Einleitung

A menudo provoca contradicción la búsqueda de propuestas que suscitan un desarrollo verdadero sin menoscabo de  lo que hemos denominado desarrollo humano. Un desarrollo “humano”, no compensatorio del ser, para considerarlo  desarrollo como tal. Los mitos de la modernidad quedan confrontados con la ruptura radical que se pretende con el pasado, y con el mismo presente, que en un instante se convierte en  pasado, ese pasado es presente en el encuentro constante con el futuro, y en ello, los anunciadores de  la “modernidad”, pretenden inscribir como un cambio, en  una tabula rasa el presente, diferido en futuro, pero sin contemplar el pasado, ya que la “modernidad” lo considera como algo no delegado del  pasado, siendo que el pasado, es parte fundamental del conocimiento del presente y del futuro.

Las tecnologías para contener un desarrollo humano como tal, olvidan ese pasado. Esta obliteración, provoca o genera una destrucción creativa, que revoluciona las tecnologías, pero no al hombre en sí, induciendo a ello a considerar al hombre como una entidad del pasado, sin trascendencia, buscando elementos de “desarrollo” con la denominada transhumanización. Los diferentes escenarios, como la constante urbana no organizada, ante una “organización” industrial-tecnológica, va regulando los modos de vida y los comportamientos en ámbitos, que durante el proceso de adaptación, destruyen la condición cognitiva y física del humano, expandiéndose constantemente en los relevos generacionales, que aprenden y entienden que estos comportamientos son hechos en sí del ser humano.   Y la razón, como lo dispuso en Suma contra los gentiles Tomás de Aquino, se limita aún más, ante el desconocimiento de lo verdadero, lo que naturalmente, provoca entonces esa falsedad de “desarrollo”. Los cambios de esos escenarios provocan un poder dominante sobre el colectivo, asumiéndose  impedido el individuo para contener esa “modernización”, lo que hace prácticamente imposible crear o generar una constante en la evolución social, que inundados, como estamos, de efectos saboteadores del pensamiento, poco o nada interesan los bienes de la naturaleza, que organizan u organicen la consciencia de las masas para preservar el bien más preciado del hombre: la vida.

“El Pálido Punto Azul”, como le denominó al planeta Tierra, Carl Sagan,  provocó en la NASA, en 1990, se fotografiara desde la Voyager 1, a 6000 millones de kilómetros de distancia de la Tierra, a la Tierra misma, cuando la sonda se disponía a salir del sistema solar, y en donde el avistamiento de ese punto tan distante, motivó en el pensamiento de Sagan esta concepción: “la Tierra puede carecer de un interés especial. Ese es nuestro hogar, eso somos nosotros. Todos los seres humanos que hayan existido vivieron ahí sus vidas. Miles de confiadas religiones y doctrinas económicas, cada cazador y recolector; cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y plebeyo, joven pareja enamorada, cada madre y padre, niño esperanzado, inventor y explorador. Cada formador de moral; cada político corrupto, cada “superestrella”, cada líder supremo, cada santo y pecador, en la historia de nuestra especie; vivió ahí en una mota de polvo, suspendida en un rayo de sol. La tierra es un pequeñísimo escenario, en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre, derramados por todos esos generales y emperadores, para que en gloria y triunfo, pudieran convertirse en los amos momentáneos, de una fracción de un punto. Piensa en las infinitas visitas crueles de los habitantes de una parte de este pixel, hacia los casi indistinguibles habitantes de cualquier otra parte. La frecuencia de sus malentendidos, la impaciencia por matarse los unos a los otros, lo ferviente que son sus odios. Nuestras posturas; nuestra imaginada auto- importancia, la falsa ilusión de tener una posición privilegiada en el universo, son desafiadas,  por este punto de luz pálida, nuestro planeta. Es una mota solitaria, en esta inmensa envolvente oscuridad cósmica, en nuestra oscuridad, en toda esta inmensa vastedad, no hay ningún  indicio, de que la ayuda vendrá de algún sitio, para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora, capaz de albergar vida; no hay ningún otro sitio. Al menos en un futuro cercano a donde nuestra especie pueda migrar; visitar? Si, establecerse? aun no. Nos guste o no, por el momento la Tierra es en donde estamos. Se ha dicho que la astronomía, es una experiencia constructora de carácter y humildad, quizá no haya mejor demostración de la estupidez de los prejuicios humanos, que esta imagen distante de nuestro diminuto mundo. Para mi, recalca nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amablemente, y de preservar y cuidar El Pálido Punto Azul.. el único hogar.. que jamás hemos conocido”.

Y, más sin embargo, en ese pequeñísimo escenario, en esa insignificancia cósmica, suceden hechos que deterioran la existencia de las masas. En Veracruz, México, importante territorio, aunque insignificancia cósmica, en su grandeza geo-social se derrama sangre que el gobernante niega. Se somete a los ciudadanos, por otros ciudadanos, que tuvieron ambos el infortunio de encontrase inmersos en una espiral de violencia, y que se ven necesitados, unos de actuar por encima del respeto humano, ante las deplorables condiciones de su origen, dañando a los  otros humanos, que viven incarcerados por sus verdugos; los miedos, los gobernantes y el daño colectivo, violentados por los hechos y las palabras, de quienes no alcanzan a entender la urgente necesidad de atender el rezago social.

La existencia en este espacio geográfico, ha sido deteriorada aun más, por la pérdida de la confianza en quien prometió regular el estado de derecho, y no tuvo la capacidad para hacerlo.

Se es grande cuando se escucha, cuando se tiene el entendimiento de ver más allá, como lo mencionaba en las charlas en corto, el pensador acucioso, Froylán Flores Cancela, saber mirar “Con telescopio y lupa”. Y ese telescopio, mira la distancia; la distancia del pasado y del futuro, con una lupa que permite visualizar los paradigmas que enaltecen la función pública, para ser precisamente un hombre de Estado. Y para serlo, se requiere condición de hombre de Estado. De lo contrario el deterioro político en la política, se convierte en adverso a lo que era favorable.

Así, las silenciosas multitudes que se congregan en la similitud de sus pensamientos, se iluminan con una nueva sensación de Libertad inquietante y silenciosa, ante el descontento y la miseria a la que fueron sometidos. Por un discurso en donde campaban la utopía y el romanticismo politiquero-electoral. En estos aspectos y muchos más, la sociedad cristaliza la subsistencia ante el embate recibido.

Y Antes del fin, que oscila en la desesperación, se van acumulando cada vez más dudas, de las verdades más atroces, que van desvelando la ficción, de los siniestros enmascarados  que se revelan a sí mismos, a confesar su incapacidad, mezclada con la soberbia.

Siendo así, que ante las adversidades de una sociedad de desposeídos, la solidaridad social, es un gesto común de encuentro, en donde permanece la esperanza, que permite recordar aquella frase de Ernesto Sabato : “A pesar de las atrocidades ya a la vista, el hombre avanza”. Porque el hombre extraviado en un mundo de túneles y pasillos, genera voluntad de acción, ante la posibilidad de otro encuentro con el fracaso. Y es así, que Antes del fin, el pueblo de Veracruz, ha determinado, que no más de lo mismo.

Haay Dios.. Diría mi  intelecta paisana.