El déficit presupuestal del gobierno veracruzano ha sido una constante desde hace una década. Sin embargo, el mayor problema se presentó durante los 6 años de la administración del ex gobernador Javier Duarte, quien parecía dispuesto a gastar mucho más de los recursos disponibles.
Si trasladamos ese déficit a un contexto doméstico, es como imaginar que los ingresos de un hogar representaran diez mil pesos; en tanto que los gastos fueran de 15 mil; no es necesario ser economista para entender que más temprano que tarde la economía familiar colapsaría. Algo similar ocurrió en Veracruz: un desmedido gasto y pocos, limitados ingresos.
El déficit presupuestal se ubicó en 18 mil 115.2 millones de pesos anuales, por lo que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público del gobierno federal recomendó a la administración de Javier Duarte instrumentar acciones para equilibrar ingresos y gastos.
Desde 2016 se diseñó un plan de ajuste, que incluía el recorte de la nómina y la eliminación de gastos no prioritarios; pero todo quedó en buenas intenciones, en planes sin ejecutar, porque la nómina seguía abultada y el pasivo seguía creciendo.
En 2010, el ingreso estatal fue de 24 mil 376.7 millones de pesos; el gasto, de más de 43 mil millones, para un déficit superior a 18 mil 700 millones de pesos.
2011 fue aún peor: ingresos por 30 mil 381 millones; y egresos por 52 mil 700 millones; déficit superior a 22 mil 300 millones de pesos.
En 2012, el déficit fue de casi 21 mil millones.
Y así ocurrió año con año; más de un sexenio se fue entre excesivos gastos, limitados ingresos, abultada deuda pública y casi nada de obra. De los recursos que tuvieron que llegar a los ayuntamientos de forma oportuna, mejor ni hablar. Por si fuera poco, áreas fundamentales en la administración fueron descuidadas, olvidadas, como seguridad, salud y educación.
El gobierno de Javier Duarte mal administró lo poco que había; como es sabido, todo fue derrochado o saquedado. Volviendo a la economía doméstica, el jefe de familia pidió prestado, salió de juerga y saturó sus tarjetas… pero dejó a sus hijos sin útiles escolares, sin calzado, abrigo ni alimento.
Se trata de uno de los temas que abordó este jueves el gobernador Miguel Ángel Yunes, al presentar el proyecto de ley de ingresos y presupuesto de egresos para 2018, mismo que será turnado a la Legislatura del Estado.
Anunció el ejecutivo veracruzano que la intención para 2018 se resolverá el déficit con que opera el gobierno estatal; mismo que en 2016 casi llegó a 20 mil millones de pesos y que en el presente año se pudo reducir a 6 mil millones. Es una buena noticia para la entidad, que se suma a la que dio el propio gobernador cuando anunció la renegociación de la deuda pública.
En cuanto al tema del presupuesto, Yunes Linares habla de incrementos importantes en el dinero que será canalizado el próximo año a seguridad pública, salud, educación, combate a la pobreza, desarrollo agropecuario y obra pública.
25 por ciento de aumento, con relación al presente año, en el presupuesto de la Universidad Veracruzana; 15 por ciento de incremento al Poder Judicial y también a la Fiscalía General del Estado… ¿Cómo se conseguirá esto sin incrementar el déficit ni contratar más deuda?; no parece una pregunta sencilla, sobre todo si se toma en cuenta que también declaró el ejecutivo que no habrá más impuestos. La única respuesta posible es la eficiencia en el cobro; es decir, cobrar lo ya establecido, pero combatir la evasión y la elusión.
Así, lo más probable es que el próximo año veamos en Veracruz un mayor esfuerzo recaudatorio por parte del gobierno estatal, para lo que deben prepararse los empresarios. @luisromero85