El arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, alertó que el caer en la tentación puede llevar a cualquiera a caer en la ambición, el robo, la “tranza”, la corrupción, el asesinato, el orgullo, la soberbia, el autoritarismo y hasta la dictadura.
Durante la homilía dominical, el religioso enumeró que son tres las fuentes que acompañan las tentaciones para el ser humano: la primera es el placer, aquello que nos gusta y nos es agradable, tanto en la vista como en los sentidos o la sexualidad.
La segunda es el tener más, lo que significa que no nos basta con tener lo que ya hemos logrado, sino que siempre se ambiciona más, “quisiéramos tener todo y a veces por eso se es capaz de robar, transar y también incluso de caer en la corrupción, robo y asesinato”.
Y la tercera es lo que se llama poder, dicho de otro modo cuando alguien quiere estar por encima de los demás y no se preocupa de los otros y empieza a pensar solo en sí mismo, de allí viene el orgullo, la soberbia, el deseo de imponer las cosas, el autoritarismo y hasta la dictadura.
Reyes Larios advirtió que de esas fuentes y de esos ídolos todos tenemos que cuidarnos, no empezar a coquetear con ellos, no consentir y no caer en lo mismo como los demás lo hacen, “Jesucristo enseña como vencer la tentación no haciendo caso de las invitaciones al pecado, al mal y consentir aquello que es indebido”.
Mencionó que en la iglesia católica se considera que todo lo que obstaculiza el reconocer la obra de dios se considera como una tentación al pecado, y en eso se basa el pasaje del pecado original, cuando la serpiente, que significa el maligno o demonio, como el fruto prohibido e invita a su pareja, Adán, creyendo que de esa manera serán igual que Dios.
“Entonces viene la seducción, la mujer consciente, come del fruto prohibido y le convida a su esposo Adán, su marido y viene el pecado original, eso pasa a todos, la tentación es siempre una insinuación, como una invitación, como un coqueteo, a hacer algo indebido, contra los mandamientos de dios”.