Sin duda una de las preguntas que le harán este domingo al precandidato del PRI a la presidencia de la República, José Antonio Meade, cuando acuda al inicio de precampaña de su tocayo José Yunes Zorrilla, tendrá que ver con la corrupción y el saqueo a Veracruz en tiempos de Javier Duarte.
Ya una vez le preguntaron eso y contestó que el asunto estaba en manos de las autoridades. Quizá este fin de semana dé la misma respuesta con lo que saldrá más o menos airoso.
Pero Meade se irá a seguir recorriendo el país en busca del voto y Yunes Zorrilla se quedará a hacer lo mismo en Veracruz.
Los cuestionamientos sobre la corrupción priista serán recurrentes en la campaña del peroteño y no faltará el reportero que le pregunte si una vez como gobernador, pugnará porque se extradite a la esposa de Duarte, Karime Macías Tubilla, señalada por varios cómplices de su marido como la jefa de la banda duartista.
Si bien es cierto que en este sexenio han caído en la cárcel más ex gobernadores que en toda la historia del país, también lo es que el gobierno federal ha hecho componendas con varios de estos rufianes y sus familiares.
Una de las monedas que ofreció el gobierno a cambio de la captura de Javier Duarte fue no tocarle ni un pelo a su esposa. Tan es así que de Guatemala Karime voló a Colombia y de ahí a Inglaterra donde pasó una abrigadora Navidad. Lejos, muy lejos de los fríos que se sienten por estos días en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.
El lujo con el que presuntamente vive en Londres más su petición por escrito de que le devuelvan “sus pertenencias”, tiene iracundos a ocho millones de veracruzanos que la quieren extraditada y en la cárcel.
El tema de Karime Macías pasará forzosamente por la boca de los candidatos a la gubernatura opositores al PRI que prometerán cárcel para la mujer. ¿Lo tocará José Yunes?
Tendrá que hacerlo.
Duarte y Pepe Yunes nunca se llevaron bien. Si en un principio el peroteño lo sobrellevó, los yerros del ex gobernador hicieron que Pepe se alejara de Javier y pintara su raya sobre las acciones de su gobierno.
Si no son enemigos es porque nunca fueron amigos. Pero Pepe no le debe ni un vaso de agua a Javier Duarte, jamás entabló compromisos con él y en más de una ocasión lo fustigó y cuestionó acremente; por lo que tiene autoridad moral para exigir que se investiguen y castiguen sus desfalcos lo mismo que los de su esposa.
El PRI por su parte, junto con el sistema al que pertenece, saben que tendrán que ofrendar la cabeza de Karime Macías como aporte a su candidato José Yunes Zorrilla.
Si Karime es extraditada en los meses anteriores a las elecciones, las posibilidades de que Pepe llegue a la gubernatura se multiplicarán. De otra manera, la cuesta que tendrá que subir será muy pesada.
Y es que si Javier Duarte influyó de manera negativa para el PRI en las elecciones municipales del año anterior, su esposa puede influir de manera positiva una vez que arribe a la Ciudad de México y la instalen en algún penal.
Por elemental justicia, más que por el bien del PRI y su candidato, Karime Macías debe volver a México y responder por el multimillonario atraco cometido en Veracruz durante el tiempo en que su esposo fungió como gobernador de la entidad.
Repito, por elemental justicia.