Muy pocos políticos tienen la trayectoria de Miguel Ángel Yunes. Habrá quien la envidie y habrá a quien le avergüence. Lo cierto es que en estas cuatro décadas, pocos como él han logrado sobreponerse a tantas derrotas políticas y volver a encumbrarse, incluso, hasta la gubernatura de Veracruz, aunque para ello haya tenido que traicionar a viejos aliados y sembrar con esmero el rencor en muchos enemigos y adversarios.
Sin embargo, luego de salir airoso de tantas reyertas, hoy sus demonios le acechan. Han vuelto del pasado. Ha cultivado particularmente la enemistad de tres personajes de peso completo: Ignacio Morales Lechuga, Dante Delgado Rannauro y Fidel Herrera, a quienes no sólo lastimó en lo político, sino que lo llevó a un terreno personalísimo que hoy amenaza con cobrarle factura. En los dos primeros casos, fue en los tiempos del poder absoluto, los de Secretario General de Gobierno. Con Fidel la rivalidad ha sido permanente.
Las historias son ampliamente conocidas. Acaso las referiremos sólo para dar contexto a la opinión que estos mismos actores tienen más de dos décadas después, cuando ha llegado el tiempo de saldar esos agravios.
Para que nadie lo olvide, el columnista Pancho Garfias lo publicó en Excélsior en año pasado. El episodio sucedió aquel ya lejano 21 de septiembre de 1995. El entonces Secretario General de Gobierno, Miguel Ángel Yunes, envió un grupo de policías a Poza Rica, ocasión en la que Morales Lechuga asistía a un homenaje que le hicieron en la escuela en la que cursó la secundaria. Los agentes llevaban instrucciones específicas de actuar a fondo en contra del notario y su esposa, según relató al columnista. Estos cortaron cartucho, frente a él y su esposa. Morales Lechuga nunca volvió a Veracruz en ese gobierno y guardó celosamente la ofensa para mejores tiempos.
Este miércoles, con el título: “Yunes: corrupción e ineficiencia”, el ex Procurador General de la República y ex embajador de México en Francia revive su historia personal con el gobernador veracruzano, de quien hace un recuento de su oscura historia política. Aquí lo más relevante:
“El gobernador actual de Veracruz ha sido acusado penalmente de múltiples actos de corrupción, de manera especial cuando estuvo al frente del ISSSTE, por denuncia presentada en su contra por la Maestra Elba Esther Gordillo, quién lo acusó de haberse apoderado ilícitamente de más de 3 mil millones de pesos.”
“Lo que llama la atención es el PAN por sus frecuentes llamadas a principios y a la verdad, pues como todos sabemos, en 2015 postularon a Miguel Ángel Yunes como gobernador, no obstante que se ha demostrado por el cúmulo de denuncias que se han presentado en su contra, indicios y evidencias que es tan corrupto como Javier Duarte y además ineficiente. La congruencia hasta ahora no ha sido la nota característica del panismo reciente”.
“En Veracruz después de un año de gobierno, las cuentas reales que ha rendido se resumen en nulo avance en infraestructura y solo 7 mil empleos en un estado que necesita más de 70 mil al año. Los homicidios dolosos ascienden a más de 1,500, los secuestros a más de 160, las violaciones a más de 210 y más de 8 mil denuncias de robo con violencia. Las desapariciones continúan sin control. La deuda pública veracruzana ha aumentado por una renegociación de más de 10 mil millones de pesos para llegar a la cifra de 87 mil millones de pesos”.
Es cierto que no ha dicho nada nuevo. Nada que no se haya publicado antes y algún dato del que carezca la Procuraduría que en su momento el encabezó. Lo relevante está en que ha salido a la luz en los momentos en que como él, muchos se han dado a la tarea de frenar la ambición monárquica de su adversario.
El segundo pendiente se llama Dante Delgado Rannauro. Ningún veracruzano que se precie de serlo desconoce la historia personal de ambos políticos. A la luz del proceso electoral, se ha derramado mucha tinta para recordar aquéllos pasajes y tejer historias de lo que será el desenlace de esta añeja rivalidad. Hoy, caprichoso como es el destino, una buena parte del futuro de Miguel Ángel Yunes podría estar en manos de Dante Delgado.
Si el dirigente nacional del Movimiento Ciudadano decide ser candidato y gana la Gubernatura, la realidad superaría a la ficción: en Veracruz, los gobernadores suelen entregar el poder a su peor enemigo. De esta forma, no hay espacio para la especulación: ni empeñó la dignidad, ni síndrome de Estocolmo; tampoco dormirá con el enemigo y menos aún, transitará del odio al amor. Dante y su Movimiento Ciudadano irán solos a la elección del próximo año.
De Fidel Herrera, el tercero en discordia, la venganza –si es que la hay- será de manera soterrada, nunca de frente. Fidel no es Dante y tampoco Morales Lechuga. Prefiere la oscuridad, el engaño. No hará expresión que ponga en riesgo su proyecto y el de sus hijos. Son muchas las batallas ganadas y no piensa apostar toda la guerra en esta.
Las del estribo…
- Agradezco la observación de los acuciosos lectores. En efecto, luego de tantos años de vivir en Xalapa, el mandatario estatal ni su familia tienen casa aquí. Xalapa no es de su agrado. Pueden tener propiedades –como han documentado diversos medios nacionales- en Estados Unidos, Europa o el Caribe. Pero no en Xalapa. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
- Dante entregó el poder, fue perseguido y encarcelado. Duarte entregó el poder, fue perseguido y encarcelado. No es buen negocio eso de andar entregando el gobierno al peor enemigo. ¿Repetiremos la historia?