Alguna vez se han preguntado qué pasó con las princesas de Disney después de casarse con sus príncipes encantados, ¿realmente vivieron felices para siempre?; la obra Princesas desesperadas, de Tomás Urtusástegui, responde a esta interrogante.
La puesta en escena se presentó el viernes 13 de abril en la Sala “Emilio Carballido” del Teatro del Estado, como parte de las actividades del 3er Congreso Internacional de Odontología, que se llevó a cabo del 12 al 14 de abril.
Han pasado 20 años desde que Blanca Nieves, Cenicienta, Bella y Aurora, se casaron con los príncipes. La mayoría pensaríamos que su historia terminó con la frase “vivieron felices para siempre”, pero en esta obra Tomás Urtusástegui nos presenta a unas princesas desesperadas porque su la vida matrimonial no fue lo que esperaban.
Se abre el telón, Aurora y Bella charlan un poco sobre sus vidas de casadas, para posteriormente centrar sus comentarios en las princesas ausentes, en especial sobre Cenicienta, quien fue engañada por su príncipe.
Más tarde, aparecen en escena Cenicienta y Blanca Nieves. La primera habla sobre lo ajetreada que es su vida, entre sus negocios, las idas al banco y la limpieza en el castillo. En tanto, Blanca Nieves, al vivir en pobreza, tiene que trabajar para mantener a los siete enanos y al príncipe azul.
Lo que comparten las cuatro es que están decepcionadas de sus maridos, porque han dejado de ser guapos y gallardos, se volvieron flojos, permiten que sus mamás se inmiscuyan en sus relaciones, son infieles –uno es gay- y poco atentos con sus esposas.
Cabe mencionar que esta obra de teatro participó en el XXV Festival de Teatro, en 2016, siendo ganadora de cuatro menciones y fue una de las más ovacionadas de esa edición.
Aurora fue interpretada por Marina Eugenia Fernández Conti, académica jubilada; Bella, es Guadalupe López Castellanos, coordinadora del Posgrado en Odontología Pediátrica de la Facultad de Odontología; Blanca Nieves, por Norma Beatriz Baruch Hernández, coordinadora de Clínicas de la Facultad, y Cenicienta por Laura Patricia Baruch Hernández, de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información.
Paola Cortés Pérez/Prensa UV