En la última década, el dinero invertido a las campañas políticas es demencial. Bajo la lógica de que todo lo que se puede comprar es barato –la más nítida expresión de la corrupción instaurada por el duartismo fiel-, se sustituyó un incipiente sistema democrático caro e inoperante, por una red de componendas que lo mismo servía para comprar y vender candidaturas, allegarse voluntades, controlar a las dirigencias de los partidos políticos, y todo lo necesario para sostener un régimen en descomposición.
Así, dirigentes opositores, presidentes municipales y diputados de partidos distintos al gobierno, se volvieron millonarios de la noche a la mañana; en el día despotricaban contra el gobierno y sus acciones, y por las noches gozaban del dinero obtenido mediante acuerdos inconfesables. Uno de los casos más emblemáticos es precisamente quien hoy se ostenta como Secretario de Gobierno, quien tuvo la habilidad de vender una devaluada franquicia perredista a Dios y al diablo, según el cristal con que se mire.
Muchos ciudadanos desentendidos de la política, agraviados por la corrupción y la soberbia del gobierno anterior, suponían que estas prácticas iban a terminar porque uno de los propósitos del actual mandatario sería precisamente el desmantelamiento de la estructura clientelar del partido que gobernó Veracruz por siete décadas.
Pero quienes conocen a Miguel Ángel sabían que estas prácticas iban a continuar, sólo que de manera más descarnada, más autoritaria y con un cinismo a toda prueba. Si antes el gobierno disparaba cañonazos por cada asunto legislativo de su interés –algo que molestaba un tanto a los priistas porque los más beneficiados siempre resultaban los de oposición- ahora evitan la fatiga de negociar cada tema y de plano compran a los diputados.
Hoy, por ejemplo, el grupo parlamentario del PAN ha crecido exponencialmente no por la voluntad de los electores, sino por el dinero público que se utiliza para cambiarlos de partido, sin el menor pudor, sólo porque la ley lo permite. Así, de manera vergonzante, diputados del PRI y de Morena, por citar sólo algunos, han decidido sumarse al PAN para servir de alfiles al proyecto político del Gobernador. En el fondo de todo están las elecciones.
El último caso, tal vez el más emblemático, es el de la diputada Miriam Judith González Sheridan, quien llegó al Congreso local bajo las siglas de Morena y que ayer decidió registrarse como pre candidata del Panal a la Gubernatura del Estado. Con ello, no sólo se confirmó la ruptura de la alianza PRI-Panal, sino que buscará restar votos a Morena en el sur del estado, región donde tiene una relativa presencia.
El caso se vuelve grave, digno de una investigación profunda, si se confirma que la hoy pre candidata novoaliancista se afilió a la bancada panista apenas el pasado 22 de diciembre, mediante una extraña e inusual comunicación a la Presidenta de la Mesa Directiva, María Elisa Manterola Sáinz, firmada por el Presidente de la Junta de Coordinación Política y Coordinador del Grupo Parlamentario del PAN, Sergio Hernández Hernández, el diputado roznidos.
El documento, que cualquiera pudiera señalar de apócrifo si no fuera por los sellos de recibido tanto de la Secretaría General del Congreso como de la Mesa Directiva, es distinto a la papelería oficial; no es la diputada quien solicita su adhesión al Grupo Parlamentario del PAN –aunque firma la misiva-, sino que es el propio Sergio Hernández quien notifica a la Presidenta de la Mesa Directiva de tal decisión.
Y peor aún, el documento tiene la fecha abierta, misma que fue señalada a mano con el 22 de diciembre –cuando toda la burocracia administrativa del Congreso ya se encontraba de vacaciones-, con el mismo bolígrafo que se utilizó para estampar las firmas. Tampoco se emiten copias para ninguna otra autoridad dentro del Congreso o a los grupos parlamentarios involucrados. El desaseo es tal, que pone en evidencia el cinismo y la corrupción que impera en el Congreso.
Sería conveniente que el OPLE, tan comedido a investigar a los medios cuando algo no les cuadra, se ocupe de un asunto donde una legisladora que recién se adhiere a un grupo legislativo –con lo que se entiende renuncia a su militancia dentro de Morena-, y apenas 10 días después decide inscribirse como pre candidata de un tercer partido involucrado.
Hasta ahora, la jugada le ha salido al Gobernador. Desmanteló la alianza PRI-Panal y de paso impuso una cuña del mismo palo a Morena, con uno de sus cuadros en el sur de la entidad. Lo que se puede comprar con dinero es barato, decía en repetidas ocasiones Fidel Herrera; hoy Miguel Ángel Yunes se adhiere a la biblia política de su principal adversario.
El humanismo del que habló González Sheridan durante su registro, no es más que una vacilada escondida tras el color del dinero del gobierno estatal.
Las del estribo…
- Bendita partidocracia. Ayer el Tribunal Electoral de Veracruz determinó que los diputados locales que quieran reelegirse no tendrán que dejar el cargo, por tanto contarán con la ventaja de todas sus canonjías. ¿De qué hablan los órganos electorales cuando se refieren a la equidad en una contienda electoral? Eso sí, dice el Tribunal, no deberán utilizar recursos públicos. El chiste se cuenta solo.
- Esta noche el OPLE recibirá la solicitud de registro de la coalición “Por Veracruz al Frente”, conformada por los partidos PAN, PRD y Movimiento Ciudadano. Hasta ahora, Movimiento Ciudadano no lo ha confirmado ni desmentido, aunque se sabe que en el reparto de candidaturas a diputados locales y federales salió ganón. Por lo pronto, este registro y la renuncia del Panal a la alianza con el PRI, son un golpe severo a las aspiraciones del todavía aspirante Pepe Yunes.