De muy pocos alcaldes veracruzanos que dejarán sus oficinas el próximo 31 de diciembre se pueden decir cosas buenas. La mayoría se dedicó a navegar de a muertito durante sus años con Duarte, quien les retuvo recursos federales etiquetados que sumarían a esta fecha más de 4 mil millones de pesos, y buena parte de ellos se dedicó enriquecerse a costa de los recursos municipales.

Ya sabemos que tampoco el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares ha dicho que repondrá esos recursos cuya pérdida significó un retraso importante en la infraestructura municipal y comunitaria; al contrario, ha mandado a uno de sus hijos a avisar a los habitantes de los municipios expoliados por su antecesor que, si bien les va, dentro de tres o cuatro años habrá oportunidad de reponerlos.

Esto ha significado que la camada que va para afuera el último minuto de 2017 se caracterice: 1) por no haber hecho nada y solo administrar los magros recursos municipales, 2) robar buena parte del presupuesto y de los pocos recursos federales que les llegaron a fluir; 3) endeudar por décadas la hacienda municipal para obras que, en su gran mayoría, no fueron concluidas porque fueron víctimas de la corrupción, o 4) aprovechar todos los canales de gestión para obtener recursos extraordinarios del gobierno federal en beneficio de sus comunidades.

Estos últimos son los menos, menos. Se pueden contar con los dedos de una mano y, aunque para muchos de sus gobernados y para sus rivales, tienen muchos defectos, lo que les haría refugiarse en un silencio sepulcral a partir de enero, lo cierto es que los números hablan muy bien de ellos y seguirán activos en la política de Veracruz.

Desde mi punto de vista, los alcaldes con un mejor desempeño han sido Américo Zúñiga Martínez (Xalapa), Miguel Ángel Yunes Márquez (Boca del Río), Rolando Olivares Ahumada (Martínez de la Torre) y Juan Manuel Diez Francos (Orizaba).

Yunes Márquez ha estado imbuido en los últimos 12 meses en hacer realidad el sueño de su padre de convertirlo en su sucesor, y por ello se ha alejado parcialmente de sus funciones: su corazón y su mente están concentrados en convertirse en el candidato panista a la gubernatura de Veracruz el próximo año y solo le ha alcanzado para inaugurar el sorprendente Foro Boca, que constituye de los pocos espacios culturales de calidad en la costa del Golfo de México, que significará no solo la oportunidad de conciertos de música clásica sino también de otros espectáculos.

Juan Manuel Diez Francos está por terminar su segundo periodo al frente del ayuntamiento de Orizaba, donde ha recibido un inusitado respaldo no solo popular sino también de otros políticos y de otros partidos, como el gobernador panista de Veracruz, quienes ven en su trabajo administrativo una conjunción de fuerza y de innovación; además, ha transformado su ciudad, donde es empresario.

De los alcaldes de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez, y de Martínez de la Torre, Rolando Olivares Ahumada, nos ocuparemos en esta entrega.

Xalapa: Mucha obra pública, cero deuda pública

Aunque ha tenido muchos diferendos y choques mediáticos, el alcalde electo de Xalapa, Hipólito Rodríguez, de Morena, ha tenido una suerte enorme al suceder en el cargo al priista Américo Zúñiga Martínez, aunque nunca lo reconozca públicamente. De entrada, recibirá un ayuntamiento en orden, sin deuda pública, con una calidad crediticia que no tiene el gobierno de Veracruz. Fitch Ratings la subió de A(mex) a A+(mex) este mes, y es la segunda elevación de la calificadora en la presente administración.

Según el último informe del alcalde, en sus cuatro años al frente de Xalapa se invirtieron casi 2 mil 300 millones de pesos en obras y acciones y la mayor obra pública de la que se tenga memoria sin contratar deuda. Américo informó que en este cuatrienio se destinaron más de 600 millones de pesos a construir 147 kilómetros de infraestructura hidráulica y sanitaria, lo que permitió que miles de familias habiten en condiciones más salubres y dejen de inundarse.

