Prefacio.

Es un cuento muy viejo que, como aquel de “Pedro y el Lobo”, a estas alturas está muy desgastado. *** Los primeros en difundirlo, curiosamente, fueron los diputados federales del PRI: Que el gobierno federal habría de actuar contra los ex colaboradores de Javier Duarte que hubieran pactado con Miguel Ángel Yunes Linares. “Con la ley en la mano se les hará saber que se equivocaron y que dicha negociación la debieron buscar en las instancias federales”. *** La intención era evidente. Desviar los reflectores hacia otros personajes que “extrañamente” no estaban siendo acosados por el gobierno estatal. *** Y les pusieron nombres: Ricardo García Guzmán, Juan Manuel del Castillo, Vicente Benítez, Gabriel Deantes… entre otros. *** Para nadie era un secreto que atrás de esos rumores estaba la mano de personajes como Érick Lagos y Jorge Carvallo. Hoy ellos mismos aparecen en el mismo cuento. Hoy a ellos se les acusa de haber negociado su propia impunidad con Yunes Linares y se exhiben algunos de sus bienes más visibles. *** Si algo ha nutrido la estrategia de terror del actual gobernador de Veracruz, ha sido el derroche de deslealtades de aquellos “nietos de la Fidelidad”. *** Pronto podrían estar pagando las consecuencias.

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Nadie sugirió, ni por un momento, que la llamada “veda electoral” significara suspensión de labores.

Mucho es todavía lo que tiene que hacer Miguel Ángel Yunes Linares por Veracruz (de todo aquello que prometió y no ha cumplido) como para pensar a estas alturas que tenga que irse a su casa a esperar que pasen las elecciones.

Tiene razón el gobernador de Veracruz: La veda electoral no significa que él se pueda tomar vacaciones, lo que sí queda muy claro es que está prohibida (Artículo 449 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales) “La difusión, por cualquier medio, de propaganda gubernamental dentro del periodo que comprende desde el inicio de las campañas electorales hasta el día de la jornada electoral inclusive, con excepción de la información relativa a servicios educativos y de salud, o la necesaria para la protección civil en casos de emergencia”.

El mismo Artículo sanciona “la difusión de propaganda, en cualquier medio de comunicación social, que contravenga lo dispuesto por el párrafo octavo del Artículo 134 de la Constitución”, además de “la utilización de programas sociales y de sus recursos, del ámbito federal, estatal, municipal, o del Distrito Federal, con la finalidad de inducir o coaccionar a los Ciudadanos para votar a favor o en contra de cualquier partido político o candidato”.

Todo eso sí está prohibido expresamente en la norma jurídica que rige a los procesos electorales en el país, y es ahí donde el gobernador de Veracruz está cometiendo excesos que pueden ser punibles.

Miguel Ángel Yunes Linares aprovecha los huecos que tiene la legislación actual, para inducir el voto a favor de su hijo, su primogénito que –por casualidad- lleva su mismo nombre.

En su calidad de gobernador de Veracruz, convoca a los medios de comunicación para difundir mensajes que exacerban los ánimos de la sociedad. Yunes Linares le apuesta a que perdure en la conciencia de los veracruzanos ese repudio al PRI (partido en el que él mismo militó y del que mucho se sirvió) que tan útil le resultó en su propia campaña electoral.

La difusión de los bienes confiscados a Javier Duarte no afecta, de manera alguna, al candidato de Morena a la gubernatura, Cuitláhuac García, actualmente a la cabeza en la mayoría de las encuestas.

Si el gobernador de Veracruz ajustó su estrategia y revivió aquellos agravios, fue porque pretende enviar un misil a la campaña del abanderado del PRI, Pepe Yunes, un contendiente que ha crecido más de lo que el propio mandatario estatal y sus estrategas habían calculado.

Nada de lo divulgado este miércoles es nuevo. Los condominios en la Torre Pelícano de Boca del Río y la contratación de una firma de abogados para que rastree los bienes “ocultos” del exgobernador, son asuntos que ya habían sido ventilados antes por Miguel Ángel Yunes Linares, quien se sigue atribuyendo el mérito de que Javier Duarte esté hoy en la cárcel, cuando ha quedado demostrado que las denuncias de su “fiscal-carnal” Jorge Winckler, son tan absurdas que parecen una mala broma.

El propio Pepe Yunes lo dejó bien claro este mismo miércoles. A él no se le puede vincular con los presuntos actos de corrupción de Duarte, pues en múltiples ocasiones él mismo, en su calidad de legislador, señaló irregularidades en aquella administración.

Tampoco se le puede inventar responsabilidad alguna al candidato presidencial Pepe Meade, pues fue gracias a la labor de la Secretaría de Hacienda (en los tiempos en que Meade era el titular) que la PGR logró armar un expediente sólido para al exgobernador veracruzano a la cárcel.

Miguel Ángel Yunes Linares está metido de tiempo completo en la campaña de su hijo. Se mueve, incluso, más que su vástago. Exagera los logros de su gestión como gobernador, e insiste en que la única forma de que esas “buenas acciones” perduren, es dándoles continuidad, en la persona de su heredero.

Y, fiel a su naturaleza, cuando no logra convencer, amenaza. Para ello tiene a su servicio el aparato represor de Seguridad Pública, la maquinaria jurídica de la Fiscalía General del Estado, y la voluntad de los jueces del fuero común, al mando de su compadre, Edel Álvarez Peña.

La consigna en el gobierno estatal es muy clara: “Se hará todo lo que sea necesario, legal o no, para que gane Miguelito”.

¿Aún lo dudan?

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Epílogo.

En este mismo espacio ya se había anticipado: los conflictos en el ayuntamiento de Alvarado tenían como origen la lucha por los valiosísimos terrenos de la llamada Riviera Veracruzana. Esta semana el presidente de la Federación Internacional de Bienes Raíces (FIABCI), Antonio Hanna Graeyb, dio a conocer que se prevé una inversión cercana a los 2 mil millones de pesos en Alvarado para el próximo año. Son dos proyectos de alto poder adquisitivo, uno que contempla edificios, terrenos comerciales y un centro comercial y el otro de zonas residenciales con 3 mil lotes. El pastel es muy apetitoso y hay muchos coyotes merodeándolo.

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