sitio para ganar una elección que se anticipa de tercios.
Ahora, a tirar a Tava Ortega
Lo más terrible que ha hecho el poderoso azul es aprovechar a la gavilla de delincuentes que le apoyan en Pánuco, protegidos pese a ser parte del saqueo hecho por Duarte, para literalmente sabotear y atemorizar a la candidata a la diputación local Octavia Ortega Arteaga, quien durante todas su trayectoria sindical y política ha sufrido atentados del crimen organizado y de sus enemigos políticos.
No solo ha debido lidiar con partes de cuerpo humano arrojados en su casa en Pánuco; prácticamente aceptó representar a su partido en un municipio y una región dominada por los ahora cómplices de los Yunes azules, a riesgo de su vida. Además, el pasado 25 de mayo fue ‘destituida’ de la dirigencia del sindicato del Tecnológico de Pánuco, y acusada por quien ha quedado al frente del sindicato, Celso Francisco Valdez Guzmán, de atentar contra los intereses de todos los veracruzanos y de otorgar plazas a familiares. Y el numerito ha sido llevado a cabo con el sello de la casa azul.
Y los numeritos de Yunes apenas comienzan. La pregunta es si redundarán en una mayor cosecha de votos para su proyecto político-familiar.
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