Ángel Alberto Puig Lagunes ganó el Premio “Arte, Ciencia, Luz” 2017 por su tesis “Susceptibilidad a las convulsiones en ratas expuestas prenatalmente a ácido valproico y su relación con la neurotransmisión GABAérgica y glutamatérgica”, del programa educativo del Doctorado en Investigaciones Cerebrales, del Centro de Investigaciones Cerebrales (Cice) de la Universidad Veracruzana (UV).
El universitario comentó que el proyecto de investigación surgió de la necesidad de saber más sobre los cerebros de las personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA) y conocer si son más susceptibles a presentar crisis epilépticas.
Diferentes estudios realizados en el mundo señalan que la prevalencia de epilepsia en las personas con TEA es hasta del 40 por ciento, la cual es muy elevada al compararla con la de epilepsia en población general, que oscila entre el uno y dos por ciento.
“Teníamos la inquietud de saber qué anormalidades cerebrales existen en las personas con TEA y qué favorece la presencia de crisis epilépticas.”
Debido a que se desconoce mucho acerca de por qué los cerebros con TEA son más susceptibles a tener epilepsia, decidió abordar la problemática desde una perspectiva experimental.
Para desarrollar el trabajo se utilizó un modelo experimental de autismo en ratas de la cepa Wistar, que consiste en la exposición a ácido valproico (AVP) durante el duodécimo día de gestación, lo que provocó defectos en el tubo neural; las ratas controles eran expuestas el mismo día a solución salina (SS).
Cabe mencionar que el AVP es un fármaco antiepiléptico, su consumo durante la embriogénesis (proceso generativo que conduce a la formación de un organismo pluricelular, vegetal o animal) produce anormalidades del cierre del tubo neural.
Varios estudios han demostrado que personas epilépticas que consumen AVP durante el embarazo tienen más probabilidades de que su hijo nazca con TEA.
Entonces, señaló que a través de este modelo experimental de autismo, ambos grupos de ratas (AVP y SS) fueron expuestos a fármacos proconvulsivantes como el Pentilenotetrazol (PTZ) –antagonista GABAérgico– y Pilocarpina (PILO) –agonista colinérgico– para determinar si las ratas con AVP eran más susceptibles a las crisis epilépticas.
Con esto, indicó, se buscaba conocer si eran más susceptibles a la epilepsia inducida químicamente (PTZ y PILO), resultaron dos subgrupos: uno más susceptible que algunos parámetros y otro que eran menos susceptibles en comparación con el grupo control.
Al conocer estos datos, el siguiente paso fue evaluar si existía una menor inhibición que controla las crisis epilépticas (menor cantidad de neurotransmisores inhibitorios-GABA, taurina, alanina, glicina) o una mayor excitación cerebral.
Para ello, “cuantificamos en tejido cerebral estos niveles, encontrando en las ratas con AVP una mayor cantidad de glutamato –principal neurotransmisor excitador del sistema nervioso central (SNC)– y niveles elevados de taurina en el hipocampo (mayor excitación), así como de glicina en la corteza frontal; esto en comparación con el grupo control (mayor inhibición, que quizá no está controlando del todo la propagación de las crisis)”.
Finalmente, dijo que al no observar cantidades anormales del neurotransmisor GABA, evaluaron si existía una expresión anormal de sus receptores, encontrando así una disminución de la subunidad beta del receptor GABAA –principal neurotransmisor inhibidor del SNC– en la región CA2 del hipocampo de las ratas del grupo AVP.
En conjunto, mencionó que estos datos indican que las ratas con AVP son más susceptibles a las crisis epilépticas, debido a un aumento en la excitación neuronal por la gran cantidad de glutamato y una menor inhibición ocasionada por la baja expresión de la subunidad β2 del receptor GABAA en el hipocampo.
Resaltó que éste es uno de los primeros estudios a nivel experimental que señala una alta cantidad de glutamato, además de presentar una disminución de la subunidad beta del receptor GABA A.
“Posiblemente, al igual que en los modelos experimentales, las personas con TEA pueden presentar estas características y esto sea una de las causas que los predispone a presentar crisis epilépticas y anormalidades conductuales.”
El estudio y los resultados obtenidos, destacó, aportan al conocimiento de la comorbilidad TEA-Epilepsia desde una perspectiva básica (neuroquímica y celular), esto ayuda a entender por qué algunas personas con TEA son más susceptibles a desarrollar epilepsia.
Ángel Puig destacó que un resultado más del estudio son dos publicaciones en revistas internacionales y dos más están en preparación. También se pretende continuar con la investigación, para verificar por qué existe heterogeneidad en la susceptibilidad a las crisis en las ratas AVP, así como evaluar si la inmadurez cerebral juega un papel importante en la susceptibilidad a las crisis epilépticas.
Amor y admiración por la investigación: Ángel Puig
Cuando cursaba la secundaria y la preparatoria, a Ángel le gustaba acompañar a su padre a recolectar datos para los proyectos de investigación de maestría y doctorado. “Siempre le preguntaba para qué lo hacía y para qué servía, creo que en parte él me impulsó y me inspiró el gusto por la investigación”.
Compartió que al principio no tenía claro qué estudiaría, pero lo cierto es que sentía un amor y admiración por la investigación, los animales y las plantas. Años después, decidió cursar la Licenciatura en Biología y conforme avanzó en sus estudios creció su gusto por la investigación que culminó en su tesis.
Luego, realizó la Maestría en Neuroetología y finalmente el Doctorado en Investigaciones Cerebrales. Actualmente labora en la Facultad de Medicina de esta casa de estudio, en Minatitlán.
Al preguntarle por qué considera que es importante desarrollar investigación científica y tecnológica, respondió que es esencial para el desarrollo del país, el estado, las universidades, las facultades e incluso para los propios individuos.
“Lamentablemente, en diversas instituciones de educación superior del país no se lleva a cabo ningún tipo de investigación porque erróneamente se piensa que sólo debe hacerse en institutos o centros de investigación.”
Por ello, dijo que es importante fomentar el gusto por la investigación desde las facultades, ya que es donde inician sus carreras los futuros investigadores, los cuales probablemente pueden solucionar varios de los problemas que nos aquejan en la actualidad, especialmente en el ámbito de la salud y del medio ambiente.
Con referencia al premio, contó que revisó en un par de ocasiones la página de la UV, porque sabía que serían publicados el 17 de noviembre, sin embargo hubo un pequeño retraso; pensó que se les había avisado directamente a los galardonados y se desanimó.
“Ya muy noche, decidí hacer una última consulta y vi que ya estaban publicados los resultados; me llevé una gran sorpresa al ver que había sido seleccionando.”
Es muy positivo que la Universidad Veracruzana reconozca la labor de los investigadores y a partir de esto se divulguen. Es una importante fuente de motivación para continuar haciendo investigación en beneficio de la sociedad.