Todo parece indicar que Cuitláhuac García Jiménez ya se la creyó de que, como en el país con Andrés Manuel López Obrador, él en Veracruz está en los cuernos de la luna de la preferencia electoral, y que es cosa de tiempo para cambiar de residencia, posiblemente a la Casa Veracruz, que muchos afirman conoce muy bien porque en su anterior campaña acudió a ese inmueble de la Colonia Dos de Abril en varias ocasiones para recibir recursos financieros en greña de parte del entonces gobernador Javier Duarte de Ochoa, para su campaña.
“Todo indica que vamos a arrasar en las próximas elecciones”, dijo Cuitli el sábado en Xalapa, y añadió que Morena se encuentra más fuerte que nunca, por la gran cantidad de gente que ha cambiado de decisión y se ha sumado a este instituto político. “A diferencia de 2006 y 2012, cuando participó Andrés Manuel López Obrador como candidato a la Presidencia de la República, hoy todo indica que vamos a arrasar en las próximas elecciones, porque el número de militantes y simpatizantes se ha incrementado”, dijo.
En la clausura de la Asamblea Distrital de Morena, quien buscará la gubernatura por segunda ocasión dijo que de acuerdo a las encuestas más recientes, continúan a la cabeza tanto Andrés Manuel López Obrador como él para la presidencia y la gubernatura del estado, respectivamente, si bien dijo que van a redoblar esfuerzos no solo para mantenerse a la cabeza y ganar las elecciones, sino para obtener una votación abrumadora que no permita ningún reclamo de nadie.
Y su optimismo es verdaderamente desbordado, lo que hace pensar que está pensando en más de un millón de votos para su causa el 1 de julio. Hace dos años, cuando lo entrevistamos, Morena había logrado 300 mil votos en la elección federal, donde él ganó la diputación por Xalapa, nos dijo que la meta de Morena era doblar esa elección. En efecto, casi sin hacer nada, obtuvo no 600 mil sino más de 800 mil votos, lo que le dejó en un tercer lugar que casi se convierte en una verdadera proeza: con unos votos más hubiera desplazado al candidato priista Héctor Yunes del segundo sitio, en la primera elección a gobernador en que participaba su partido.
Sin embargo, al año siguiente, 2017, en la elección para renovar los 212 ayuntamientos, Morena apenas recibió 584 mil (225 mil votos menos que la elección de 2016), mientras que su rival más cercano, el PRI y sus aliados, recibía más de 727 mil sufragios, pese a sufrir una disminución de más de 80 mil votos.
Cuitláhuac se refirió a lo obtenido en la elección municipal y dijo que en Xalapa en las elecciones a la presidencia municipal, Morena ganó con 71 mil votos, mientras que para las elecciones que vienen tienen contemplado superar los 140 mil votos por la aceptación que ya tienen en el electorado. Falta ver si la gestión de Hipólito Rodríguez en este primer semestre de su gestión en el ayuntamiento capitalino no le quita a Morena seguidores y votantes.
De entrada, como su patrón, Cuitláhuac ya empieza a manejar las encuestas para normar criterios, cuando sabemos que estos ejercicios demoscópicos son una verdadera trampa.
Opositores hoy, zalameros ayer
Todo parece indicar que, a propósito o de chiripa, el precandidato presidencial del PRI, José Antonio Meade, ha logrado rescatar comentarios positivos, cuando no elogios desmedidos, de miembros de otros partidos. No todo lo que se ha dicho de él es presente, salvo lo que dijo el exjefe de gobierno del DF (hoy CDMX), Marcelo Ebrard. El 2 de febrero dijo ante Ciro Gómez Leyva que Meade “es un profesional; es un servidor público que ha estado en cinco secretarías de Estado”.
La entrevista en Radio Fórmula es interesante porque los conceptos provienen de uno de los colaboradores más recientemente incorporados al equipo de Andrés Manuel López Obrador, con la experiencia de haber sido Jefe de Gobierno de una de las ciudades más pobladas del mundo, gracias a un proceso electoral que permitió en su momento mantener al Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el poder, algo que podría concluir el 1 de julio cuando la estafeta pase a manos de Morena, vía Claudia Sheimbaum.
