A solo 2017 del adiós y a menos de dos meses para elegir a sus sucesores, es clamor generalizado detener y erradicar, tanto  ineficiencia y delincuencia gubernamental, como simulación, corrupción e impunidad.

Responsables y culpables se ocupan de continuar y asegurar,  la redituable oportunidad de gobernar. Poco o nada les importan las limitaciones y sacrificios de la gente. Lo primero es lo primero: alcanzar o permanecer en el poder, para no poder.

En Veracruz, se confirman retroceso económico, crisis de administración y finanzas públicas,  aumento de inseguridad y  pérdida de bienestar social.

Sigue la recesión económica estatal que según fuentes oficiales, para el cuarto trimestre de 2017 llegó a -3.2%;  -1.5%  en el tercero; -0,5%   en el segundo; y 0.1% en el primero. No hay empleos suficientes, crece la informalidad, la  pobreza alcanza a 5.3 millones de veracruzanos y en hambre, se sobrepasa el millón y medio de personas. Se ocupa alguno de los primeros lugares nacionales en corrupción e inseguridad. Fracaso evidente, de los que se proponen asegurar continuidad e impunidad.

Preocupa y alarma opacidad y falta de acceso a información oficial estatal y municipal, ni que hablar de rendición de cuentas y evaluación social. Obligado insistir.

¿De qué tamaño es el daño recibido y cuál es ya, el acumulado por el gobierno actual? ¿A cuánto asciende el total-total de deuda pública estatal y municipal? ¿Dónde están los miles de millones de pesos presupuestados y desaparecidos? ¿Y los resultados de la entrega recepción? ¿Cuántos despedidos y nuevos contratados van? ¿Renovar o autorizar más concesiones y privatizaciones, para beneficiar a quienes? ¿Cuál es el costo de la reestructuración de la deuda? ¿Es obligatorio sostener a funcionarios ineptos o mediocres con ofensivos supe sueldos y beneficios especiales?
Sin excepciones. Delincuente es también quien no cumple con la obligación de informar.

No más de lo mismo, ni de los mismos.

Inútil ignorar, ocultar o minimizar los graves problemas que se padecen. Urgente organizarse, movilizarse y participar.

Para empezar no más complacencia y pasividad, ni simulación y complicidad. Forzoso, denunciar y sancionar a responsables y culpables de los malos y peores gobiernos, tanto nacional del PRIVERDE como del estatal PANRD; y desde luego, reconocer lo poco bueno hecho, ya que han costado mucho los escasos logros y avances.

Para  impedir pérdidas y desastres, es imprescindible evaluar a todo gobernante y servidor público. A los pasados y, sobre todo, a los  presentes, a los que están y ya se van intocables y reciclables. ¿Continuidad de  incapacidad y deshonestidad?

Imposible ignorar o minimizar los graves problemas que se padecen.

De ahí que, al mismo tiempo,  hay que insistir en señalar que se debe participar responsable  y activamente en las elecciones.

Pero sin ceder ni conceder. No asumir que todo está bien y no hay graves afectaciones y amenazas. Es un error suponer y aceptar que en muchas formas, no están afectadas, manipuladas y condicionadas desde los mismos gobiernos; y que son aprovechadas, por la partidocracia y el hampa electoral que, por si fuera poco usan y abusan recursos públicos y atribuciones gubernamentales para su beneficio o el de sus familiares y socios.

Procesos electorales oficiales que curiosamente, entre más caros y burocráticos, todavía en buena medida, son dudosos y faltos de  credibilidad y confianza en sus resultados.

No se elige solo para un cargo, ni a un solo candidato. Evaluar gobernantes que se van, y elegir a los próximos
Hay 3,400 cargos en disputa. Desde los 629 federales como un Presidente de la República, 128 senadores y 500 diputados; hasta los cargos locales, empezando por 9 gobernadores, diputados y Ayuntamientos.

Elección de Estado: manipulación e imposición.

Se teme, por innumerables experiencias padecidas, que los intereses dominantes y sus expresiones de poder, dentro y fuera de los gobiernos, intervengan para alterar, orientar  y  cambiar la voluntad del electorado, recurriendo a todo, incluso modificar voluntades, alterar resultados e imponer decisiones; desde el conteo de votos, el llenado y aprobación de las actas,  hasta las deliberaciones y sentencias oficiales.

Por cierto, extraña que el tema electoral no tenga,  reconocimiento y debida atención en los fallidos y costosos sistemas anticorrupción. ¿Por qué no se da a la renovación del poder público, la importancia que merece? ¿Qué no recurrentemente, en muchos casos, se ha llegado hasta hacerse uso y costumbre? ¿Por qué se permiten,  actividades  de manipulación, condicionamiento y clientelismo  desde los ámbitos de gobierno, para favorecer e imponer a familiares, socios y cómplices?

En fin demasiadas razones y vivencias respaldan avisos y alertas, sobre conocidas actividades, así como innovadoras prácticas que facilitan la manipulación e imposición electoral, desde los cargos oficiales.

No hacer nada, mantenerse en la pasividad y  desinterés es contribuir a la continuidad de la impunidad, es favorecer simulación y corrupción, ineficiencia y delincuencia gubernamental. Es convertir el remedio en parte de la enfermedad.

Legitimidad…legitimidad

En toda Democracia respetable, un candidato gana y es electo si lo respalda la mayoría. En México y desde luego en Veracruz, no necesariamente es así, se puede ganar con la minoría mayor; es decir, basta y sobra que se tenga más que los otros. De ahí la costumbre de fragmentar el voto; de impedir revocar el mandato; de imposibilitar la  segunda vuelta; y de imponer el principio, de corrupción como solución, como “el que no tranza no avanza”. Claro error y defecto que ha permitido, el acceso al poder a minorías, grupos de control sin representación ni respaldo mayoritario.

Además de legal y legítimo, todo gobierno debe ser competente, previsor y transparente; y en todo caso, rendir cuentas y buenos resultados, puntual y permanentemente. No caben entonces ni  irresponsabilidad ni  ineficiencia; y por tanto se deben erradicar e impedir corrupción, delincuencia e impunidad gubernamental.

No es imperativo,  padecer y sostener  mediocridad,  ineptitud e irresponsabilidad; mucho menos  corrupción e  impunidad. Si un gobierno no funciona parcial o totalmente. Si es malo o peor, hay que remediar, corregir y sancionar,  no simular, encubrir y permitir; mucho menos concesionar o  privatizar. Urge gobernar al gobierno.

 

. -Academico.IIESESUV@RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH