Veracruz ocupa el primer lugar a nivel nacional por asesinatos de transexuales, alertó la investigadora del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas-Golfo), Patricia Ponce Jiménez.
En entrevista en el Ciclo nacional de conferencias “Derecho a la igualdad y no discriminación”, dijo que en cinco años se han registrado al menos 30 asesinatos de transexuales.
A esto se suma que la entidad es la que mayor número de quejas presenta ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) por la violación de derechos de personas con VIH.
Especialmente por la mala calidad en la atención en los centros de la Secretaría de Salud, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores (ISSSTE).
Se trata principalmente casos por el retraso o negación en otorgamiento de los medicamentos antirretrovirales, mala calidad en la atención y violación de sus derechos por ser gays o transexuales”.
“Son datos tremendos porque Veracruz es el estado que más muertos por odio tiene hacia personas transgénero y seguimos siendo el estado que más quejas aporta a la Comisión Nacional de Derechos Humanos por violación hacia personas con VIH”.
La investigadora aseguró que si a esto se suma la falta de legislación en el Código Penal del estado de la tipificación de los crímenes de odio, es claro que existe una falta de sensibilidad, falta de voluntad política por parte de los y las diputadas y una falta de iniciativa de la sociedad civil para llevar las propuestas ante el Congreso local.
“A los y las diputadas son temas que no les interesan, si no les llevamos la propuesta concreta, de ellos no va a salir (… ) hay mucha ignorancia y una falta de compromiso en estos temas que deben estar en la agenda nacional”.
Dijo que esto genera un panorama en que los miembros de la comunidad Lésbico-Gay-bisexual-transexual-intersexual (LGBTTI) se enfrentan a muchos tipos de discriminación, que se agravan ante ciertas circunstancias.
“Hay muchos tipos de discriminaciones, hay personas que se atienden en los Capasits que son personas pobres, analfabetas, muchas de ellas indígenas, algunas mujeres, mujeres embarazadas a quienes se les niega la posibilidad de tener hijos por tener VIH”.
Patricia Ponce indicó que mientras a los enfermos de cáncer se les muestra cierta simpatía, a quienes tienen el virus de VIH se les discrimina.
“Los juzgamos por considerarlos anormales, desviados, enfermos, por romper el patrón de la sexualidad ‘normal’; en el caso de la violencia obstétrica, el médico se siente con derecho de discriminarla, obligarla a llegar aún nacimiento vía vaginal cuando tiene la obligación de la cesárea porque ‘son mujeres que no debieron tener hijos”.
Perla Sandoval/Avc