Con bombo y platillos, este martes 6 el Gobierno del Estado informó que apoyado en labores de inteligencia, el Grupo de Coordinación Veracruz implementó un operativo en el que se logró la detención de Diana Mayté Mejía Serna, alias “La Güera”, supuesta líder de una célula de la delincuencia organizada dedicada al narcotráfico, robo a autotransporte y secuestro, entre otros delitos imputados.
Según se destacó en el comunicado oficial, el área de operación de Mejía Serna abarcaba los municipios de Córdoba, Orizaba, Río Blanco, Ciudad Mendoza, Paso del Macho, Amatlán y Yanga, entre otros de esa región central de Veracruz.
“La Güera”, según los órganos de inteligencia del gobierno estatal y de la Federación, colaboraba en acciones delincuenciales con Roberto de los Santos de Jesús, (a) “El Bukanas” o “Bukana”, un ex policía municipal de Maltrata que pasó de entrenador de estacas de dicha organización delincuencial en el narcorancho San Pedro en Acultzingo –desmantelado por el Ejército Mexicano en septiembre del 2014– a líder de Los Zetas en esa zona montañosa de Veracruz.
Sin embargo, llama la atención que Mayté Mejía, la misma “Güera”, ya había sido detenida hace menos de dos años, a principios de julio de 2016, junto con otros cuatro cómplices vecinos de la ciudad de Córdoba, por autoridades del estado de Puebla.
Según las notas periodísticas, los cinco cordobeses, integrantes de una banda dedicada al robo de vehículos y asalto a transportistas, fueron capturados por autoridades poblanas y puestos a disposición de la Procuraduría General de la República (PGR), ya que también se les aseguraron armas al momento de su captura.
La detención de los delincuentes, originarios de Córdoba y liderados por Mejía Serna, fue realizada por elementos policiacos de Puebla cuando pretendían cometer otro delito en esa entidad.
Así que, en realidad, no hubo mucha “inteligencia” policial, pues desde el año antepasado ya sabían quién era esta mujer, dónde estaba y a qué se dedicaba.
Lo que habría que preguntar es por qué no la detuvieron antes.
Salud, lo mejor de Yunes
Este miércoles, el secretario de Salud, Irán Suárez Villa, invitó a un grupo de periodistas xalapeños a conocer el recién inaugurado Hospital Infantil de Veracruz, una millonaria obra que dejaron inconclusa y con serias deficiencias estructurales las administraciones de los ex gobernadores Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa, y que el mandatario estatal panista Miguel Ángel Yunes Linares concluyó, dotándolo con equipo y tecnología de punta, en estos primeros 14 meses de su bienio.
Sin jactancia, la Torre Pediátrica, como inicialmente se le llamó, no sólo es la mejor del sureste mexicano y del país sino de toda Latinoamérica.
Para terminarla, la gestión de Yunes Linares tuvo que invertirle otros 200 millones de pesos en la construcción y 120 millones de pesos en el equipamiento, no obstante que los regímenes de Herrera Beltrán y Duarte de Ochoa habían signado contratos por 240 y 137 millones de pesos con diferentes empresas.
Originalmente, el edificio había sido proyectado para 10 niveles y un helipuerto, pero ante las fallas estructurales detectadas tuvieron que reducirlo a ocho pisos, de los cuales únicamente seis estarán en funcionamiento ya que dos quedarán momentáneamente inhabilitados, pero disponibles para una futura expansión del nosocomio dependiendo de los requerimientos de la población.
El descuido, la negligencia e irresponsabilidad de las autoridades anteriores fue tal que hasta los cinco elevadores, entre ellos los dos especiales para el traslado de camillas, habían sido hechos con materiales usados, lo que obviamente representaba un grave riesgo. Todos fueron reemplazados por modernos ascensores de una especializada marca comercial.
Si en seguridad pública Yunes Linares no ha podido cumplir cabalmente aún la expectativa que generó como candidato en su campaña electoral, su gobierno, al menos en materia de salud, sí que está entregando buenas cuentas.
Y es que francamente sería muy mezquino negarle este gran acierto. Hace más de dos mil años alguien dijo que “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.