Son el retrato del momento, cambian día a día; las encuestas favorecen a quien las paga; la verdadera encuesta es el día de la elección. Esos son algunos de los argumentos de quienes no se ven favorecidos en los números cuando se pregunta a los votantes cuál es su intención.
En la acera de enfrente, los buenos números significan positivismo, inyectan ánimo a los equipos de campaña y sirven para establecer la agenda. Es común, por ejemplo, que quien va arriba, en muy pocas ocasiones acepta debatir con sus adversarios, so pena de reducir la ventaja que tienen… aunque también podrían ampliarla.
Es verdad, las encuestas sólo son una fotografía del momento, no son definitivas, pero sirven para ir influyendo en la percepción del elector, quien generalmente le gusta estar del lado del ganador. Por ejemplo, la amplia ventaja que tiene Cuauhtémoc Blanco en Morelos -3 a 1 respecto de su más cercano competidor- podría ampliarse por la decisión de algunos que no quieren desperdiciar su voto. Dárselo al ex futbolista les generaría la sensación de que tomaron la decisión correcta.
En el caso de Veracruz, aunque aún no inician formalmente las campañas, resulta que las tendencias ya van definiendo quien podría ser el próximo gobernador. En este momento, según la encuesta publicada ayer por AlCalorpolítico.com, la disputa está entre el candidato de la coalición “Por Veracruz al Frente”, Miguel Ángel Yunes Márquez, y Cuitláhuac García Jiménez, el abanderado de Morena, quienes se encuentran en un empate técnico en torno a los 30 puntos de preferencia electoral.
Ya rezagado está el candidato priista José Yunes Zorrilla con sólo 21 puntos, acaso dos más de los 19 que representan los veracruzanos que manifestaron que aún no han decidido su voto. Como decíamos, muchos de estos indecisos terminarán otorgando su sufragio a quien encabece las encuestas en la recta final. Por ello, las encuestas no definen pero si impactan.
Las cifras publicadas ayer no suenan descabelladas. Sobre todo si consideramos que en el imaginario de los veracruzanos, hay una disputa por elegir al menos malo.
En el caso del joven candidato panista –el perredismo es sólo un accidente administrativo en nuestro frágil sistema electoral-, ha podido sortear con relativo éxito los negativos que implican una administración que tiene un serio déficit en materia de seguridad y la reciente información sobre la deuda heredada en el municipio que gobernó.
Su adversario más cercano, Cuitláhuac García, no ha tenido tantos negativos porque a pesar de su actividad como legislador federal y participación en el proceso electoral pasado, aun no se le conocer atributo alguno que haga que la gente se enganche con él. Sin el manto protector de López Obrador, Cuitláhuac andaría naufragando en una preferencia electoral de apenas un dígito. Por ello no hace campaña; para eso está su protector.
En el caso de Pepe Yunes hay una muy buena opinión de él. Si no fuera candidato, muchos lo habrían colocado como un elemento clave en el equipo de José Antonio Meade. Sin embargo, es un candidato que no prende; tiene buenas frases pero pocos proyectos asequibles para la gente; su equipo de trabajo se ha convertido en una especie de arca de Noé donde todos esperan salvarse el diluvio.
Con su comité de campaña –donde se identifican los mismos de siempre, los que han perdido las últimas elecciones o que siguen enfrentando problemas con la justicia-, ha mandado una mala señal de continuismo de la fidelidad y una parte del duartismo. Tal vez su peor error ha sido que no ha podido desarrollar una estrategia para atajar el creciente antipriismo que se vive en Veracruz.
Por eso los números podrían tener mucho de cierto. Con todas las críticas que le puedan endilgar por su parentesco con el mandatario estatal, Miguel Ángel Yunes representa al menos un cambio de generación. Pepe en cambio, honrando su amistad con muchos de ellos, ha revivido a cuadros priistas manchados por la corrupción del pasado reciente. Eso la gente lo está observando y lo manifestará en las urnas. Será una pena que repita –como lo muestran las encuestas- un tercer lugar en una elección estatal.
Cuitláhuac en cambio, ni suda ni se acongoja. Ya hizo una campaña a gobernador y sabe que no tiene que esforzarse mucho. Su suerte corre al lado de AMLO quien se mantiene puntero en las encuestas nacionales. Nuestro ínclito diputado federal apuesta a que si López Obrador le realizó la campaña, también le realice el gobierno.
Así es el canto de las encuestas.
Las del estribo…
- Humo blanco en la sede estatal priista respecto de sus candidatos a diputados por la vía plurinominal. A pesar de que las posiciones de privilegio fueron para los dirigentes de sectores –CNC y CNOP, quienes mucho agradecerán el fuero-, no dejó de haber sorpresas. Por ejemplo, Elizabeth Morales fue pre candidata a todo y no logró alcanzar nada. Del hijo de César del Ángel, sólo Pepe conoce su deuda, al grado que desplazó a su gente cercana como Zita Pazzi. El consuelo es que han nacido para perder.
- Este sábado Vía Veracruzana hará un anuncio muy importante. Por supuesto habrá reacciones a favor y en contra. Lo curioso sigue siendo el hecho de que una organización, de la que muchos señalan que sólo es de membrete y sin ninguna fuerza política real, pueda resultar el fiel de la balanza en una competencia electoral que se antoja competida. Se corre el telón…