El Taller de Arte Popular (TAP) es un espacio para promover las expresiones más cercanas a la población y sus cursos tienen muy buena aceptación: laudería, tallado de máscaras, telar de cintura, cerámica, cartonería y orfebrería. Sin embargo, debido a su ubicación, en la colonia Higueras, se quedó en un ámbito local y el Ayuntamiento de Xalapa busca ampliar su zona de influencia.
“En esta nueva forma de gobernar lo que se busca es impulsar una política más incluyente y abarcar un territorio más amplio. Promover y difundir esas otras corrientes y culturas que han enriquecido la diversidad xalapeña”, explica la encargada del Departamento de Promoción y Desarrollo de la Cultura, Nancy Correa Grande.
El TAP, además, será un recinto que ayude a descentralizar los eventos culturales. Por ejemplo, el pasado 6 de marzo se presentó el Ensamble de trombones y tuba de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, que llenó la explanada del lugar con estudiantes de preescolar, primaria y bachillerato, madres y padres, además de vecinos de los alrededores.
También se busca rescatar el arte popular de las congregaciones xalapeñas, como Chiltoyac, donde se tiene una alfarería única, a punto de extinguirse, advierte.
La encargada de la Unidad de Vinculación y Gestión Cultural, Lorena Acosta Vázquez, agrega que esta alfarería es una de las pocas herencias culturales totonacas de la zona, pues en Chiltoyac aún se encuentra hablantes de esa lengua.
Reconoce que “la lengua trae implícita una cultura y subsisten saberes tradicionales, concretamente en el manejo de la alfarería. Chiltoyac es una comunidad destacada por la producción de una cerámica utilitaria, principalmente ollas, tinajas, comales y otros objetos de uso cotidiano”.
También habla sobre la pertinencia de generar una política que descentralice los servicios culturales, “pero con arraigo en usos y costumbres de las distintas expresiones de los xalapeños en cada una de sus regiones”. Esto contribuiría a formar una identidad regional, si se busca integrar a los artistas de los municipios conurbados.
“Por ejemplo –continúa Lorena Acosta–, tenemos un taller de tallado de máscaras tradicionales de madera, muy utilizadas en los carnavales afromestizos, en las danzas de conquista que tenemos en la zona. Precisamente Chiltoyac es una de esas comunidades que preserva tanto la danza tradicional como la alfarería”.
Lo ideal, en lo que se trabajará, es en recuperar también esas otras fiestas y expresiones tradicionales como la música, la confección de indumentaria para danzas, la memoria histórica y la tradición oral, agrega.
En el TAP, maestros artesanos de las comunidades son quienes imparten los talleres, abiertos al público en general. Actualmente, son jóvenes la mayoría de los alumnos, pero se busca llegar a otros sectores poblacionales.
Tallamos y damos forma a la tradición: Octavio López
El maestro Octavio López Zaragoza viene de la comunidad de Coyolillo, municipio de Actopan, de una familia de talladores de madera. Comenzó a los 15 años y el oficio fue una herencia de su padre, quien a su vez lo aprendió del suyo. El objetivo es claro: preservar y rescatar el arte de la máscara.
Su obra, aunque muchos de sus más de 30 alumnos en el TAP lo ignoran, ha viajado por varios países. La última vez, uno de sus trabajos se exhibió en la galería “Luna Sol” de Berlín, Alemania.
“A veces, por semestre llegamos a producir hasta cien máscaras. Y más allá de que se las llevan y pueden venderlas, lo que importa es el conocimiento, la experiencia. Rescatamos nuestra cultura, nuestras raíces”, afirma.
Así surgen búhos, diablos, vacas, aves, viejitos y cualquier imagen que tenga cuernos. Elaboran máscaras para danza, para teatro… “Los talleres seguirán creciendo, porque el arte popular es tradición, es cultura”.