En esta segunda parte de la conversación, Oxama narra sus vivencias en la música y hace una serie de reflexiones en torno al hacer periodístico de jazz.

Jazzmósferas

En 1998, un grupo de entusiastas y yo fundamos el club OaxJazz, que tuvo una vida breve pero intensa, y luego, junto al publicista Francisco Rueda y al diseñador, fotógrafo, músico y escritor Canek Sánchez Guevara, éste último nieto del Ché, editamos y publicamos la revista Jazzmósferas. Salieron cuatro números. Por cierto, ambos amigos míos ya fallecieron.

Perdona mi tardanza, te lo ruego

Como te decía hace rato, muy chavo me metí a Bellas Artes, el primer año estuve estudiando guitarra clásica, en el segundo año, cambié la guitarra por el saxofón pero luego abandoné la escuela, no tenía el interés puesto ahí, estaba metido en otras cosas. Yo sabía que la música era algo que traía pero la abandoné durante 10 años y a los 28 años empecé, por un encuentro muy misterioso, con la percusión y fue como amor a primera vista, toqué un tambor y me di cuenta de que era algo que me encantaba hacer y otra vez tomé el camino de la reinvención y empecé a tomar clases y talleres con amigos y a tocar mucho, mucho, mucho.

Amémonos ahora con el jazz / que en otros tiempos nos faltó

Yo creo que me sirvió mucho el hecho de traer un bagaje musical, por haber escuchado tanta música, ya tenía mucha información en la cabeza y la fui filtrando hacia el instrumento. A partir del año 2002, 2003, más o menos, empecé a tocar en proyectos locales y luego, más formalmente, con la cantante Ana Díaz. Después estuve en diversos proyectos de Steven Brown, primero en el grupo Nine Rain y desde hace muchos años en un proyecto de música para cine que se llama Cinema Domingo Orchestra. Aparte he tocado con un montón de músicos locales como las cantantes Susana Harp y Lila Downs, y con varios proyectos grupales.
De las cosas más chidas que tuve es un grupo que empezó siendo el resultado de un taller que daba el trompetista Onésimo García en la Casa de la Cultura y después se constituyeron como un ensamble y se bautizaron como Nunduva Yaa. Lo interesante de ese grupo es que Onésimo y otro de los integrantes de la banda son de origen mixteco y decidieron mezclar sus raíces indígenas y mestizas con el jazz. Fue muy interesante, a mí me gustó mucho y me invitaron a presentar el primer disco.
Después, en el 2005 me invitaron a tocar para un concierto en específico, en los ensayos hubo una química muy bonita, se hizo el concierto, salió muy bien y me invitaron seguir armando cosas con ellos. Al final, la banda se quedó como cuarteto y tocamos durante tres años en esa formación, grabamos un disco en el 2008 y lo presentamos en un montón de lugares, viajamos mucho ese año, incluso fuimos al Jazz Fest en Xalapa. Fue una experiencia muy grata y de esa experiencia queda un disco que se grabó en el 2008, se llama Movimiento contrario.
Ese ha sido mi camino en la música, también ahí me he encontrado y he tenido encuentros muy afortunados con mucha gente con la que he intercambiado información.

No soy nada, yo no tengo más que jazz, / de mi vida, doy lo bueno…

Ya son 21 años haciendo producción de programas de jazz, lo que me satisface mucho de este trabajo es la formación de público, siempre lo tuve bien claro porque a mí me formó la radio; por escuchar en la radio jazz bien locucionado, bien presentado, con información clara, me quedaba claro que la función esencial de hacer periodismo de jazz es abrirle el universo del jazz a otra gente, no hablarle al conocedor de jazz porque, además, las cosas han cambiado mucho, los chicos de ahora escuchan rock, jazz, metal, cumbia, reguetón, escuchan de todo pero en aquella época las tribus eran muy cerradas, si te gustaba el metal, no te podía gustar otra cosa y si te gustaba el jazz o te gustaba la música clásica, todos los demás eran idiotas, te lo digo porque me pasó en Bellas Artes, a un par de maestros de clásico les intentaba explicar o mostrar lo que me interesaba del jazz y me decían no, eso no es música.
Así era el nivel a principios de los noventa, los que sabían de jazz, estaban clavados en ese rollo y solamente se hablaban entre ellos y mi intención era que a cualquier persona pudiera llegar a interesarle, yo me acuerdo que me enamoré de grupos como Spyro Gyra y Yellowjackets y no pensaba si eran mejores o peores que Chick Corea o Pat Metheny o Herbie Hancock, para mí era tan valiosa la música que hace Spyro Gyra o Grover Washington como la que hace Herbie Hancock o Miles Davis, luego, ya con la experiencia te das cuenta que hay ciertos niveles de profundidad, pero que unos no descalifican a otros y que es tan válido que alguien pueda entrar al jazz a través de Kenny G como que entre a través de cualquier otro. Arodi Martínez, por ejemplo, en alguna ocasión me dijo efectivamente, lo primero que escuché fue a Kenny G y me encantó porque no había escuchado nada antes.

En la boca llevas, jazz, sabor a mí

Mi intención ha sido formar públicos y en ese sentido mi programa siempre está intentando hablar en un lenguaje que entiendan todos, intentando no ser demasiado técnico, a veces sí hay cosas que me interesa remarcar de ciertos músicos o de ciertos estilos, pero siempre trato de documentarme y de dar un panorama y un contexto histórico, social, incluso político a veces, cuando he hablado de jazzistas como Gilad Atzmon o como John Zorn o jazzistas que tienen un componente político o racial o cultural en sus propuestas, pero siempre digo el por qué.
Afortunadamente en Oaxaca, aunque no hay una escena jazzística, cuando hay cosas que tienen que ver con el jazz la gente acude porque ya hay un público, obviamente no solo se ha formado por mi programa -en Oaxaca la radio en el jazz comenzó con la fundación de Radio Universidad a principios de los años 60, con pioneros como Virgilio Gómez y José Torrentera, grandes amantes del jazz que donaron discos para la radio y realizaron programas ya en aquellos años-, pero sí me parece que el programa ha ayudado un poco al ser una presencia constante en la radio. La gente ya lo espera, ya sabe a qué hora pasa, lo sintoniza y lo escucha.
Desde que empezó, en 2009, hasta la fecha, El sexto continente ha permanecido en el mismo horario: los martes y los jueves de 10:00 a 11:00 de la noche en la estación local que se llama Global 96.9 FM, que pertenece a la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión. Esa estación está en línea pero también tengo un blog que se llama El Sexto Continente en el que, antes de cada programa subo un pequeño post en el que escribo algunas líneas, pongo la portada del disco, alguna foto y el link a un servidor que es donde voy subiendo los programas. Todos los programas se pueden escuchar en internet vía el blog o las redes sociales, en Twitter es @sextocontinente y en Facebook es El Sexto Continente, además, gracias a esta red de difusores del jazz que hemos tejido, el programa pasa los domingos en Universo Radio 94.9, en Colima, y en Puebla, en los espacios de Solo Jazz en Radio BUAP pasa una vez al mes, el domingo por la noche, entonces el programa ha tenido una buena difusión y una buena circulación y eso permite llegar a otros públicos.
Yo creo que ese es el gran logro que yo podría señalar, el hecho de partir de la formación de públicos, ese es el objetivo y siempre ha sido, para mí, del programa.

(CONTINÚA)

PRIMERA PARTE: La mil y una noches sincopadas
TERCERA PARTE: El jazz en México


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