Despedir a una persona de donde abreva su sustento, su subsistencia, es marginar su sobrevivencia, porque para la sobrevivencia se requieren de elementos primarios elementales como: los alimentos, el gas, la electricidad, el agua, transporte, vestimenta, atención médica. Quitarle ello a un pueblo, es un acto de crueldad, y esta crueldad, se vierte en irracionalidad cuando a los seres humanos se les ha dejado en indefensión. Porque, ante el despido, se despide a una familia completa, se le desampara de la protección; la madre, el padre, los hijos. Pero cuando se llega al límite de la irracionalidad, es cuando sin medir consideración alguna, se despide el elemento fundamental de la estructura de la célula de una sociedad; las mujeres, entonces se convierte en mayor daño social.
Miles de empleados fueron despedidos el año pasado en Veracruz. Cansados los veracruzanos por las irregularidades que se habían dado en la administración anterior, se optó por buscar una mejor alternativa, para subsanar las distorsiones, que se reflejaban en el incremento de la pobreza y la inseguridad, y entonces el voto se canalizó por la diferencia. Y esta diferencia o cambio, llegó, reduciendo progresivamente el empleo y la economía de Veracruz.
Es así, como en este tiempo, los veracruzanos, son rehenes de la incertidumbre económica y la inseguridad social, que ha alcanzado el extremismo, socavando las bases del tejido de la sociedad. Este acto deliberado, ha provocado tanta incertidumbre, que se percibe la inexistencia de un cambio para bien del desarrollo social, de una sociedad ya de por sí devastada por el deterioro económico.
Que nadie quite importancia, a la enorme necesidad de atender el empleo, para bien de la comunidad. Que en respuesta a el despido, los efectos adversos, avasallan el estado físico-psicológico-económico-social de los individuos. Y entonces no alcanza ningún recurso para evitar el apresurado deterioro de la población.
El ser humano registra los hechos que van codificándose en la memoria, y reflexiona, entre continuar con la inacción o actuar, contra lo que se ha convertido en temor, para que no se sigan sembrando incertidumbres.
Significar estos hechos, resulta al ser humano, una realidad difícil y controversial, para generar su independencia. Lastimado mórbidamente, soporta el peso económico en sus hombros, y en su estado de consciencia.
Hechos violentos, que colman sus pensamientos de sufrimiento. A todo esto, se agrega la circunstancia del ya pronto avasallamiento de la propaganda electorera, que intenta limpiar pasados ominosos. Apareciendo los y lo de siempre, diciendo que se han renovado, que vienen con renovadas propuestas. Pero son los mismos y lo mismo, los que no aportan suficiencias, para que, las estructuras gubernamentales, entiendan y atiendan las necesidades apremiantes de esta sociedad.
Entre tanto, un poco de distractor. La esperanza de la humanidad; la Navidad, pretende el olvido de las atrocidades, en los hombres de buena voluntad, y se aprestan a los buenos deseos y la buenas acciones. Pero no se olvidan de las afrentas sociales, que en nada han cambiado su condición. Y ese pensamiento, de lamento, afirma el hecho de la desdicha, que al hombre causa, y advierte; siendo necesario su actuar, en contra de las mentalidades de individuos, que enmascarados y abanderados de colores pretenden seguir sometiéndolo.
El drama, es la forma protagónica, que pretende con hechizos visuales de promoción, convencer a los ciudadanos, este se ha desgastado. Una guerra inmisericorde de propaganda, se desata contra la población, y los magnates de las empresas propagandísticas, sonríen ante la avalancha de dineros que se allegan, de un sistema, que les permite la existencia.
Simple ficción, las imágenes propagandísticas, ante una realidad que priva de lo más elemental al hombre: la subsistencia.
Ante el colapso social, los fondos económicos dejan de fluir, y la tan nombrada recuperación económica, no se ha logrado, y ningún presupuesto alcanza ya, ni al Estado, ni a los individuos, pasando de la incertidumbre a la frustración.
¿Qué se puede hacer? Resguardarnos, es la sugerencia, y resguardarse implica menos gasto, para que la punta del iceberg, vaya produciendo una mejor visibilidad ante la crisis, que provoca, incluso, deterioro del talento y la capacidad cognitiva en los procesos de adaptación, a las tareas emergentes, relevantes en la hacienda pública.
De Froylán Flores Cancela:
Una democracia para que se respete tiene que poseer culpables.
Estar de acuerdo en que se está en desacuerdo ¡también eso es democracia!
Regularmente el hombre teme por lo que lleva dentro.
Ningún infortunio -al final- como el de no tener de quién realmente despedirse.
Claro que la muerte es inevitable; pero no por ello hay que darle tantas facilidades.
La vieja guardia de la política no es peligrosa por vieja sino por tramposa.
Que relajantes las últimas palabras de los discursos políticos…
De burócratas grandes:
El que sabe sabe, el que no sabe enseña…los demás siempre están en junta.
De alcurnia:
Cuando no se puede ser elegante se es extravagante.
De tiempo de los Césares:
Roma paga a los traidores, pero los desprecia.
¿De Monterroso?
En este mundo el que no es paranoico es que, de plano esta loco.
Por instinto, el amor busca lugares y palabras en secreto.
Después de la tormenta viene la cama.
En vida cada quien disfruta del infierno que se merece.
Feliz Navidad 2017