Entre los círculos priistas corre la especie en el sentido de que a pesar de haberse favorecido con el reparto de las candidaturas por representación proporcional, todo apunta a que el senador Héctor Yunes Landa podría dar la espalda a su partido en el presente proceso electoral para gobernador.
No sólo sería, por supuesto, una traición a José Francisco Yunes Zorrilla, candidato del PRI-Verde a gobernador de Veracruz, sino un acto de simulación política, dado que Yunes Landa actualmente es, al menos en el papel, coordinador de la campaña de José Antonio Meade en Veracruz.
Al menos en el papel, decía, porque se comenta que no existe evidencia del trabajo del senador a favor de su partido y de su candidato a gobernador; de hecho, un par de asistentes a la reciente presentación de la Coordinación de Campaña de José Antonio Meade en Veracruz –evento convocado por Héctor Yunes– dijeron en corto que nunca se les dijo de qué se trataba la reunión.
El ex candidato del tricolor al gobierno del estado, quien en 2016 logró poco más de 920 mil votos, distribuye el juego y mueve sus piezas para colocar a sus incondicionales en posiciones estratégicas; el problema para el PRI es que en el camino deja resentimiento e inconformidad.
El senador ya había amarrado una candidatura plurinominal a la Cámara Baja, con lo que asegura 9 años de forma ininterrumpida en el Poder Legislativo Federal. Antes fue diputado federal de 1985 a 1988; y local de 2007 a 2019. Así, al concluir su periodo como diputado federal, en 2021, Yunes Landa habrá acumulado 15 años en esos espacios.
El punto es que a pesar de los inmejorables espacios para su grupo político (su curul federal plurinominal; la local que aseguró para Jorge Moreno Salinas, su incondicional que fue ubicado en el tercer lugar de la lista a las diputaciones locales; y la candidatura para su hija Andrea Yunes, quien buscaría la diputación local por el complicado distrito de Boca del Río) en los pasillos del edificio de Ruiz Cortines se comenta que Héctor Yunes no quedó conforme.
En pocas palabras, se llevó hacha, calabaza y miel y a pesar de ello habría dicho en corto que no recibió el trato que merecía, como cabeza que es de Alianza Generacional, una organización sin mucho gas que generalmente logra algunas posiciones en el partido.
En el camino, surgieron algunas voces inconformes con ese acaparamiento de espacios; Víctor García Trujeque, dirigente cetemista y ex diputado local, por ejemplo, sigue sin entender por qué él fue ubicado en la quinta posición –con riesgo de no entrar– y a Jorge Moreno, quien no presenta una trayectoria y un trabajo priista que impresione, se le favoreció con el tercer lugar en la lista.
La misma posición crítica, nos dicen, comparten Ricardo Diz Herlindo y Marco Antonio del Ángel Arroyo, ex diputado, cabeza de los 400 Pueblos en ausencia del dirigente real, que es César del Ángel Fuentes –recluido en Pacho Viejo– y vocero del Comité Estatal del partido.
Por cierto, otro personaje cercano a Héctor Yunes, el ex regidor de Xalapa Silem García, también aparece en las listas de candidatos plurinominales, en buena ubicación, pero por el Movimiento Ciudadano.
Además, en los círculos priistas han surgido comentarios sobre supuestos nexos del ex candidato a gobernador con representantes de Morena, partido que sería, nos dicen, el plan B de Yunes Landa, en el caso de una debacle del PRI.
Por todo ello, al interior del tricolor cada vez son más los ojos que miran con desconfianza, duda y recelo a Héctor Yunes. @luisromero85