Creo que no hay veracruzano que no desee que a Javier Duarte le empujen cien años de bote por los delitos que cometió.
No hay, estoy seguro, un solo paisano que sienta simpatía por este tipo que ocupó la gubernatura con el único propósito de embolsarse lo más que pudiera, y echar el resto del botín en sus alforjas de ladrón.
Duarte es y será por muchísimos años sinónimo de latrocinio, corrupción e incluso sinónimo de muerte.
Pero de eso a mofarse como lo está haciendo Miguel Ángel Yunes mediante patéticos espectaculares promocionando su primer informe de gobierno hay un mundo de diferencia.
La ira que siente la raza jarocha por Duarte es hasta comprensible porque los robó sin piedad; pero lo que siente Yunes Linares por el sujeto es un odio irracional y enfermizo. Y alguien debe decirle que el odio consume a quien lo tiene.
Ese odio lo ha llevado a poner por los suelos su investidura al idear, promover y autorizar espectaculares donde se ve a Duarte esposado y con un antifaz, mientras al margen derecho aparece el propio Yunes con la leyenda: “Me comprometí a hacer justicia y logré recuperar parte de lo robado”.
Es la hora en que nadie sabe dónde está la parte del botín que presuntamente recuperó para los veracruzanos y lo otro, lo de hacer justicia, está por verse.
Y es que no se puede hablar de justicia cuando de enero a octubre hubo en la entidad mil 491 ejecutados y Veracruz ocupa el primer lugar nacional en ese renglón.
No se puede hablar de justicia cuando el fiscal estatal Jorge Winckler, no le ha podido comprobar a Arturo Bermúdez Zurita, preso en el penal de Pacho Viejo, las decenas de desapariciones forzadas de las que lo acusan.
No se puede hablar de justicia cuando el propio Yunes Linares engañó a los veracruzanos con el cuento de que metería a la cárcel por ladrones, corruptos y otras lindezas, al ex contralor Ricardo García Guzmán y a sus hijos. Y terminó siendo su gran cuate.
No se puede hablar de justicia cuando al parecer ya pactó la libertad de al menos siete diputados federales (señalados de transas, corruptos y ladrones), a cambio de que aporten pruebas para refundir a Duarte.
Con sus espectaculares, Yunes Linares quiere vender la idea de que el mérito en la captura de JDO es de él, cuando fue gracias al trabajo de la oficina de Inteligencia Financiera de la PGR y del Servicio de Administración Tributaria (SAT).
Luego entonces, no se vale que nos quiera ver la cara.
Como tampoco se vale que diga que la autopista Veracruz- Cardel la terminó su gobierno cuando el dinero aportado fue de la federación. No se vale que entregue escuelas como terminadas cuando están inconclusas, y no se vale que presuma de haber apoyado a los damnificados por los sismos y huracanes, cuando la ayuda fue del gobierno federal y de asociaciones civiles ya que su gobierno no aportó ni un paquete de galletas Marías.
En síntesis, no se vale que mienta como pretenderá hacerlo pasado mañana en su primer informe de gobierno, porque la mentira siempre se le revira a quien la dice. Y ahí está el reo Javier Duarte como ejemplo de que el engaño jamás lleva a nada bueno.
PD.
Es justo decir que el odio que siente Miguel Ángel por Duarte, es el mismo que éste siente por aquel, aunque en estos momentos no esté en condiciones de manifestarlo y menos en espectaculares.