James Damore es un personaje, uno ‘curioso’. Es el responsable de un manifiesto en el que se hablaba sobre lo injusta que era la cultura interna de Google, pues, según él, se discriminaba el pensamiento conservador y tradicional blanco para beneficiar a personas de otra razas y mujeres (pese a que, según él otra vez, estas no hacen tan bien el trabajo).
Por todo ello, fue despedido de forma inmediata de Google. A partir de ese momento, Damore empezó a hablar de acoso y de una persecución dentro de la compañía de una forma más clara y directa. Esa es la razón por la que va a denunciar a su previo empleador.
Aunque demandar a título personal, con un historial tan polémico y con el ojo público encima de ti parece a la vez estúpido y muy inteligente, lo cierto es que Damore tiene un arma bastante afilada para pinchar a Google donde duele: capturas de pantalla de chats internos de la compañía que, supuestamente, demuestran ese prejuicio dentro de la tecnológica.
En total, el ingeniero despedido tiene 86 páginas de pantallazos que presentará como pruebas de la cultura «anticonservadora» y «anticaucásica» que también «apoya la violencia», pues algunos empleados se congratularon de las las agresiones a neonazis que hubo en algunas de las manifestaciones antifascistas que tuvieron lugar en EEUU a lo largo de 2017.
Estas imágenes parecen mostrar los nombres y fotografías de muchos empleados de Google, algunos de los cuales ya han sido atacados en público por su oposición al manifiesto de Damore.
El exingeniero busca que su demanda se convierte en una denuncia colectiva y busca la incorporación de otros empleados o exempleados de Google. Su principal argumentación para conseguir apoyos es que Google promueve la exclusión de hombres blancos y de voces conservadoras para promover la diversidad y reducir la brecha de género.
Irónicamente, Google es una empresa compuesta en un 69% por hombres y en un 56% por personas blancas que ha sido denunciada en 2017 por su falta de diversidad, especialmente en el área técnica, donde un 80% de los trabajadores son hombres y un 53% son caucásicos.
En otras palabras, la Oficina de Cumplimiento de Contratos Federales de EEUU considera que Google peca justo de lo contrario de lo que le acusa James Damore.
Lo popular que se ha hecho la historia de ‘conservadurismo contra progresismo’ que ha intentado contar Damore seguramente le permita conseguir ciertos apoyos. De momento, ya cuenta con Harmeet Dhillon, un conservador de cierta relevanciaque estuvo a punto de formar parte de la administración Trump que ejercerá como su abogado durante todo el proceso.
Según Dhillon, los «inversores de Google se «sorprenderán al darse cuenta de que sus empleados matan el tiempo hablando de clubs para mantener relaciones sexuales y de la ‘blancura tóxica'» en lugar de estar trabajando.
Con información de El Mundo.es