Quienes han estado cerca de él durante estos meses, confirman que en el brazo izquierdo, el ex dirigente estatal del PRD y actual Secretario de Gobierno, Rogelio Franco Castán conserva con celoso agrado el adherible de una conocida florería que reza la leyenda “tengo sed”, mismo que le fue impuesto el primero de diciembre pasado.
Pero más allá de su función decorativa en el gobierno estatal, debe estar agradecido con la vida… y con la política. No cualquiera logra pactar con enemigos acérrimos y convertirse en generoso beneficiario de la franquicia partidista que le tocó ostentar durante varios años.
Quienes aún esperan que se embarque en una nueva aventura electoral, dejando vacía la silla que le asignaron, se equivocan. Así ha estado siempre. La ausencia fue permanente y así lo será sin importar lo que le depare el destino inmediato. Tal vez por ello, como el arreglo en mención, está ávido de una candidatura que le quite la sed.
Y como en política los vacíos se llenan, pues resulta que desde hace algunas semanas ya tenemos nuevo Secretario de Gobierno, cortesía del Organismo Público Local Electoral (OPLE). Y les explico el por qué.
Resulta que ante el evidente y desmedido proselitismo político que lleva a cabo el multifacético presidente municipal de Boca del Río –es alcalde, hijo del gobernador y candidato directo y sin escalas a la gubernatura del estado-, el órgano electoral no tuvo más que sacar una tarjeta amarilla –previo acuerdo con el dueño del equipo-, y solicitarle comedidamente que dejara de viajar por todo el estado, dando clases de cómo se debe gobernar un municipio.
Y pues como el comal no está para bollos, ipso facto encontraron como evadir la recomendación y continuar sin desmayo en su afán por heredar la atribulada silla de su padre: convertirlo en alcalde de gobierno.
Resulta que desde el gobierno estatal anterior, con el sustituto Flavino Ríos contra las cuerdas, emergió de un liderazgo de alcaldes que apostaron por la insurgencia inducida y tomaron por asalto el palacio de gobierno y la Casa Veracruz.
Además, ya entrados en gastos, se dieron el gusto de dar cobijo a ras de piso al niño maravilla y dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya. “Lo que tiene uno qué hacer para ganarse los moches y llegar a la Presidencia”, debió haber pensado entonces.
Ya en el gobierno de su padre, se ha convertido en viajero frecuente para descubrir las maravillas de un estado que se cae literalmente a pedazos. Seguramente su asombro radica en que nunca había recorrido el estado.
Al mismo tiempo, como su hermano Fernando, se ha dado tiempo para acompañar al Gobernador a cuanta gira se le ha ocurrido realizar, de la misma forma en que Carlos, el Príncipe de Gales, llevaba a sus vástagos para conocer su reino británico. Así son las monarquías.
Pero ayer se plano se despojó de prejuicios y asumió su nuevo rol como alcalde de gobierno. Ante la ausencia política de Rogelio Franco, y para evitar la segunda tarjeta amarilla, ha pasado a formar parte del gabinete y es el único con derecho a voz y voto.
Según la crónica de Rodrigo Barranco, de Al Calor Político, “todo empezó cuando el presidente municipal de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez dio un discurso durante el arranque de la construcción del C5 en esa ciudad”. Luego, continúa la nota, retomando las palabras de su hijo, “Yunes Linares recordó que la Constitución dice que es obligación de los tres órdenes de gobierno combatir la inseguridad”.
Y entonces tropezó con su propia lengua. “Termino con un comentario relativo a lo que dijo el Presidente Municipal de Boca del Río; es cierto, los Ayuntamientos no pueden decir no al reclamo social de mayor seguridad”. ¿Acaso no fue exactamente lo contrario de lo que dijo el viernes y que fue el tema de este espacio del día de ayer?
Si los Ayuntamiento no pueden rehuir a una obligación constitucional, ¿por qué el gobierno estatal sí puede hacerlo? Al parecer, durante el fin de semana alguien le obsequió una Constitución federal y recordó lo que se enseña desde las aulas universitarias como responsabilidades indeclinables del Estado.
Para cerrar. Ayer fue un mal día en materia de seguridad para el estado, y en consecuencia para el gobierno. Se confirmó la muerte de un joven que había sido baleado el fin de semana por un policía ministerial en Martínez de la Torre; el Sistema Nacional de Seguridad Pública confirmó que nuestro estado se mantiene a la cabeza en el índice de secuestros y de robo de ganado en todo el país. Y el Senado de la República emitió un Punto de Acuerdo para recordarle al mandatario estatal que sí es su responsabilidad evitar las ejecuciones entre bandas de delincuencia organizada.
En la aldea, ejecutaron a un taxista en Tuxpan y encontraron más muertos en varios municipios de la entidad. Hasta ahora nadie asegura si eran buenos o malos, para saber si vale la pena investigar.
Mientras, la campaña va.
Las del estribo…
- Algo anda muy mal en nuestra sociedad. Casos como los Mara y Mariana –asesinadas por conductores de taxis en Puebla- o el de Jazmín –una subgerente textil asesinada en Tlaxcala- se repiten en cascada. Sus victimarios no son asesinos seriales, sino que se dan el valor de privar de la vida a una mujer porque tienen la seguridad de que no serán castigados. ¿En qué momento nos rompimos?
- Cosas de la transición y el transporte. Muchos ex funcionarios del gobierno duartista que decidieron darse como bono de marcha, entre otras cosas, numerosas concesiones de taxis, han preferido tener los vehículos guardados y sin trabajar, no vaya a ser que la ola azul los alcances y se queden sin el ingreso con el que apenas pagan algunos chuchulucos.