El consumo de alcohol incrementa el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares en personas de clase baja, pero no representa el mismo peligro para los individuos de los grupos socioeconómicamente favorecidos, sugiere un estudio realizado por el Instituto Noruego de Salud Pública.
Según la investigación, basada en datos de más de 200 mil noruegos, las personas con una posición socioeconómica baja que consumen bebidas alcohólicas con poca frecuencia tienden a sufrir más daños que las personas de clase media o alta que tienen el mismo grado de exposición al alcohol.
Este efecto ha sido calificado por los investigadores como la “paradoja del alcohol”, y consideran que la posición socioeconómica es relevante debido a que la combinación de comportamientos, hábitos y susceptibilidades pueden influir en la salud de los individuos.
El alcohol tiene “múltiples efectos biológicos sobre el sistema cardiovascular”, tanto de carácter dañino como beneficioso, y uno u otro impacto en el organismo estarían relacionados con el estilo de vida de la persona. Los individuos de un nivel socioeconómico favorecido son más propensos a combinar el consumo de alcohol con comportamientos más saludables, afirma la investigación.
Por ejemplo, cuando el alcohol se ingiere conjuntamente con alimentos, el metabolismo en el sistema gastrointestinal se prolonga, evitando que el organismo se inunde de alcohol y sufra daños.
“Esto reduce la biodisponibilidad del alcohol ingerido en general, pero también retrasa y reduce la concentración máxima de alcohol en la sangre, lo que puede atenuar los efectos tóxicos sistémicos del alcohol”, explicaron los autores del estudio.
Con información de RT