Convertirse en un multimillonario haciendo videos en YouTube no está al alcance de cualquiera. El fenómeno «youtuber» ha encendido la bombilla a muchos jóvenes que han visto un filón a explotar. Niños en edades muy tempranas han dejado de soñar con ser futbolistas o ingenieros para desear ser un creador multimedia como Dulceida, El Rubius (en España) o Pewdiepie, Logan Paul o Dan TDM (a nivel internacional). Los más valientes han empezado a crear contenido en YouTube y lanzarse al ruedo.
Emular su éxito es cada vez más difícil. Miles de jugadores se quedan a las puertas. Algunos ni siquiera llegan a ser profesionales y vivir de esto. Porque, en efecto, ser el nuevo Messi o Cristiano Ronaldo es casi imposible. Cada vez son más creadores, más saturación informativa, más difícil detectar los videos de YouTube interesantes. En realidad, la mayor parte de los «youtubers» no monetizan siquiera sus videos.
YouTube, la conocida plataforma de videos, ha estado en los últimos meses en la picota por mirar hacia el otro lado ante el fenómeno de los «youtubers». Importaba hacer crecer el negocio, y algunos de estos creadores, que han conquistado la fama y se pasean por ferias y eventos rimbombantes, no han pensado en la responsabilidad que tenían en sus comentarios y, sobre todo, teniendo en cuenta el público al que se dirigían, generalmente, jovenes y adolescentes.
La polémica en torno a Logan Paul, conocido «youtuber» que mostró en uno de sus videos recientemente un cadáver en Japón, ha hecho saltar las alarmas hacia las obligaciones de la plataforma que alberga los videos. El debate está servido. Para evitar que se repitan casos similares, YouTube ha anunciado dos importantes medidas. Por un lado, una mayor vigilancia y revisión de los contenidos publicados por seres humanos y no algoritmos informáticos.
Y, por otro, un nuevo modelo publicitario para monetizar los videos; obligará a los «youtubers» a acumular 4.000 horas de visualización de su canal en los últimos 12 meses y tener al menos 1.000 suscriptores. Un cambio importante teniendo en cuenta que hasta ahora el único requisito era generar al menos 10.000 vistas de por vida, un umbral que se ha quedado corto por lo que ha obligado a la compañía a plantear «un estándar más alto». No obstante, se contará con un período de 30 días a partir de febrero para alcanzar esas cifras, pero a partir de esa fecha los canales con menos de 1.000 subscriptores o 4.000 horas de reproducción «ya no podrán ganar dinero» en YouTube.
«Para proteger mejor a los creadores». Ese es el objetivo de la plataforma a la hora de introducir nuevos requisitos para formar parte del llamado Programa de Socios de YouTube (YPP). En caso adaptarse a estas nuevas exigencias, más duras que anteriormente, cualquier «youtuber» podrá empezar a ganar dinero con sus videos. «Este año nuestro principal reto en YouTube es proteger nuestro ecosistema de creadores y garantizar que sus ingresos sean más estables», prometen en un comunicado Neal Mohan, responsable de producto, y Robert Kyncl, director de negocio de YouTube.
«Estamos realizando cambios para abordar los problemas que afectaron a nuestra comunidad en 2017, de modo que podamos evitar que los malos actores dañen a los creadores originales e inspiradores de todo el mundo que se ganan la vida en YouTube. Una gran parte de ese esfuerzo pretenderá reforzar nuestros requisitos de monetización para que los usuarios tóxicos no puedan dañar nuestro ecosistema ni sacar provecho del usuario», insisten las mismas fuentes.
Bajo este nuevo modelo de retribución, la compañía garantiza que «estos estándares más altos también nos ayudarán a evitar la monetización de videos potencialmente inapropiados, lo que puede perjudicar los ingresos del resto». YouTube tiene contabilizado el número de «youtubers» que tienen opciones para seguir formando parte del programa de monetización. En el último año, se calcula que el 99% de los afectados obtuvieron menos de 100 anuales y el 90% obtuvo unos 2.50 dólares mensuales.
La otra medida de YouTube para sanear su plataforma tiene que ver con los revisores del contenido. La plataforma ha prometido que reforzará la vigilancia con personas en lugar de dejarle únicamente esta tarea a algoritmos informáticos y sistemas de detección automáticos, que se han demostrado totalmente ineficaces. «Continuaremos revisando los ataques a la comunidad, el “spam” y otros indicadores de abuso para proteger a nuestra comunidad de creadores de los usuarios tóxicos», reconocen.
Con información de ABC.es