Entre estudiantes de la Universidad Veracruzana (UV) se han registrado al menos 20 casos de secuestros, en los que hasta ahora se desconoce el paradero de los jóvenes, alertó la académica del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la UV, Rosío Córdova Plaza.
Entrevistada en la presentación de resultados del proyecto «UV como constructora de paz: alternativas a las violencias en Veracruz», dijo que se trata de casos recientes que se conocieron mediante la aplicación de encuestas a alumnos de las cinco regiones de la universidad y que son delitos que en muchas ocasiones no se denuncian y por ello pertenecen a la «cifra negra» que no es reportada a la Fiscalía General del Estado (FGE).
«Me sorprendió ver que miembros de la comunidad fueron secuestrados, no es un porcentaje muy alto pero sí existen y es sorprendente porque en general no se sabe. Estos miembros no regresaron (…) tenemos detectados en las cinco regiones y las cuatro regiones de la UVI, más de 20 casos».
A estos casos dijo que habrá que sumar aquellos que se han cometido en contra de académicos y personal administrativo de la universidad.
No obstante, reconoció que estos no son los únicos delitos de los que son víctimas los estudiantes, pues dijo que dependiendo la región hay otros delitos como el robo, la extorsión, el acoso, además de asesinatos y feminicidios, que se han detectado entre la comunidad universitaria.
«Es sorprendente que las amenazas normalmente no se denuncia; ell acoso escolar es difícil que se denuncie pero vemos que sí ocurre».
Detalló que hay zonas como Xalapa en donde hay mayor concentración de delitos, aunque aclaró que esto puede deberse en buena parte a que en este municipio se concentra la mayor cantidad de alumnos de la UV.
Sobre el tema, dijo que además de Xalapa, hay otras regiones en donde los índices de violencia han sorprendido a la sociedad, como en el caso de Poza Rica.
«Los veracruzanos no estábamos preparados y nos cayó de golpe (la violencia), al menos en algunas regiones en que nos sentíamos bastante protegidos; había una cierta sensación de que la gente de bien estaba segura y no había esta situación de vulnerabilidad y de pronto nos cae esto encima y está fracturando el tejido social».
La investigadora consideró que esta realidad ha generado en la entidad una condición de vida inestable, por la ruptura del tejido social.
«Tenemos miedo de nuestro vecino, de quien puede pasar a nuestro lado cuando caminamos por la calle y esa es una condición de vida muy frágil e inestable».
Sobre las encuestas realizadas, señaló que la meta es de 8 mil 500 y hasta ahora se han hecho casi 7 mil levantadas y de estas 2 mil 500 han sido procesadas.
«Nos da un panorama de delitos visibles o aparatosos como el asesinato, feminicidio y otros menos visibles, como acoso, bullying, amenazas y nos da el panorama de su familia y su entorno y suponemos que nos digan cosas que no se denuncian».
Perla Sandoval/Avc