Para mejorar la movilidad, se atendieron y rehabilitaron más de 500 avenidas y calles; 270 de ellas con concreto hidráulico, mixto o asfalto, y drenajes, muros de contención, guarniciones y banquetas, en los casos necesarios. Entre esas vialidades destacan las avenidas Orizaba, Rébsamen, Leopoldo Kiel, Antonio M. Quirasco, Chedraui Caram, Calzada del Tecnológico, Fresnos, Porfirio Díaz, la carretera a Las Cruces, así como los puentes Unión y el ciclopeatonal Juventud.

Para atraer nuevas inversiones a la ciudad, se rehabilitaron integralmente las calles del centro histórico y se rehabilitaron seis parques; además se recuperaron importantes espacios culturales como el Centro Recreativo Xalapeño con el Foro Guadalupe Balderas, el Museo Casa de Xalapa y el Teatro J.J. Herrera.

Aunque muchos se quejaron por las obras en el centro histórico, porque se hicieron cortes prolongados a la circulación, lo cierto es que Xalapa ha recobrado nuevos bríos, gracias principalmente a las gestiones del alcalde a través del senador José Yunes Zorrilla.

El problema que tendrá Hipólito Rodríguez es que la vara quedó sumamente alta, lo que le significará redoblar esfuerzos y dedicar más tiempo a la gobernanza. Por lo demás, hay por ahí un programa para movilidad urbana con muchos millones de dólares para Xalapa y se ha anunciado que quedará un buen colchón financiero para comenzar la administración municipal en mero proceso de recaudación de contribuciones municipales.

Martínez de la Torre se modernizó en cuatro años

Martínez de la Torre vivió en los últimos cuatro años profundos cambios en su infraestructura urbana, que no había vivido por décadas. Los gobiernos municipales precedentes se conformaron con administrar los recursos municipales, sin meter mano en sus calles y avenidas, que mostraban el deterioro de las inundaciones y el descuido de las autoridades municipales.

La de Rolando Olivares Ahumada ha sido, sin duda, un revulsivo en la vida de esta cabecera municipal conocida como la capital de los cítricos. Su legado se expresa en la mejora de la infraestructura vial, el apoyo de las dependencias municipales, en particular el DIF, a la población vulnerable; la reconstrucción de los caminos que comunican a la cabecera municipal con sus congregaciones, la introducción de energía eléctrica, sistemas de agua potable y escuelas a las comunidades rurales y colonias populares, entre otras.

A su capacidad de gestión ante el gobierno federal, con apoyo del senador José Yunes Zorrilla, en tiempos en que el gobierno del estado quitaba en lugar de poner sobre la mesa recursos para obra pública, Rolando Olivares logró la participación ciudadana en varios proyectos. Para dar una idea de lo realizado por el gobierno de este empresario limonero, baste señalar que gestionó recursos para pavimentar calles y avenidas, haciendo un total de 21 kilómetros lineales; asfaltó todos los caminos de todas las zonas rurales del municipio, un total de 45 kilómetros.

El presidente municipal martinense dijo en su informe que en su administración se colocaron más de 8 mil nuevas lámparas con tecnología led; se construyeron 4 mil 450 pisos firmes y 31 mil 340 metros de drenajes sanitarios; 9 kilómetros de red eléctrica, 7 mil metros lineales de canales pluviales para evitar inundaciones a colonias, se construyeron 235 viviendas y se diversificó la oferta educativa.

Quienes van a esa ciudad se sorprenden con el bulevar de acceso al centro, remodelado y rehabilitado con concreto hidráulico, pero también varios circuitos viales y calles que están irreconocibles, tanto en el centro como en las colonias. Una obra que no se entiende por qué sus antecesores nunca se propusieron realizar.

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