El auge de los teléfonos móviles inteligentes ha traído consigo importantes cambios en los hábitos de los consumidores. Gracias a ellos, muchos dispositivos electrónicos que antes utilizaban a menudo las personas se han concentrado en un único terminal. Como los servicios basados en su sistema de posicionamiento GPS, cuyos datos individuales desvelan mucha información.
Los datos personales son considerados, a día de hoy, el oro del siglo XXI. Y no es para menos, puesto que si ya de forma individual pueden ser interesantes, si se tratan de manera colectiva y agregada pueden ser tremendamente valiosos. Incluso los ofrecidos por las populares aplicaciones de monitorización del rendimiento físico. La aplicación de ejercicio Strava, una de las más populares, ha sacado a relucir algunos detalles que el Gobierno de EE.UU. querría mantener a salvo de miradas ajenas. Afortunadamente, no se trata de información individual, pero sí global que permite tener a mano algunas pistas.
Según informa «The Guardian», el servicio ha desvelado la ubicación de bases militares secretas del ejército norteamericano. Los detalles fueron publicados por la compañía tecnológica en un mapa de visualización de datos en donde se muestra toda la actividad monitorizada por los usuarios de este servicio que permite a los usuarios almacenar sus ejercicios y compartirlos con otros contactos. El mapa, publicado en noviembre de 2017, muestra todas las actividades que se han subido y se recogen unos mil millones de puntos «calientes» de datos GPS, según la compañía tecnológica, que dispone de 27 millones de usuarios registrados.
Su posicionamiento se debe a que se ha podido recoger en un mapa detallado de las rutas de ejercicio compartido «online» por los usuarios de esta aplicación, entre los que se han podido interpretar e identificar los movimientos de soldados del ejército norteamericano. Una serie de datos de carácter privado que, bien analizados, ha permitido identificar las instalaciones secretas de EE.UU. en el extranjero como en Afganistán, Djibouti y Siria, regiones en donde se ha desplegado soldados. Tomando los datos y con cierta observación, Tobias Schneider, experto en conflictos en Oriente Medio, ha podido desentrañar algunas de las rutas de entrenamiento de centros militares nortemaericanos en Afganistán o Iraq. Fuentes del ejército norteamericano ha informado a «The Washington Post» las posibles consecuencias e implicaciones en la seguridad de los soldados.
Esta «app», al igual que otras similares, se puede utilizar en varios dispositivos electrónicos como «smartphones» o las pulseras de fitness como Fitbit. Está concebida, además, para analizar y visualizar rutas de carretas populares de las ciudades principales. Sin embargo, durante este fin de semana, analistas militares observaron que este mapa también era lo suficientemente detallado como para proporcionar información extremadamente confidencial sobre un conjunto de usuarios, el personal militar en servicio activo.
La propia compañía ha salido al paso sobre la posible ubicación de centros secretos del ejército asegurando que los usuarios pueden gestionar su privacidad fácilmente. «Nuestro mapa de calor global representa una vista agregada y anónima de más de mil millones de actividades cargadas en nuestra plataforma. Excluye actividades que han sido marcadas como zonas privadas y definidas por el usuario. Nos comprometemos a ayudar a las personas a comprender mejor nuestra configuración para controlarlas sobre lo que comparten», señalan fuentes en un comunicado oficial.
En un artículo personal, Nathan Ruser, analista del Instituto de Analistas de Conflictos Unidos (IUCA, por sus siglas en inglés), ha sido uno de los primeros en darse cuenta. «El mapa de calor se ve muy bonito, pero no es sorprendente para las operaciones secretas». A su juicio, las bases estadounidenses están «claramente identificables y son mapeables». La razón de esto se debe en que los soldados, según se da por hecho, usan esta aplicación al igual que las personas digamos «normales», de tal forma que al activar el sistema de posicionamiento a la hora de hacer ejercicio desvela detalles confidenciales. «Podría ser especialmente peligroso», apunta.
El sistema GPS suele ser una función que viene activada por defecto, de tal forma que aunque el usuario no esté realizando ninguna actividad física (correr, ir en bicicleta, atletismo… ) sigue rastreando la posición del dispositivo. Tampoco es la primera vez que esta aplicación en particular está en medio de la polémica, puesto que el pasado año se descubrió que la información de posicionamiento podía ser utilizado por acosadores.
«El problema es cuando vamos a países en guerra donde la proliferación de estos sistemas es casi nula. Lugares en los que hay soldados desplazados de países en los que sí que son utilizadas estas tecnologías de tracking deportivo. Es el caso de Irak, o Somalia, con los militares norteamericanos», escribe por su parte Chema Alonso, jefe de datos de Telefónica.
Con información de ABC.es