En una reciente conferencia de prensa, el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, se refirió a los problemas que en temas de protección civil ha enfrentado la entidad veracruzana en menos de dos meses: dos sismos, los días 7 y 19 de septiembre, 8.2 y 7.1 grados respectivamente; y dos huracanes, Franklin y Katia, que dejaron fuertes afectaciones en diferentes zonas del estado.
Por fortuna, la respuesta gubernamental y social ha sido determinante en cuanto a la atención a los damnificados; en cuanto a los sismos, habría que destacar que en diferentes puntos de la geografía veracruzana se han organizado grupos no gubernamentales para enviar ayuda humanitaria a las entidades que sí presentaron fuertes problemas: Ciudad de México, Oaxaca y Puebla, principalmente, que acumulan más de 300 víctimas mortales, de acuerdo con el más reciente reporte de Protección Civil.
El pasado viernes, por cierto, Yunes Linares habló de las afectaciones que dejó el más reciente sismo: 202 escuelas y cuatro hospitales con algún tipo de daño.
Sin embargo, en el caso de Veracruz, los mayores problemas del estado no han sido causa de fenómenos naturales, a pesar de que éstos han sido intensos, frecuentes y lamentables por devastadores: el mismo día en que el ejecutivo estatal hablaba de los daños por el terremoto, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que depende de la Secretaría de Gobernación, revelaba las cifras de la inseguridad y el delito en la entidad, mismas que corresponden al mes de agosto.
Aunque se puede hablar de una ligera disminución en cuanto al número total de ilícitos ocurridos en el mencionado mes con relación a julio, la inseguridad y la violencia siguen como problemas de solución pendiente.
Durante agosto, Veracruz registró 639 robos con violencia; 208 robos de vehículos; 306 lesiones dolosas; 122 homicidios dolosos; y 15 secuestros.
Cada día, de acuerdo con los datos oficiales, hubo en Veracruz 20 robos con violencia, 7 robos de autos, 10 lesiones dolosas, y 4 homicidios dolosos; eso sin contar con que cada dos días se cometió un secuestro en territorio estatal.
En el acumulado del año, casi 2 mil 900 lesiones dolosas; 119 secuestros; y más de mil homicidios dolosos.
Para completar una desafortunada realidad para Veracruz, esas cifras se suman a las de la pobreza en la entidad, problema tan indignante como el de la inseguridad.
Datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Coneval, indican que más de 5 millones, dos tercios de los veracruzanos, se encuentran en condición de pobreza o pobreza extrema.
Veracruz pasó de 57.6 por ciento de pobres en 2010, a 52.6 por ciento en 2012; a 58 por ciento en 2014; y de ahí a 62.2 por ciento en 2016. Hoy, en pobreza, Veracruz tiene casi 20 puntos porcentuales más que la media nacional.
En 2010, el estado tenía 4 millones 448 mil personas en pobreza; en 2012, la cifra bajó a 4 millones 141 mil; para 2014 eran 4 millones 634 mil, un nuevo incremento; y hasta el corte de 2016, según Coneval, ya había 5 millones 049 mil pobres en la entidad.
Por otro lado, para completar el desastroso coctel veracruzano, las cifras del endeudamiento estatal, más de 40 mil millones de pesos, mantienen en serios problemas a la actual administración.
Así, podríamos decir que si bien los huracanes, las inundaciones y los sismos provocan daños, pérdidas y tragedia en Veracruz, las mayores desgracias que ha padecido la entidad no se deben a cuestiones naturales, sino a los desastres provocados por la violencia, la pobreza y la corrupción gubernamental. @luisromero85