En nuestra cultura política, no hay nada más incierto que la verdad. Los analistas y politólogos están acostumbrados al disfrute de la lectura entre líneas, a especular, a descartar el mensaje directo porque “lo que verdaderamente se quiere decir” siempre debe ser interpretado, lo que sirve a la catarsis de conjeturas y conclusiones.
Las cosas dichas de manera franca y directa suelen enfriar las charlas de café. Por eso, muchas veces es muy fácil engañar con la verdad.
Este sábado, Héctor y Pepe Yunes se reunieron con los priistas de Pánuco en un acto de unidad. Un evento preparado hace semanas con toda la intención de prender la chispa del proceso electoral para renovar la Gubernatura del Estado y decirles a los adversarios que no la tendrán fácil si se mantienen en la intención de fundar un maximato monárquico.
Y si para los senadores, el propósito de la reunión era mostrar a la militancia que se mantienen unidos en el objetivo de recuperar la Gubernatura, muchos otros siguen empecinados en buscar señales –por pequeñas que sean- sobre quien será finalmente el candidato priista. Otra vez, a pesar de la interpretación de los mensajes, se quedaron con las ganas.
En otras circunstancias, los mensajes hubieran guardado celosos secretos sobre la ansiada definición. Sin embargo, esta vez, el simbolismo recayó precisamente en la idea que los senadores caminarán juntos hasta el final del proceso, sin importar quién sea el candidato. La unidad significa unidad, sin condiciones ni preposiciones.
Por eso es que el mensaje del senador Héctor Yunes no tiene más interpretación que lo que dijo de manera franca, directa y descarnada. Y por supuesto, esta franqueza lleva sus riesgos.
El oriundo de Soledad de Doblado utilizó un lenguaje duro en una tierra donde las cosas no están fáciles. “Venimos a decirles que a esa batalla no irán solos. Que nos convoquen, como hoy lo hicieron, para acompañarlos y para, políticamente, partirle la madre a los de enfrente”.
Seguramente, el oficialismo yunista operará para victimizarse de un lenguaje echado para adelante, pero que aún en la crispación, guarda las formas. La reyerta será siempre en el plano político, nunca es una arena social que lastime o ponga en riesgo la seguridad de los veracruzanos.
También hizo una mención a quienes se encuentran campeando la tempestad de sus demonios a causa de su responsabilidad en la corrupción del régimen anterior y su entrega política con el gobierno actual. Para ellos, el mensaje fue más que claro: “Que se escondan los que la tienen sucia, los temerosos, los cobardes o los que andan negociando con el gobernador el precio de su impunidad.” Porque comprar y pagar impunidad no es lo mismo.
Y a ellos, como a los que han buscado en la oscuridad el acuerdo con el gobierno yunista, les advirtió sobre el engaño que se cierne sobre ellos. “Venimos a decirles que no obstante su cercanía al mar, no escuchen el canto de las sirenas azules. Que no sé embarquen en una aventura que inició hace apenas 11 meses y que en 13 más va a concluir y para siempre”.
La eventual decisión sobre quien será el candidato es un fantasma que siempre ronda en los eventos donde se encuentran juntos, los cuáles podrían multiplicarse en las próximas semanas. Por eso, todo mundo espera una palabra, una expresión, un mensaje que acabe con la incertidumbre y permita, sin riesgo alguno, sumarse a la bufalada del candidato.
Ellos lo saben y por eso se prodigan afecto y reconocimiento. El sábado, lo que Héctor dijo a Pepe también fue claro y directo: “Borremos hasta el último rastro de duda del respeto, las consideraciones y el entendimiento que siempre, uno a otro, nos hemos dispensado. Cohesionemos con nuestra actitud a la militancia de nuestro partido”. Es claro que no desconocen lo que pasa en su entorno.
Del mensaje de Héctor se pueden rescatar algunos puntos muy importantes que requieren de una interpretación textual: Pepe y Héctor están juntos en el propósito de construir una alternativa política para el estado. Seguramente esta alternativa tomará forma una vez que alguno de los dos sea elegido candidato y cuente con el apoyo absoluto de su compañero de curul.
Para Héctor Yunes, la pretensión de gobernar Veracruz no es una revancha personal, como siempre lo ha sido de Miguel Ángel Yunes. Buscar la gubernatura bajo esta lógica sólo llevaría al estado a prolongar aún más la parálisis social y económica en la que se encuentra.
Y puso como ejemplo las cifras negras que en materia de seguridad –homicidios, secuestros, feminicidios, muertes de niños por la violencia y muchos otros- hoy registra el estado, mientras el Gobernador está entregado por completo a la causa de heredar el cargo a su vástago.
Si algún mensaje entre líneas se pudo leer de la reunión del sábado pasado en Pánuco es que la decisión sobre quien será el candidato a la Gubernatura no está tomada. Así lo sienten incluso la propia militancia que lo mismo se acerca a uno y otro para plantearle sus problemas o solicitar alguna gestión. No hay censura en las expresiones de afecto para uno y otro.
De esta forma, lo que Héctor quiso decir, simplemente lo dijo.
Las del estribo…
- La muerte del doctor David Casanova caló hondo y puso en evidencia el espejismo del éxito boqueño. La mañana de este domingo, doctores de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, bastión político del yunismo azul, se manifestaron por la incapacidad del gobierno estatal para resolver el crimen. Hace unos días, el propio gobernador había entregado un reconocimiento a uno de los médicos más calificados del país.
- Si el Primer Informe de Gobierno –el penúltimo para ser precisos- es tan elocuente como la información que proporcionó la Oficina del Programa de Gobierno para identificar los principales logros de la administración, entonces estamos fritos.