Nadie en su sano juicio podría estar en contra de que el presidente municipal Hipólito Rodríguez quiera meter orden en el negocio que se había convertido la prestación de muchos servicios públicos, entre ellos, la recolección de basura.
Sin embargo, entrar en conflicto con la empresa que administra el relleno sanitario y enfrentar al sindicato de trabajadores de limpia pública es lo más alejado a meter orden en la ciudad; montañas de basura por doquier, un parque Juárez nauseabundo y lleno de ratas, colonias que no han recibido al camión de la basura en semanas y el paro laboral que realizarán este viernes los trabajadores municipales sólo confirman que algo se está haciendo mal.
De qué sirve –suponiendo sin conceder- que el Presidente municipal tenga la razón si Xalapa florece… en medio de la basura. Otra vez, arguyendo que le asiste la razón, Hipólito ha vuelto a sacrificar a los ciudadanos que nada tienen que ver con los intereses de unos y otros, ni con la cascada de conflictos que mantiene con tirios y troyanos. Es posible que la rectora tenga razón: Hipólito suele llegar tarde a todas partes.
Cuando una ciudad o un gobierno enfrentan este tipo de problemas, lo que se hace es contratar de manera temporal a particulares para que presten el servicio que por alguna razón –válida o inválida- ha sido suspendido. Para eso es el dinero que se cobra; hay que recordar que la recolección de basura se paga de manera anual, y en algunos casos, suele tener un costo mayor incluso a lo que se recauda por el impuesto predial.
Además, si cualquier empresa privada deja de prestar un servicio por el cual ejerce un cobro, el usuario o consumidor suele gozar de una compensación. En este caso, ¿cuál será la compensación o reparación del daño que el Ayuntamiento ofrecerá a los xalapeños por dejar de prestar un servicio que ya cobró? ¿Su condición de gobierno municipal le exime de cualquier responsabilidad?
Hasta ahora, Hipólito ha estado lleno de excusas y vacío de respuestas. En el caso del relleno sanitario, los hechos y evidencias obran en su favor; si esto es así, ¿por qué se quedó sólo en la cancelación del contrato –cosa que deberán dirimir en los tribunales civiles-, y no emprendió acciones penales efectivas que garanticen la sanción, en caso de existir alguna conducta delictiva?
Y ahora ha hecho lo mismo con los trabajadores municipales. Si el personal de limpia pública es acusado de sabotaje por el presidente municipal, entonces que presente la denuncia penal correspondiente o de plano se siente a dialogar y deje de utilizar palabras que llaman más al sensacionalismo que al sentido común.
Por si sus asesores jurídicos no se lo informaron, de manera gratuita, en beneficio de la ciudad, le obsequio el texto del artículo 140 del Código Penal Federal:
Artículo 140. .- Se impondrá pena de dos a veinte años de prisión y multa de mil a cincuenta mil pesos, al que dañe, destruya o ilícitamente entorpezca vías de comunicación, servicios públicos, funciones de las dependencias del Estado, organismos públicos descentralizados, empresas de participación estatal o sus instalaciones; plantas siderúrgicas, eléctricas o de las industrias básicas; centros de producción o distribución de artículos de consumo necesarios de armas, municiones o implementos bélicos, con el fin de trastornar la vida económica del país o afectar su capacidad de defensa.
En el mismo artículo, el Código señala que “Se aplicará pena de seis meses a cinco años de prisión y multa hasta de cinco mil pesos, al que teniendo conocimiento de las actividades de un saboteador y de su identidad, no lo haga saber a las autoridades.”
Si los trabajadores de limpia pública, como ha dicho Hipólito, ilícitamente entorpecen servicios públicos y sus instalaciones –mismas que hoy estarán tomadas-, entonces ¿por qué no se ha hecho del conocimiento de la autoridad federal?
Con esto quiere decir que ¿el presidente municipal de Xalapa será permisivo con quienes violan la ley según sus propios dichos y que solamente se trata de expresiones que rayan en la ignorancia? ¿Sabrá que es sujeto de sanción por no haber denunciado estos hechos? Seguramente no, porque al final del día, Hipólito se ha convertido involuntariamente en lo que acusa: un delincuente.
Por supuesto nadie sugiere que el presidente municipal llegue a arreglos oscuros que le llenen los bolsillos de dinero y mantenga un aparente orden en la ciudad; también sabemos que ese orden suele lastimar intereses de grupos y personas. Lo que se desea es que actúe con pleno derecho, más allá de la razón que le pueda asistir.
Pelearse con todos no nos sirve, insisto, aunque los argumentos estén de su lado. Tampoco le sirve a él porque no sólo muestra la falta de oficio político sino que hace que los problemas crezcan. Al final, la ciudad no es un aula de clases donde prevalece la libertad de cátedra. El gobierno se basa en leyes y no en dichos.
Con los brazos caídos de los empleados de limpia pública, no queda duda que Xalapa seguirá floreciendo en medio de la basura y la ausencia de gobierno. Lástima.
Las del estribo…
- Ahora el Gobernador Miguel Ángel Yunes ha dicho que la devolución del rancho “La Cartuja” permitió que se suspendiera la investigación en contra de la familia de Arturo Bermúdez, porque la ley prevé la reparación del daño y la devolución del bien. Si esto fue así, entonces ¿por qué la familia del ex secretario de SSP recurrió al amparo para recuperar la propiedad? Donar al gobierno y luego ampararse para recuperarlo, no suena muy sensato, no importa si lo dice la familia o el mandatario estatal
- Sin importar quién sea el autor o la motivación de la propuesta, no suena nada mal que se explore la posibilidad de que los bienes recuperados vayan a parar a las arcas del IPE para sanear su situación financiera. Qué bueno que se le dé utilidad, por ejemplo, al rancho La Cartuja, pero serviría aún más si esos recursos se devuelven a donde pudieron haber salido: el Instituto de Pensiones.