Perote, Ver.- Con temperaturas por debajo de los cero grados, apenas 10 guardabosques vigilan la llegada de turistas a la primera nevada de la actual temporada invernal en el Cofre de Perote.
La nieve en el suelo, los árboles cargados con la escarcha producida en la madrugada y el hielo microscópico cayendo en la zona conocida como «La Peña», dan la bienvenida a quienes se dieron cita a este espectáculo natural.
Eleuterio Melchor Rodríguez, guardabosques originario de la comunidad de Tembladeras, del municipio de Xico, narró que en esta época no hay pie para los errores, porque las bajas temperaturas obligan a los ciudadanos a cubrirse con varias capas de ropa para evitar el congelamiento.
Señaló que los guardabosques están atentos las 24 horas del día para vigilar no solo al bosque, sino para dar auxilio a los turistas que visitan este punto que año con año se concentran en los puntos más altos de la montaña.
«Nosotros vigilamos que no suba mucha gente hacemos recomendaciones para las personas que nos visitan a la montaña; que bajen su basura, que suban bien abrigados, con ropa adecuada y que no suban niños muy pequeños ni adultos muy mayores para que no sufran imprevistos».
Además, esos «hombres el bosque» cuidan que no se generen incendios forestales con el material seco que dejan las «heladas», pues para ellos este lugar no solo ofrece un bello espectáculo, sino que les provee de lo necesario para vivir.
«No somos suficientes guardabosques, hace faltan muchos más para cuidar el parque, hace falta evitar los incendios, la cacería y tala ilegal; tenemos mucho que hacer».
Relató que como parte de su vida, los pobladores de las comunidades cercanas como Conejos y Los Pescados, usan las plantas que aquí se encuentran, lo mismo para evitar la acidez estomacal que para curar una gripa «fuerte».
Para ellos, el uso de la cuatrimoto y la camioneta que les proporciona la Comisión Nacional de Arras Naturales Protegidas (Conanp) son útiles, pero no necesarias porque están acostumbrados a avanzar rápidamente entre las ramas secas en el suelo o la nieve.
«Cortan» camino por las veredas y sus botas logran detenerlos de una caída inminente por lo resbaloso del terreno; además, los guardabosques se ven obligados a usar chamarras impermeables, pero debajo de cuentan una, dos, tres y hasta cuatro capas de ropa abrigadora para mitigar los hasta menos 6 grados que se llegan a registrar.
«Subimos a verificar que esté cayendo la nieve y venimos bien abrigados, usamos doble camiseta, chaleco, chamarra y hasta doble chamarra porque el frío es mayor en la tarde, a partir de las 5 o 6 de la tarde, cuando enfría más».
Pese a su noble labor, Eleuterio acepta que la paga es poco, pues cada uno recibe 3 mil 500 pesos al mes, que apenas alcanzan para lo indispensable, pero asegura que lo hacen porque les gusta cuidar del bosque.
«Nos pagan 3 mil 500 pesos al mes y eso no nos alcanza, pero nos gusta la chamba y en nuestras comunidades nos dedicamos a otras actividades como la siembra de papa».
Por ello, los guardabosques están pendientes como centinelas en uno de los sitios más fríos del estado, pues con la primera caída de nieve se espera que no de visitantes acudan a disfrutar del paisaje blanco que ofrece el Cofre de Perote.
Perla Sandoval/Avc