El sur de Veracruz se complica en lo social, en lo político y en el tema de la seguridad pública. Si a eso se suman las evidentes diferencias entre las autoridades municipales de Coatzacoalcos y Minatitlán con el gobierno del estado, el escenario se vuelve aún más difícil para la población de esos lugares.
En Coatzacoalcos, el ayuntamiento de Víctor Carranza enfrentó una parálisis como consecuencia de una relación laboral que se deterioró a pasos acelerados hasta fracturarse. El alcalde mostró torpeza política, al confrontarse con los trabajadores municipales; y ello fue aprovechado por el sindicato para iniciar una serie de movilizaciones, cuyos principales perjudicados fueron los habitantes del lugar.
Quienes conocen de cerca el tema señalan que ese movimiento de protesta creció debido a las limitaciones de las autoridades locales, y también a que desde la capital del estado alentaron la percepción de que el ayuntamiento surgido de Morena resultó igual o peor que su antecesor (y eso, créame, ya es mucho).
Cientos de empleados municipales protestaron contra la reducción salarial anunciada por Carranza Rosaldo, quien amaga con despedir a varias decenas de trabajadores.
Periodistas de Coatzacoalcos consignan que ocho de los 13 ediles de ese ayuntamiento piden que tanto el alcalde como el dirigente del sindicato, Gersaín Hidalgo, comparezcan ante el cabildo; y dijeron que ya analizan la continuidad del tesorero y de la directora de recursos humanos.
Mientras ese conflicto sube de tono, la población paga los platos rotos por la cerrazón de un ayuntamiento incapaz de llevar en buenos términos sus relaciones laborales.
Las supuestas despensas caducadas
En Minatitlán, el ayuntamiento de Nicolás Reyes Álvarez, también de Morena, denunció públicamente haber recibido mil 500 despensas con productos caducados.
El cargamento salió del gobierno del estado, a través de Protección Civil, desde el primero de febrero, como un apoyo extraordinario a la población afectada por las lluvias. Las despensas no fueron entregadas de inmediato y cuatro días después el alcalde acusó que la leche que le enviaron desde Xalapa había caducado y que no podía repartirse sin que representara un riesgo para la salud de la población.
El gobierno estatal enfatizó que se trataba de una mentira; y envió personal de la Secretaría para que, ante notario público, constatara que no había productos caducos.
Quienes estuvieron en el lugar apuntan que de todo el cargamento, verificado en presencia del alcalde, sólo un brick de leche estaba próximo a vencerse.
El gobierno estatal exigió a la autoridad municipal que se retractara del señalamiento pero el alcalde se negó a moverse de su postura. Contrario a ello, Nicolás Reyes dice que fue amenazado por el ejecutivo con el retiro de los elementos de seguridad pública.
Mientras eso ocurre, una regidora del ayuntamiento de Mina, Damara Gómez, emitió una declaración en la que asegura que en el cargamento no existía lecho o cualquier otro producto cuya caducidad hubiera vencido; y habló de un intento por politizar el problema.
El gobierno del estado respondió al señalamiento, decía, enviando una brigada de supervisión, con notario incluido, pero el daño mediático ya estaba hecho, al circular profusamente en los medios informativos las versiones que apuntaban a un reparto masivo de despensas vencidas en su caducidad.
Este martes, tanto Cuitláhuac García como Rocío Nahle, los precandidatos al gobierno del estado y al Senado, hicieron pronunciamientos en redes sociales sobre el asunto de las despensas de Minatitlán.
El gobierno estatal dio respuesta a los señalamientos, pero es muy difícil borrar la percepción generada por la nota que surgió desde el Ayuntamiento de Minatitlán.
En tanto, unos y otros, Morena y Gobierno del Estado; es decir PAN, denuncian guerra sucia; los primeros se quejan de un intento por desestabilizar a los ayuntamientos surgidos de ese partido; y los segundos dicen que el gobierno de Minatitlán intenta, con mentiras, dañar la imagen gubernamental. Es una guerra y esto apenas comienza. @luisromero85