Hace dos años, la Secretaría de Gobernación (encabezada entonces por Miguel Ángel Osorio Chong), anunció a los editores de la revista Cáñamo que su publicación, que apenas comenzaba a circular, atentaba contra las “buenas costumbres” de la sociedad mexicana, al tener siempre a la mariguana como temática principal, así como su vínculo con la cultura, la historia, la tecnología y la política. Por esa razón, advirtió entonces Segob, se pondría a consulta de diversas instancias si su contenido era “moral”.
A finales de 2017, aún con Osorio Chong a la cabeza, la Secretaría de Gobernación determinó que esta revista debía ser sometida a censura total, y prohibir definitivamente su venta.
“En primera instancias –explicó Leopoldo Rivera, editor de Cáñamo–, en la Secretaría de Gobernación nos dijeron que nuestra revista podría ser ilícita, entonces, consultaron a la Procuraduría General de la República, a la Comisión Federal para Prevenir Riesgos Sanitarios, (Cofepris) y a la Comisión Nacional Contra las Adicciones, y ninguno de estos organismos tuvo una objeción real contra la revista, porque nosotros no promovemos el consumo, sino que difundimos información relacionada con la planta y la cultura que la rodea. No obstante, luego de este proceso de consultas, el gobierno federal decidió declarar ilícita la publicación y prohibir su circulación”.
Para prohibir la revista Cáñamo, la Secretaría de Gobernación se basó en una norma promulgada hace más de 66 años, el Reglamento sobre Publicaciones y Revistas Ilustradas (que data de 1951), según el cual, el gobierno puede censurar cualquier impreso que contenga “todo aquello que directa o indirectamente induzca o fomente vicios”.
Como explicó su editor, Cáñamo surgió en 2015, luego de que el mismo presidente de la República, Enrique Peña Nieto, convocara a la sociedad mexicana a emprender un profundo debate sobre los pros y los contras de la legalización de la mariguana.
Aún cuando Cáñamo surgió en el contexto de dicha convocatoria, tres meses después de que se editó su primer número se iniciaron los procedimientos administrativos en su contra.
Pero las contradicciones del gobierno federal no terminaron ahí.
En abril de 2016, el mismo presidente Peña Nieto presentó al Congreso de la Unión una iniciativa de reforma legal, que buscaba autorizar el uso médico y científico de la mariguana, por un lado, y despenalizar el consumo personal.
Esta nueva postura, que buscaba no continuar criminalizando a los consumidores de mariguana fue calificada por el mismo Peña Nieto como “un paso histórico”.
Pese a ello, un año después la Secretaría de Gobernación determinó prohibir la circulación de Cáñamo, con el argumento de que promueve vicios.
Desde que se recibió dicha notificación, explicó el editor de Cáñamo, “trabajamos con un amparo, que nos otorgó la juez Décimo Tercera de Distrito”, que sólo tiene vigencia temporal, en tanto la juez determina si la prohibición de la revista decretada por Segob es legal, o si se están violando los derechos de libre opinión, libre expresión y el derecho a la libertad de prensa, tal como consideran los editores de Cáñamo que es el caso.
“Nosotros consideramos que éste es un atentado a nuestra libertad de expresión, y por eso interpusimos un amparo –explicó Leopoldo Rivera–, el amparo se nos concedió, en tanto se da este periodo de revisión, en el que la juez consulta a las instancias involucradas, y una vez que ellos devuelvan sus observaciones, se turnará a un tribunal que tomará la decisión definitiva.”
Y mientras esto ocurre, Cáñamo lanzó a la venta dos nuevos ejemplares de la publicación, que fueron presentados al público este 25 de enero, aún cuando no cuentan con el certificado de licitud del contenido.
“Nosotros queremos estar dentro de la ley, por eso hicimos el trámite para obtener el certificado de licitud –explicó el editor de Cáñamo–, y no vemos que estemos atentando contra la seguridad de nadie, ni contra la estabilidad del país, lo que nosotros difundimos es información, nada más.”
Los dos últimos ejemplares de Cáñamo sirven de ejemplo: el número correspondiente a octubre-noviembre de 2017 incluye como tema principal los usos posibles que pueden darse a la planta de la mariguana como base para materiales de construcción baratos, y cómo estos pueden aprovecharse para atender comunidades afectadas en sus viviendas e infraestructura por desastres naturales, como los recientes temblores.
Asimismo, el número correspondiente al bimestre diciembre-enero, el cual incluye “una entrevista con Juan Brujo, que es vocalista del grupo Brujería, que fue censurado en Estados Unidos, y en el cual él expone cómo la música puede llegar a ser molesta, y me parece que esa idea es análoga a lo que nosotros estamos diciendo: cómo en México la información puede llegar a ser molesta, y cómo la información sirve para llevar adelante las ideas”.
El ejemplar octubre-noviembre incluye también una carta de solidaridad con la revista Cáñamo, firmada por decenas de intelectuales y activistas mexicanos, en la cual se pronuncian “por un México sin censura”.