Cada quien tendrá sus razones y estrategias, pero coincidentemente los tres principales candidatos a la gubernatura de Veracruz arrancarán sus campañas en sus respectivas zonas de confort: Miguel Ángel Yunes Márquez, del frente PAN-PRD-MC, en Boca del Río, ciudad que ya gobernó en dos periodos; mientras que Cuitláhuac García Jiménez, de MORENA, lo hará en Emiliano Zapata, municipio vecino donde su partido acaba de arrasar en la elección extraordinaria el pasado 18 de marzo; y el priista Pepe Yunes Zorrilla iniciará su activismo proselitista en Perote, su terruño natal, donde el tricolor mantiene su hegemonía política.
De Yunes Márquez, quien actualmente encabeza las encuestas seguido muy de cerca por García Jiménez –la diferencia entre ambos sería de uno a cuatro puntos–, se dijo en un principio que ponderaba arrancar en Xalapa, una plaza electoral que le es adversa. No era mala idea mostrar su músculo político en la capital veracruzana donde gobierna desde enero MORENA, cuya administración municipal no ha respondido aún a las expectativas del electorado xalapeño que les dio el contundente triunfo en 2017.
Ante lo competido de esta elección y lo corto de las campañas –sólo durarán dos meses–, se esperaba que Cuitláhuac García, quien en diversas encuestas figura prácticamente empatado con Yunes Márquez en las preferencias electorales, se metiera también con todo en los bastiones del PAN cuya militancia de cepa, la del panismo doctrinario, no ven bien que el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares pretenda heredarle la gubernatura a su primogénito.
Igual lance debió haber planeado Pepe Yunes, a quien no le alcanza el voto duro del PRI para ganar pero sí puede ser el receptor de la simpatía de los desencantados o dudosos militantes del PAN y de MORENA cuyos candidatos a la gubernatura aún no los han logrado convencer plenamente, aunque en el caso de la elección presidencial ya tienen bien definidas sus preferencias.
Por ejemplo, en Xalapa, una plaza muy difícil para el partido tricolor por la corrupción y abusos de las últimas dos administraciones estatales de filiación priista, varios simpatizantes de MORENA y de Acción Nacional comienzan a ver al senador con licencia como una buena opción para gobernar la entidad, dada su impecable trayectoria política.
A Yunes Zorrilla, ciertamente, le está pesando la marca de su partido, quien acumula el más alto repudio popular; sin embargo, el ex diputado y ex alcalde de Perote, quien tiene bien ganada fama de ser un político y servidor público honesto, tiene la suficiente calidad moral para rebatir que en el PRI no todos sus militantes son corruptos.
La corrupción, a final de cuentas, también ha alcanzado a los demás institutos políticos, entre ellos al PAN, PRD y hasta a MORENA, como quedó evidenciado en el proceso electoral municipal del año pasado con la diputada local Eva Cadena, quien aspiraba a la alcaldía de Las Choapas.
Y bueno, de este estigma ni siquiera se ha podido librar el ex alcalde xalapeño Ricardo Ahued, actual candidato de MORENA al Senado de la República, quien en un debate organizado el pasado viernes 20 por una importante radiodifusora del Puerto de Veracruz, fue exhibido por el vocero del CDE del PAN, José Manuel Siu Vargas, por haberle aprobado como diputado local del PRI las cuentas públicas al ex gobernador Javier Duarte, lo que el empresario negó a pesar de que su voto a favor quedó asentado en el acta de esa sesión legislativa.