De la obra de John Milton
El paraíso perdido
“Canta, Musa celestial, la primera desobediencia del hombre: del árbol prohibido, de aquella funesta fruta que trajo la muerte al mundo y la pérdida del Edén, hasta que el hijo del Eterno recuperó para nosotros la bóveda ancestral. Desde la solitaria cumbre de Oreb o del Sinaí, tú inspiraste a aquel pastor que fue el primero en enseñar a la selecta grey cómo en su principio salieron del caos los cielos y la tierra. Si te place más la colina de Sión o el arroyo de Siloé, que desfilaba fulminante junto al oráculo de Dios, allí exhortaré tu auxilio en favor de tu tan atrevido canto, que no con débil vuelo pretendo glorificarme sobre el monte Aonia al empeñarme en un asunto que nadie intentó jamás, ni en prosa ni en verso”.
Y es que las musas terrenales se van confundiendo, ante las pretensiones humanas, los deberes del hombre son ahora su mismo infortunio, ante su ambición desmedida, que inspira los deseos materiales en asfixiante torbellino, que les agobia en los felices reinos de la corrupción. Siendo así, que el mismo hombre se expulsa del paraíso ante el anhelo del poder y del dinero. Pecados, que Satanás avista desde las alturas o desde los infiernos. La desobediencia al mandato divino se castiga con la sentencia del pueblo, aun, en una aparente libertad corpórea, pero con un encarcelamiento de consciencia y de memoria social. Y es que la tierra se ha convertido en El paraíso perdido de la creación, en donde existe una privación grave de bienes y servicios que perjudican a todos los seres humanos, estas precariedades, colocan en riesgo la supervivencia, perjudicando el desarrollo social, mental, emocional, espiritual y del alma.
Una consciencia que sufre una grave crisis de repercusiones catastróficas; que de acuerdo a estadísticas de organismos internacionales; los más afectados son los niños y los adultos mayores. La pobreza de una país o región, sitúa en una amplia disparidad con las regiones o países desarrollados.
El deterioro de la economía, es un problema que afecta aún más a los hambrientos, colocándolos en situaciones de emergencia.
Alrededor de 300 millones de niños de ambos sexos- de acuerdo a datos de las ONU-, en el mundo, deambulan durante el día con necesidades de alimentación, que los priva en los primeros años de vida, de un desarrollo físico, intelectual y emocional, que les permita la sobrevivencia.
Una sociedad, que permanece indiferente, ante estas necesidades humanas, vive ya su propio infierno, porque estos factores conllevan a la desestabilización social, y a la inseguridad en que se vive.
Hay desobediencia global de los hombres todos, la indiferencia, la inacción; también son pecados.
Hay que orar, si, incluso rezar, pero con ello no se soluciona a golpe de pecho, las necesidades primarias del hombre. Hay que actuar.
Consciencia y acción, son la fortaleza de la humanidad, y esa es nuestra epopeya como sociedad, vencer la inconsciencia, encontrarnos con la intolerancia ante la represión; la represión y el sometimiento físico y psicológico. El dominio a través de los instrumentos visuales y de escucha que someten el pensamiento; en condicionamientos de alienación, para un bien único; la ambición económica y del poder por el poder.
Se tiene que continuar luchando por la libertad y el Estado de bienestar, pero todavía, aún más contra la inconsciencia de las minorías que someten y subyugan a las mayorías.
De la película El amanecer de un siglo
Del director István Szabó
Creíamos que íbamos a hacer un mundo mejor para la gente…pero en lugar de ello, lo hicimos mucho peor.
Como siervos de criminales, sedientos de poder…nos volvimos criminales.
Nuestros políticos mintieron al pueblo al decir que hacían el bien…y el pueblo le mintió a los políticos…al decir que les creían.
Tememos ver con claridad y ser vistos con claridad.
Nunca permitas que el pecado de la altanería se apodere de ti.
No confíes en nadie…examina las cosas tu mismo.
No seas ostentoso con lo tuyo. El ser dueño de cosas y propiedades deviene en nada.
No te entrometas en lo que no conoces…esto provoca ansiedad que causa enfermedades.
De una confidente:
No se lo digas a nadie.