En la visita de los tres jinetes del apocalipsis a Veracruz, este domingo 7, la sombra del presidiario Javier Duarte de Ochoa y la creciente violencia criminal campearon en los discursos de los precandidatos Ricardo Anaya, del PAN-PRD-MC; Pepe Meade, del PRI-PVEM-Panal, y Andrés Manuel López Obrador, de Morena-PT-PES.
Y es que mientras el primero optó en Xalapa por seguir la fórmula de atacar al exgobernador veracruzano, como le funcionó a Miguel Ángel Yunes Linares para ganar la gubernatura, al señalar que Duarte le restará votos al PRI, en Boca del Río el segundo debió tragar sapos y asumir que a los priistas les duele profundamente “que Javier Duarte nos haya traicionado con la corrupción”.
Los tres vinieron a la cuarta entidad con mayor número de inscritos en el padrón electoral no solo a tratar de convencer a sus correligionarios para ser ungidos como candidatos a la Presidencia; también vinieron a hacer eco en los votantes y a apoyar a sus candidatos a gobernador: Miguel Ángel Yunes (PAN), Pepe Yunes (PRI) y Cuitláhuac García (Morena). Es la primera vez que los tres principales contendientes coinciden en giras por el mismo estado.
Tanto Anaya como Andrés Manuel López Obrador, quien ayer cumplió el primero de sus seis días de gira por la entidad, aprovecharon el viaje para atacar al priista, si bien el de Morena se centró en tratar de desactivar las declaraciones de Meade contra su propuesta de amnistía a delincuentes.
Aunque entre los precandidatos panista y priista se estableció fuego directo en torno al pesado bulto que ha representado para los priistas veracruzanos la enorme capacidad corruptora de Duarte, lo cierto es que la violencia criminal que ha ensangrentado a la entidad y al país dio pie a diferentes visiones de cómo resolverlo… y a quién echar la culpa.
¿A quién culpar de la creciente violencia criminal?
Los panistas lo tienen muy claro: hay que echarle la culpa al gobierno federal, priista, porque la violencia criminal ha encontrado su máximo fuelle en 30 de las 32 entidades federativas, lo que indicaría la evidente falla en la estrategia contra la inseguridad implantada por el presidente Enrique Peña Nieto.
¿Qué pretende el PAN y su candidato Ricardo Anaya con esa estrategia discursiva? Salvar a los gobernadores nacidos de sus entrañas de la acusación (certera y demoledora) de que no han podido con el paquete de contener al crimen organizado (y al desorganizado) y que, por el contrario, se les han ido al cielo los índices delictivos, pese a que cuando fueron candidatos, como el caso de Miguel Ángel Yunes Linares, prometieron acabar con ellos en cosa de seis meses porque supuestamente eran expertos.
No solo quiso salvar a Veracruz el precandidato panista a la Presidencia de la República, quien soltó un discurso tan largo que hizo cabecear al propio candidato al gobierno estatal, Miguel Ángel Yunes Márquez, mientras a varios los mandó a los brazos de Morfeo, sobre todo en las filas perredistas.
Otros estados como Chihuahua, Guanajuato, Baja California y su natal Querétaro, con gobernadores correligionarios suyos, están sufriendo el flagelo de la violencia tanto o más que Veracruz, y su apuesta es diluir mediante dos artilugios la incapacidad de sus gobernadores para enfrentarla.
El primero, señalar al gobierno federal como el único culpable de la escalada, cuando en todo caso es una responsabilidad compartida, y el segundo, como recientemente lo ha hecho Yunes Linares, acudir a la fórmula de número de delitos sobre población para aminorar las cifras porcentuales en estados con mayor número de población, como Veracruz, y acentuarlas en pequeñas entidades gobernadas por el PRI.
Lo cierto es que los gobiernos estatales panistas han actuado con descuido e irresponsabilidad ante el problema de la inseguridad, al echarle la bolita al gobierno de Peña sin destinar esfuerzos y recursos a fortalecer las policías preventivas.
Para AMLO, mero tema electoral
En Acultzingo, Andrés Manuel López Obrador, precandidato de Morena a la Presidencia de la República, prefirió la gracejada para abordar un tema tan sensible para los veracruzanos. “Creo yo que la mejor propuesta en materia de seguridad es la de Meade. ¿Saben qué dijo? Que los delincuentes a la calle y los ciudadanos a la cárcel”, dijo para soltar la carcajada. Meade lo dijo exactamente a la inversa en Zacatecas: “Tenemos que estar claros de que la calle es para el ciudadano y la cárcel es para el delincuente”.
En un municipio gobernado por el Partido Encuentro Social (PES), con graves problemas de inseguridad desde 2015, que han obligado a sus pobladores a salir a las calles para exigir disminuir los índices delictivos, donde hay constantes ataques a los ferrocarriles para saquear lo que transportan e indicios de participación con huachicoleros para el robo de combustible, López Obrador dijo que de la inseguridad los veracruzanos “ya lo saben, ya se dieron cuenta” que el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares no cumplió en resolver el problema, “y también ya se dieron cuenta que quiere dejar al hijo de Gobernador”.
Corrupción, el lastre del PRI
En Boca del Río, Pepe Meade debió hablar de un tema que ha hundido al PRI al punto de considerársele la tercera fuerza electoral en Veracruz, tras ocho décadas de estar en el poder y ser el partido invencible: la enorme corrupción de sus últimos dos gobiernos, en particular, el de Javier Duarte.
“Nos duele profundamente que Javier Duarte nos haya traicionado con la corrupción”, dijo el precandidato del PRI, al encabezar un acto de precampaña en el World Trade Center ante unos cinco mil priistas.
Sin embargo, Meade aseguró que ni la corrupción ni la impunidad definen al priismo de Veracruz. “Hay que hablar de frente a todo el priismo que hoy nos escucha: nos duele, nos duele profundamente que Javier Duarte nos haya traicionado con la corrupción; nos duele que Javier Duarte haya lastimado nuestro prestigio, nos duele porque no nos define y no nos describe; al priismo de Veracruz no lo describe la corrupción, no lo define la impunidad. Al priismo de Veracruz lo define la emoción del servicio, la vocación por el trabajo”.
Y atacó frontalmente a López Obrador por ocultar sus bienes en su declaración patrimonial y manejar dinero en efectivo para evitar pagar impuestos. Pepe Meade dijo que la corrupción lo representa recibir dinero, ser grabado y regresar a la curul, en franca alusión al caso Eva Cadena, sin mencionarla por su nombre.
Y lanzó una declaración contra de la corrupción: “Desde Veracruz, seamos absolutamente claros, categóricos, [los priistas] vamos a pelear con todo en contra de la corrupción, vamos a dedicar a ello experiencia y esfuerzo, que se oiga claro desde Veracruz, con absoluta certeza, de manera categórica: ni un peso al margen de la ley, queremos decir desde Veracruz que la corrupción se vaya”.
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