¿Cuántas veces no se ha arrepentido el votante por quien ha votado?, ¿cuántas veces, no se ha escandalizado por el comportamiento de los que deberían ser los honorables representantes de estas sociedades? Que caminan sombrías ante las tinieblas de la corrupción, que se ha desvelado en estos tiempos, ¿acaso, no es tiempo de explicar y reflexionar, que si los hombres se escandalizan, es porque en el fondo es su misma condición?, ¿y que se escandaliza de él mismo?, que esto es lo que en realidad sucede en el fondo de las sociedades del pasado reciente y de los tiempos actuales, ¿qué es demasiado elevado pensar o actuar para llevar a la realidad una democracia?, ¿acaso es extraordinario que el hombre de estos tiempos y de estas latitudes, pueda comprenderlo?
Esto nos aclara la simple exposición psicológica de, o que es el escandalo por el escandalo, que es la condición de los que gobiernan contra los que gobernaron o están cerca de gobernar, los que muestra la estupidez y la desvergüenza de los preceptos de la responsabilidad de Estado, tanto para unos como para otros.
Las frecuentes, absurdas advertencias de escándalos por venir de quienes participan en los procesos de adjudicación electoral, son más ya que conocidas por la población, lo que esta sociedad, quiere y desea, es que se deje de advertir, porque estas advertencias conllevan a las complicidades de los miembros de los partidos-bandas que instrumentan las formas de corrupción de los instrumentos políticos para “fortalecerse” y alcanzar logros que les permitan acceder al poder, alianzas que son de origen corrupción.
Estas frecuentes y diligentes advertencias que se lanzan y se dicen unos a otros, no aminorarán ni en estos días santos en que inician las campañas, al contrario, en contrasentido humano-religioso, exteriorizarán por todos, los medios los deseos de encontrarse los unos, a los otros, la corrupción, que es el pecado capital de la democracia.
Y, en esas andamos, de encontrar la oportunidad que suceda a los hombres de la corrupción, que han llevado a este rico e inmenso país, a la debacle, financiera, económica y social, no existiendo compromiso alguno para superarlo, lo que pretenden es salvarse inclinados ante el “fuero” en el que buscan la protección, que es para este pueblo, nuestra cruz y nuestro calvario.
¿Cómo ayudarnos, para superar estos acontecimientos que martirizan a estas sociedades?, que nos tienen crucificados en la cruz de las mentiras y la corrupción desmedida, escandalosa, de miles de millones de dólares de los que se han apoderado, que transformados en pesos mexicanos, se convierten en cantidades estratosféricas, y que si revisamos someramente, sus antecedentes laborales, han sido solamente el mal llamado servicio público, que el único ingenio que han tenido, ha sido robar. Soberbios como son, son su propio castigo. Esta sociedad, requiere de lo elemental para vivir, para sobrevivir y no es atendida en la estructura primordial para la construcción presente y futura del desarrollo; lo económico, social y humano.
Este pueblo, se lamenta, y esta replegado sobre sí mismo, y no se permite una inmediación, fuerte, enérgica, decidida que le permita superar inmediatamente, semejante atrocidad. Y se vive esperanzado a los deseos de que esos corruptos, volteen a mirarlos.
Y como no hay pasión para enfrentarlos decididamente, se llega al abandono que les abruma en la más profunda de las indiferencias, manteniendo la herida del dolor social.
De una conversación un poco confusa:
Dr. Son cosas personales.
¡Por los dioses!
De Sócrates:
Es muy extraño que nosotros dos mi querido Polo, no nos comprendamos uno a otro, “esto debe de ser el malentendido”.
De Froylán Flores Cancela:
Quien lo dijo, sabía lo que decía: el pasado es un país extranjero; allí se hacen las cosas diferentes.
Las más de las veces la familia es una especie de gavilla para los poderosos.
Más grande es la fortuna, más grande es el crimen.