Durante una campaña política, en ocasiones los candidatos y dirigentes partidistas dicen cosas sin mucho sentido; le pasa a cualquiera; finalmente, quien habla mucho está en mayor riesgo de resbalar; todos están expuestos a la crítica, porque de alguna manera son rehenes de sus palabras.
Lo que dice un candidato, sobre todo cuando se trata de un desatino, es recordado y criticado por mucho tiempo por sus detractores.
Eso ha ocurrido siempre, pero hoy, cuando la información circula casi con inmediatez, se vuelve más evidente.
Es el caso de Cuitláhuac García Jiménez, candidato del Movimiento de Regeneración Nacional al gobierno de Veracruz. El abanderado de Morena lanzó de forma reciente una verdadera pifia discursiva; dijo que muchos de los jóvenes que han desaparecido en Veracruz estaban involucrados con la delincuencia organizada.
Cuitláhuac García estaba en una reunión con empresarios cuando soltó su argumento “la cultura que traen de escuchar Bandamax y otras cosas… de buscar dinero fácil, lucir camionetas, va a caer en la delincuencia juvenil”.
Más adelante, el de Morena aseguró que son esos jóvenes los que terminan en las fosas clandestinas.
No es difícil imaginar la reacción de los familiares de los desaparecidos; más rápido que de inmediato acusaron al aspirante a la gubernatura de criminalizar a las víctimas.
¿Tenía alguna necesidad Cuitláhuac García de soltar palabras que no puede sostener?, de ninguna manera. Pudo haber sido un lapsus, un resbalón de la lengua del abanderado de Morena al gobierno del estado; a fin de cuentas, cualquiera comete un error.
Pero ese error de cálculo, esas palabras irreflexivas de García Jiménez no fueron perdonadas por los integrantes de los colectivos de búsqueda de personas desaparecidas, que de forma comprensible se sintieron agraviados.
Los colectivos Solecito de Veracruz y de Familias de Desaparecidos de Orizaba-Córdoba exigieron a Cuitláhuac una disculpa pública, así como corregir sus palabras. De igual manera, algunos integrantes de esas organizaciones hablaron de ignorancia.
¿De dónde habrá sacado el candidato a suceder a Miguel Ángel Yunes Linares que el sesenta por ciento de los cuerpos hallados en las fosas clandestinas eran jóvenes reclutados por la delincuencia?; se ignora; de hecho, nos dicen que lo más probable es que Cuitláhuac no estaba en posibilidades de sostener algo así, dado que no hay datos que permitan sacar una conclusión de esa naturaleza.
El tema creció tanto, que el candidato de Morena terminó por ofrecer disculpas a los familiares de las personas desaparecidas. Dijo que sus palabras fueron malinterpretadas, tergiversadas; y corrigió el argumento; apuntó que los jóvenes son las nuevas víctimas de la delincuencia y prometió que como gobernador, destinará un mayor presupuesto a la búsqueda de los desaparecidos.
Luego habló de una campaña negra, de guerra sucia por parte de sus adversarios políticos, que intentan, dijo, desprestigiarle.
El uso de ese tipo de recursos para “bajar” a un candidato en las preferencias políticas es común en las campañas; todos los días, los equipos de todos los aspirantes a cargos de elección monitorean a los opositores para encontrar argumentos para el ataque; a Cuitláhuac eso no le debe resultar extraño, sobre todo porque basta revisar las redes sociales para ver el nivel de las campañas negras.
A fin de cuentas, el candidato de Morena haría bien en cuidar mucho más sus expresiones, porque esos deslices, esos lapsus, le pueden resultar muy costosos en términos de opinión pública. Si hablando lento, pausado, comete ese tipo de errores; ¿qué pasaría si lo hace de corrido?. Por otro lado, si se trató, como él dice, de una mala interpretación de sus palabras, debería exponer sus ideas con más claridad, a fin de que sus dichos no se presten a la confusión. @luisromero85