Ebrard no solo dijo que respetaba a Meade; añadió que si bien “muchas veces hemos estado en posiciones diversas, sí le tengo respeto por lo que ha sido su desempeño en el servicio público”. Dijo que el precandidato priista es “una gente que tiene experiencia” y que, pese a que ha estado en cinco secretarías, su desempeño parece transparente: “Cuando menos no tengo yo ningún dato para señalarlo en ninguna cosa escandalosa respecto a su conducta personal, cosa que es muy difícil”.
Frente a estas opiniones respecto a Meade, los comentarios (siempre medidos) de Marcelo Ebrard, coordinador de la primera circunscripción de la campaña de Andrés Manuel López Obrador, lo que le asegura la candidatura a una diputación federal plurinominal, resaltan frente a las que expresó del otro precandidato presidencial, el de la alianza Por México al Frente, Ricardo Anaya, de quien dijo que lo ha visto dos veces en su vida, y que «es un enigma» porque no tiene claro su visión sobre el país, qué propone, ni cómo decidiría: «no lo he visto en el servicio público».
Es interesante esta opinión contra las toneladas de estiércol que los morenistas han arrojado sobre la humanidad del candidato oficialista, a quien le han endilgado todas las decisiones de los presidentes a los que ha servido, como si no supieran que en un régimen presidencialista como el nuestro la primera y última palabra en políticas públicas federales corresponde al Presidente de la República.
Anaya, orgulloso de Meade
Y se concatenan con la estrategia priista de lanzar en redes sociales lo que opinaban otros políticos, en particular Ricardo Anaya, de su actual candidato. En efecto, hundido en un nuevo escándalo de corrupción, hoy abierto por la revista Proceso por hacer operaciones financieras a través de una fundación en Querétaro, Ricardo Anaya fue expuesto por el dirigente nacional priista en un video en que se desvive en elogios para su actual rival rumbo a la Presidencia, José Antonio Meade. Por supuesto, el video es de hace varios años, del inicio de la administración de Enrique Peña Nieto.
Veamos qué dice de Meade el chico maravilla, hoy entrampado en su negro pasado de corrupción: “El doctor José Meade Kuribreña, un mexicano del que nos sentimos profundamente orgullosos”. Es “de los poquísimos mexicanos que han ocupado tres secretarías de Estado. El único habiendo participado en dos gobiernos emanados de distintos partidos políticos”. Y concluye: “No nos sorprende porque es una consecuencia, sí, de su preparación, de su solidez técnica, pero es sobre todo una consecuencia natural de su verticalidad y de su extraordinaria calidad humana”.
Periodistas en busca de una nueva chamba
A esta retahíla de comentarios positivos, se agregan los reproducidos por Federico Arreola en su columna de SDP Noticias, donde su colaboradora Lilly Téllez, exconductora de TV Azteca y ahora aspirante al Senado de Morena por el estado de Sonora, habría hablado maravillas de Meade en su columna publicada en SDP. Rescatemos algunos de los conceptos de la ahora morenista respecto a Meade:
José Antonio Meade es “super-bueno como funcionario, ha sido Secretario de Estado cinco veces. Sí: cinco veces. Energía, Relaciones Exteriores, Sedesol y dobleteó en Hacienda”. “Requete-bueno como político, ha sido miembro de gabinete con dos presidentes de distintos partidos, PAN y PRI”. “Hiper-bueno para tejer alianzas. Es de los hombres consentidos de Luis Videgaray, el vice-presidente de México, ni más ni menos”. “Buenísimo para la grilla. Ya no hay candados en el PRI que le cierren el camino a la candidatura por la presidencia de México”.
Después vendría el cambio de postura de Lilly Téllez, que el periodista León Krauze, de El Universal, señalaría en uno de los últimos tuits de su confrontación con la sonorense en enero pasado: “Será el electorado el que juzgue cómo pasaste de la zalamería risible a la indignación conveniente”.
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