A la administración municipal de MORENA en Xalapa que encabeza el alcalde Hipólito Rodríguez Herrero le mandaron una pelota “bobita” –como se dice en el argot beisbolero– para que le peguera de jonrón, pero el edil lopezobradorista, carente de oficio político, se ha visto timorato y ambiguo para desactivar de una vez un conflicto social generado por la construcción de un puente en la zona residencial de Las Ánimas, cuyo costo de 20 millones de pesos será financiado totalmente por la iniciativa privada y el cual está considerado en el Plan de Desarrollo Urbano municipal como uno de los proyectos del programa de movilidad urbana, publicado en la Gaceta Oficial del Estado en marzo pasado.

Los inversionistas cumplieron con los estudios de impacto ambiental y, por ende, obtuvieron todos los permisos municipales, estatales y federales para levantar un fraccionamiento residencial que incluye el puente “Netzahualcóyotl” que pretende unir a los fraccionamientos La Finca y Cañada de Las Ánimas, pero un grupo de residentes, por presuntos intereses personales y económicos –entre ellos Mario Adalberto Tejeda Palmas, quien preside la Asociación de Vecinos de Las Ánimas, y Alejandro de la Madrid, de la Fundación Salvemos el Agua, dedicado a la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales– se opone a la realización del proyecto porque además de aducir falazmente que contamina y desviará el cauce de un arroyuelo, argumentan también de manera tendenciosa que las viviendas “pierden su valor residencial, se complica la vialidad y la seguridad”.

El alcalde se ha reunido con los vecinos inconformes pero el problema prevalece porque en vez de persuadirlos sobre la legalidad y beneficios de la obra, ha optado por lavarse las manos repartiendo culpas y responsabilidades a las autoridades municipales que le antecedieron y a las dependencias federales que también dieron su aval.

“A las personas que habitan en esa zona (Las Ánimas) les hemos dicho que fueron CONAGUA y SEMARNAT los que otorgaron los permisos para que se hiciera ese puente. Nosotros no intervenimos en ese proceso, es una situación que viene de la administración anterior”, dijo textualmente Rodríguez Herrero, remarcando que “el constructor, la persona, la empresa que pretende hacer el puente me exhibió que tiene los permisos; yo legalmente no lo puedo detener porque él tiene los permisos.”

Y para no verse mal ante quienes votaron por él en 2017 –pues arrasó en esas zonas residenciales–, el munícipe morenista les manifestó que de su parte hay sensibilidad para atenderlos y que no le preocupan los actuales tiempos electorales; sin embargo, por la tibieza con que les propuso emprender un plan de movilidad integral para esos fraccionamientos residenciales como solución al problema, los vecinos lo “batearon”.

Eso sí, les reprochó que fueran “clasistas” por argumentar que se incrementaría la inseguridad con la movilidad que se daría con dicho puente, pues rebatió que este problema es un tema añejo y consecuencia de otras causas ajenas a esta obra.

El empuje de los ‘Pepes’

La amistad surgida en la década de los 90´s, en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) ha hecho que los caminos de los integrantes de la llamada “Generación Dorada” sean coincidentes y trasciendan a planos de relevancia en los ámbitos político y financiero del país.

Luis Videgaray, Abraham Zamora, Virgilio Andrade, José Antonio Meade y Pepe Yunes Zorrilla –a quien este domingo, por cierto, se le vio en el acto del CEN del PRI junto a otro brillante Pepe: José Antonio González Anaya, secretario de Hacienda y Crédito Público–, han coincidido en responsabilidades públicas en los últimos dos sexenios como legisladores o como funcionarios federales.

Actualmente, los dos “Pepes” están inscritos en la contienda electoral y el camino de ambos no es el que con comodidad solían transitar los candidatos del PRI en, al menos, durante su época de estudiantes.

Pepe Yunes y Meade tienen más en común que sólo el nombre, pues como economistas han solventado sus responsabilidades sin mácula en su hoja de servicios, y los dos provienen y crecieron en el seno de familias reconocidas por su vocación social. Forjados en la llamada cultura del esfuerzo, los hoy candidatos a la Presidencia y a la Gubernatura de Veracruz comparten también el mismo ranking en sus respectivas contiendas electorales: van en tercer lugar de las preferencias ciudadanas, según encuestas y sondeos de opinión.

Y están en ese lugar no por méritos propios sino por el costo político de gobiernos que no han satisfecho a la población. Sin embargo, algo ha empezado a ocurrir, al menos en Veracruz, que ha logrado alimentar el optimismo priista luego de los eventos públicos que sostuvieron el fin de semana en Poza Rica y Tuxpan, donde la población se mostró participativa y animada, evidenciando un alto poder de convocatoria, de organización y de convicción político-partidista que no era ya común registrar en las filas del priismo estatal.

Meade respira y recarga batería cuando pisa territorio veracruzano, así se le vio en su encuentro con trabajadores petroleros ante quienes se comprometió a trabajar hasta que la plataforma regrese a los 3 millones de barriles de petróleo diarios. Y en su apoyo, “Pepe”, como aparecerá en la boleta electoral –sin el apellido Yunes que lo pueda ligar con otro candidato–, aseguró que Meade le cumplirá al país en cada una de sus acciones.

“Pepe Meade es un hombre al que he visto trabajar por décadas por este país, que se preparó en las aulas para encontrar instrumentos de solución a los grandes problemas nacionales. Que entiende que para decidir por el país, el principal elemento es ponerse en los zapatos de la gente que padece”, expresó el candidato a gobernador de la alianza PRI-PVEM.

Esto resume la coincidencia que ambos tienen en el proyecto de Nación y de Estado desde que eran estudiantes de la “Generación Dorada” del ITAM. Aunque el destino en política para los llamados tecnócratas muchas veces no suele ser muy generoso, menos en tiempos donde el populismo ha encontrado un caldo de cultivo en la sociedad, los dos, Pepe y Meade, sí parecen estar dispuestos a aprobar el examen más complicado de sus vidas en materia electoral.

Para hacer números, no hay quien le gane a un economista y ellos en términos de rentabilidad política y social saben más que cuando eran estudiantes; su experiencia los ha formado y los tiene en primera línea, están echados para adelante, como si supieran que su capital comienza a revalorarse, como se vio este fin de semana en el norte de Veracruz.

Por cierto, hay que decirlo también, sin contratiempos ni estridencias, el Gobierno del Estado se ha mostrado a la altura en lo que concierne a su participación en las labores de seguridad pública en los eventos que el par de Pepes ha realizado en la entidad.

Y es que, en el fondo, la autoridad estatal sabe que ambos candidatos del PRI son honorables, inteligentes y sensatos, por lo que a diferencia de la contraparte morenista, la relación política con ambos es, ha sido y seguirá siendo de institucionalidad asegurada y, eso, ya también es ganancia.