Más del 90 por ciento de las tortillas que se consumen en México contienen maíz transgénico contaminado con Glifosato, un plaguicida que produce desde enfermedades renales, hasta cáncer y que genera mayores riesgos de presencia de autismo en menores de edad.
Al presentar el libro “Plaguicidas y salud”, la coautora Alma Delia Viveros Ruiz indicó que este plaguicida además se ha detectado en la leche materna, a pesar de que Monsanto, empresa distribuidora de este producto, negó por muchos años que su uso provocara la acumulación en el cuerpo humano.
“Se demuestra que se bioacumula que se puede eliminar a través de la leche materna, se encontró de 700 a mil 600 veces más los niveles permitidos para ser consumido por humanos”.
Y es que dijo que este plaguicida está presente en los cultivos genéticamente modificados a los cuales se les aplican directamente, pero a pesar de esto, en 2014 la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) aprobó la importación y venta de 132 productos transgénicos.
La especialista indicó que a mayor presencia de glifosato hay mayor presencia de autismo y cáncer, y que la exposición a esta sustancia genera embarazos más cortos y de menor peso, lo cual está relacionado con bebés con un coeficiente intelectual menor y con un mayor riesgo de desarrollar el síndrome metabólico.
Añadió que esta sustancia no es usada únicamente en productos alimenticios, sino como en otros cultivos como el de la coca y la amapola en los estados de Guerrero, Michoacán y Oaxaca.
Otro de los plaguicidas que se usan en México y que es de los más peligrosos es el llamado 2-4D, que provoca dermatitis, transtornos renales, circulatorios, hepáticos, hormonales, neurotoxicidad, cloracné, teratogénesis y carcinogénesis.
Dijo que su peligrosidad se debe a que contiene la dioxina TCDD que genera incluso malformaciones genéticas, como ocurrió tras su uso combinado con otro plaguicida durante la Guerra de Vietnam, cuando fueron rociados como arma 70 millones de litros, denominado “agente naranja”.
Por su parte, la coautora Lilia América Albert, dijo que en el país hay más de 300 plaguicidas registrados, que tienen efectos graves en la salud y que son poco difundidos porque la información que dan las empresas es sesgada porque está hecha para promover sus productos, minimizando u ocultando los riesgos.
Señaló que actualmente hay plaguicidas con actividad hormonal que alteran el sistema hormonal, reproductivo, nervioso e inmunitario.
“Tendemos a pensar que el Gobierno nos va a proteger y en la vida real no es así porque ni siquiera tienen las herramientas, las normas, reglamentos y leyes para meter al orden a estas empresas. Mientras, nosotros seguimos comiendo y respirando lo que sea”.
Perla Sandoval/Avc