El trastorno depresivo persistente (PDD) es un tipo continuo de depresión en el cual los estados de ánimo de una persona están regularmente bajos.

Para las personas que padecen esta depresión crónica, la habilidad para captar, reconocer y responder a indicaciones emocionales, como a expresión facial, puede ser alterada, provocando que el cerebro se vuelva hipersensible a los estímulos negativos.

La psicoterapia, junto a la ingesta de antidepresivos, ha sido el tratamiento más común llevado a cabo por los especialistas. Sin embargo, a pesar de que estas sustancias ayudan a combatir los síntomas de la depresión, se ha demostrado que también pueden reducir la forma en la que nuestro cerebro procesa las emociones fuertes (reduciendo efectivamente la hipersensibilidad a las emociones negativas, pero también atenuando el estado de ánimo positivo).

El Imperial College de Londres ha realizado un estudio en el que sugiere que los psicodélicos, como los hongos mágicos o también conocidos como alucinógenos, podrían ser la clave para combatir algunos de estos efectos, reviviendo la actividad cerebral y reconectando a los pacientes con sus emociones. Esta afirmación se debe a que algunas investigaciones anteriores han demostrado que el compuesto activo que se encuentra en estas setas, la psilocibina, puede ayudar a aliviar los síntomas en pacientes con depresión persistente al restablecer, en cierto sentido, la actividad cerebral.

El equipo de científicos se centró en el potencial de la droga para cambiar la actividad cerebral en áreas clave involucradas en el procesamiento emocional. Descubrieron que después del tratamiento con psilocibina, los pacientes con depresión que no respondían a los tratamientos convencionales, presentaban mejoras en su estado de ánimo y síntomas. Sin embargo, también se observó una respuesta con una mayor actividad cerebral en un área llamada amígdala, la región del cerebro con forma de almendra involucrada en el procesamiento de emociones y que desempeña un papel importante en la depresión.

Según los investigadores, los hallazgos sugieren que esta podría ser una vía alternativa para abordar los cambios observados en el cerebro deprimido, lo que podría evitar algunos de los efectos secundarios observados con los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) como en ‘Prozac’, uno de los antidepresivos más recetados.

Modificando la actividad cerebral

Para el ensayo, se ha reclutado a un total de 20 voluntarios con depresión a los que se les pidió que no tomaran ningún medicamento antidepresivo en las dos semanas previas al ensayo. Más tarde, recibieron dos dosis orales de psilocibina (la primera, una dosis baja y la última mucho más potente una semana después) junto con apoyo psiquiátrico.

Para estudiar los cambios en la actividad mental de estas personas, se les hizo  un seguimiento mediante exploraciones con resonancia magnética funcional antes y después del tratamiento. Para ello, se les mostró una serie de imágenes en las que aparecían rostros con diferentes expresiones faciales: alegres, asustadas o neutrales, y capturaron sus respuestas.

Los pacientes afirmaron sentirse emocionalmente reconectados, y un paciente describió la experiencia como una «purga emocional». Los resultados de las exploraciones revelaron que los pacientes tenían una respuesta más fuerte a los rostros emocionales (felices y asustados) después del tratamiento con psilocibina.

Los autores destacan que, si bien los hallazgos son interesantes, se necesitan estudios de seguimiento para confirmar que los efectos están directamente relacionados con el medicamento, en lugar de otros factores, como el apoyo psicológico proporcionado durante el ensayo o la suspensión de sus ISRS.

Con información de Muy Interesante