En su artículo semanal publicado este lunes en el influyente diario Reforma, la politóloga Denise Dresser se ocupó del candidato presidencial panista Ricardo Anaya, de quien dijo saber que toca la guitarra, que habla inglés, que lleva a sus hijos a la escuela, que es inteligente y articulado, y que tiene talento político, “a lo que se debe su ascenso vertiginoso en la política y en el PAN”.
“Eso es lo que sabemos de Ricardo Anaya. Lo que no sabemos es si el ‘joven maravilla’ (…) realmente es quien ostenta ser. Alguien con las agallas para trastocar el régimen prianista; alguien con la audacia para romper el pacto de impunidad; alguien capaz de ser líder audaz de un Frente que enfrente y no sólo simule hacerlo. Los mensajes que ha mandado en la precampaña son contradictorios. A ratos dan ganas de darle una palmada en la espalda, pero en otros momentos dan ganas de propinarle un puntapié. A veces parece ser Ricardo corazón de león y a veces, Ricardo corazón de ratón”, expuso la académica, quien además le criticó “las decisiones tomadas dentro de su partido y como candidato del Frente”.
“La lógica cuatista y cuotista con la cual se definieron las candidaturas plurinominales del PAN sólo acentúa un problema de percepción sobre su liderazgo: excluyente, soberbio, imponiendo amigos en lugar de construir coaliciones y abrir espacios y refrescar la representación. Deslegitimando los procesos internos de su partido para someterlo. Emulando el control calderonista sobre el PAN que tanto daño hizo, que tantas divisiones provocó. Y a eso añadirle una acción emblemática que refuerza dudas preexistentes sobre el tenor antisistémico de Anaya: la inclusión de Josefina Vázquez Mota en el primer lugar de la lista plurinominal al Senado. Josefina, sí esa, involucrada en un escándalo por la provisión de fondos gubernamentales para su fundación ‘Juntos Podemos’. Ante ese acto de continuismo y compadrazgo, ¿cómo creer en el compromiso de romper el pacto de impunidad? ¿Cómo creer que el Frente dejará de proteger al país de privilegiados que viven al margen de la ley?”, cuestionó Dresser.
Pero en Veracruz, Anaya y el PAN incurrieron también en los mismos vicios al sucumbir a los caprichos del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, quien no sólo pretende heredarle la gubernatura a su primogénito sino que impuso también como candidatos al Senado a dos cuestionados ex colaboradores urgidos de fuero. La candidatura de mayoría relativa le fue asignada al ex titular de la SIOP, Julen Rementería, cuestionado por la mala calidad de dos carreteras estatales recién inauguradas, la Banderilla-Misantla y Xalapa-Coatepec, mientras que la candidatura plurinominal fue para la ex secretaria de Desarrollo Social, Indira Rosales, quien acaba de ser exhibida públicamente por la compra de leche y despensas a sobreprecio.
Ante el escándalo mediático por la leche agria distribuida en Zongolica y Minatitlán, el candidato de MORENA a la gubernatura, Cuitláhuac García, mostró el contrato de compraventa AD-09.17 con la empresa Productos Serel S.A., que se hizo mediante adjudicación directa, sin licitación de por medio, e incluye la compra de casi 300 mil litros de leche a un precio unitario de 20 pesos por litro, cuando el lácteo –puntualizó el diputado federal con licencia– se vende al menudeo de 16 pesos con 50 centavos.
El contrato exhibido por García Jiménez detalla que el gobierno de Yunes gastó 5 millones 924 mil pesos en los paquetes de leche semidescremada ultrapausteurizada, la cual fue adquirida a la empresa “Nutriland”, que surte al gobierno de Veracruz y a otras entidades donde gobierna el PAN.